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Hace una semana asistí, en Estocolmo, y gracias a la invitación de Juan Carlos Rocha, al lanzamiento de la Comisión de la Tierra en la Academia Real de las Ciencias Sueca. Esta Comisión internacional está compuesta por 16 científicos y es presidida por Johan Röckstrom, Joyeeta Gupta y Dahe Qin. Esta es, sin duda, una de las plataformas globales más importantes para discutir y movilizar acciones que nos permitan vivir en un planeta seguro y justo. Ese día, el 31 de mayo de 2023, coincidió con la publicación del artículo “Safe and Just Earth System Boundaries” en la revista Nature que busca, entre otros objetivos, brindar una guía para la próxima generación en temas de sostenibilidad, tanto para el sector público como para el privado. Se trata de una referencia fundamental para quienes quieran iniciarse o profundizar en el tema.
En este texto quiero describir brevemente el marco conceptual de los límites planetarios, ese que hizo posible, en la Comisión de la Tierra, la discusión de los “Límites para un planeta Seguro y Justo”.
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En 2009, el artículo seminal “A safe operating space for humanity” definió los nueve límites planetarios que no debemos transgredir para evitar causar cambios ambientales irreversibles. Estos límites delimitan un espacio seguro con respecto a la capacidad de la biósfera de recuperarse frente a perturbaciones. En ese entonces, tres de los nueve límites ya estaban en una zona de peligro: el límite de cambio climático, el de biodiversidad y el del flujo de nitrógeno.
Para cada uno de los límites se propuso un parámetro, un límite para ese parámetro, un valor de referencia, y se estimó el estado actual. Por ejemplo, para el límite de cambio climático, el parámetro es la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, el límite propuesto es 350ppm, el valor de referencia es el valor preindustrial de esa concentración (287ppm) y el valor actual el valor al 2009 (387ppm).
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El marco conceptual inicial de los límites planetarios fue muy influyente en la teoría y en la práctica. En 2015 un grupo extendido de autores del primer estudio volvió a revisar la propuesta inicial y concluyó que el límite de cambio de uso de la tierra también se encontraba ya en una zona de peligro. No obstante, su influencia y constante revisión, el marco no ha sido ajeno a críticas desde las ciencias de la tierra, la política pública y los estudios del desarrollo.
Una crítica que, justamente, la Comisión de la Tierra busca abordar ahora, porque el marco inicial no tuvo en cuenta la distribución desigual de las causas y consecuencias del deterioro ambiental. En otras palabras, el marco inicial no consideró las vastas contribuciones del campo de la ecología política, por mencionar uno, y otros campos que han centrado su foco de análisis en los conflictos ambientales y de distribución ecológica.
Tomando como premisa fundamental que el bienestar planetario y el humano son interdependientes, la Comisión de la Tierra revisa los nueve límites planetarios iniciales bajo el foco de una dimensión antes ignorada: la justicia entre especies, la justicia entre generaciones (intergeneracional) y la justicia entre países (intrageneracional).
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Si el marco anterior se preguntaba: ¿cómo no afectar los procesos biofísicos fundamentales para mantener la estabilidad del sistema Tierra?, el marco actual se pregunta lo mismo, pero garantizando un acceso mínimo a agua, alimentos, energía e infraestructura para todos los humanos, así como una evaluación de la distribución de los riesgos y vulnerabilidades derivadas de un planeta inestable.
Si el marco anterior “aceptaba” por omisión ciertas injusticias en la distribución de los costos y beneficios de no transgredir los límites, para el marco actual son inaceptables si se busca la estabilidad y la resiliencia planetaria. “No se puede tener un planeta seguro sin un planeta justo”, mencionó Joyeeta Gupta.
La Comisión propone y revisa 5 áreas de procesos críticos: 1. Clima; 2. Aire; 3. Agua; 4. Biodiversidad; y 5. Fertilizantes. También estima, para cada área, el estado actual en el que nos encontramos en términos de un espacio seguro y justo. El panorama no es tranquilizador: casi todos los límites ya han sido sobrepasados y nos encontramos en una zona de peligro tanto en términos ambientales como sociales.
Esta sentencia, más que paralizarnos, debería animarnos a acelerar las transformaciones necesarias en los ámbitos del consumo, del sistema económico, de las tecnologías y de la gobernanza. Algunos temas transversales en el evento fueron la urgencia de políticas redistributivas, cambios voluntarios en los patrones de consumo y el establecimiento de techos al consumo de ciertos bienes; la importancia de la “traducción” entre quienes se mueven en el campo de las ciencias de la tierra y quienes toman decisiones a nivel político y organizacional; la necesidad de cerrar la brecha en implementación que hay en los más de 500 objetivos de sostenibilidad planteados globalmente y en los que solo hay progreso en el 10%; y, por último, la búsqueda de la creatividad y la innovación para asegurar el futuro de las generaciones que vienen.
*Profesora Facultad de Administración - Universidad de los Andes
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