La contaminación atmosférica se asocia con el deterioro cognitivo en hombres mayores
Numerosos estudios han analizado el impacto de la polución, especialmente las partículas finas o PM2.5, en el rendimiento cognitivo de los niños. Un nuevo estudio relaciona ahora esta exposición, incluso a corto plazo, con una merma de dichas funciones también en varones de edad avanzada.
Los últimos datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) indican que casi todos los europeos sufren los efectos de la contaminación atmosférica, que provoca unas 400.000 muertes prematuras en el continente, donde Madrid es la urbe con más muertes asociadas a los altos niveles de dióxido de nitrógeno. Las partículas finas (PM2.5, es decir, de un diámetro inferior a 2,5 micras) suponen el contaminante más peligroso para la salud, con un origen principalmente antropogénico.
Diversas investigaciones han examinado desde hace años cómo este material respirable puede perjudicar el rendimiento cognitivo. En 2019, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por “la Caixa”, apuntó que la exposición a las partículas finas durante la gestación y los primeros años de vida se asocia con una reducción en habilidades cognitivas fundamentales, como la memoria de trabajo y la atención ejecutiva.
Pero no es la única etapa sensible a estos efectos adversos. La contaminación del aire es uno de los riesgos ambientales más frecuentes que afecta desde el desarrollo intrauterino hasta la muerte, aunque se requieren más estudios que examinen sus efectos a corto plazo.
Ahora, un pionero trabajo publicado en la revista Nature Aging ha comprobado la asociación en un breve periodo de tiempo de las PM2.5 con el deterioro de la función cognitiva en 954 hombres blancos de edad avanzada (media de 70 años). Los resultados indican que, si bien dicho desgaste es común entre los adultos mayores, puede acelerarse por factores ambientales, como las partículas finas.
Así, los autores, de China y EE UU, descubrieron que el aumento de los niveles de este material contaminante hasta 28 días antes de la prueba se asociaba con puntuaciones más bajas de la función cognitiva global entre los participantes, incluso a niveles inferiores a los que suelen considerarse peligrosos (aproximadamente ≤10 μg m-3).
“Nuestro estudio es el primero que demuestra que esta exposición, incluso durante unas pocas semanas, puede perjudicar el rendimiento cognitivo”, explica a SINC Xu Gao, primer autor de la investigación y profesor en la Universidad de Pekín (China).
“De la misma forma, cuando las PM2.5 se encontraban en niveles inferiores a los que suelen considerarse peligrosos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el efecto adverso seguía existiendo. Esto sugiere que no existe una zona segura para estas partículas”, añade.
Antiinflamatorios, ¿posible protector?
Estudios anteriores también han investigado el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), destinados a reducir el dolor y la inflamación, como la aspirina, como posible tratamiento del deterioro cognitivo y la demencia. Sin embargo, hasta ahora no se había examinado su uso como posible intervención para limitar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud cognitiva.
El nuevo trabajo sugiere que la huella negativa de la exposición a corto plazo a la contaminación atmosférica fue menor entre los participantes a los que se les recetaron analgésicos comunes. “Estos efectos adversos disminuyeron en las personas que tomaban estos medicamentos antiinflamatorios”, subraya Gao.
Eso sí, los hallazgos solo insinúan que este tipo de fármacos pueden ser un “potencial protector” para este efecto adverso de la contaminación atmosférica. Los autores insisten en la necesidad de estudios más amplios para validar las relaciones entre dicha exposición y la función cognitiva, así como el posible efecto modificador de los AINE.
“Debe ser validado; estos fármacos tienen efectos secundarios que no somos capaces de averiguar en nuestro análisis transversal. Por lo tanto, no podemos decir que las personas deban tomarlos para protegerse específicamente de la contaminación atmosférica”, concluye el investigador chino.
Los últimos datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) indican que casi todos los europeos sufren los efectos de la contaminación atmosférica, que provoca unas 400.000 muertes prematuras en el continente, donde Madrid es la urbe con más muertes asociadas a los altos niveles de dióxido de nitrógeno. Las partículas finas (PM2.5, es decir, de un diámetro inferior a 2,5 micras) suponen el contaminante más peligroso para la salud, con un origen principalmente antropogénico.
Diversas investigaciones han examinado desde hace años cómo este material respirable puede perjudicar el rendimiento cognitivo. En 2019, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por “la Caixa”, apuntó que la exposición a las partículas finas durante la gestación y los primeros años de vida se asocia con una reducción en habilidades cognitivas fundamentales, como la memoria de trabajo y la atención ejecutiva.
Pero no es la única etapa sensible a estos efectos adversos. La contaminación del aire es uno de los riesgos ambientales más frecuentes que afecta desde el desarrollo intrauterino hasta la muerte, aunque se requieren más estudios que examinen sus efectos a corto plazo.
Ahora, un pionero trabajo publicado en la revista Nature Aging ha comprobado la asociación en un breve periodo de tiempo de las PM2.5 con el deterioro de la función cognitiva en 954 hombres blancos de edad avanzada (media de 70 años). Los resultados indican que, si bien dicho desgaste es común entre los adultos mayores, puede acelerarse por factores ambientales, como las partículas finas.
Así, los autores, de China y EE UU, descubrieron que el aumento de los niveles de este material contaminante hasta 28 días antes de la prueba se asociaba con puntuaciones más bajas de la función cognitiva global entre los participantes, incluso a niveles inferiores a los que suelen considerarse peligrosos (aproximadamente ≤10 μg m-3).
“Nuestro estudio es el primero que demuestra que esta exposición, incluso durante unas pocas semanas, puede perjudicar el rendimiento cognitivo”, explica a SINC Xu Gao, primer autor de la investigación y profesor en la Universidad de Pekín (China).
“De la misma forma, cuando las PM2.5 se encontraban en niveles inferiores a los que suelen considerarse peligrosos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el efecto adverso seguía existiendo. Esto sugiere que no existe una zona segura para estas partículas”, añade.
Antiinflamatorios, ¿posible protector?
Estudios anteriores también han investigado el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), destinados a reducir el dolor y la inflamación, como la aspirina, como posible tratamiento del deterioro cognitivo y la demencia. Sin embargo, hasta ahora no se había examinado su uso como posible intervención para limitar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud cognitiva.
El nuevo trabajo sugiere que la huella negativa de la exposición a corto plazo a la contaminación atmosférica fue menor entre los participantes a los que se les recetaron analgésicos comunes. “Estos efectos adversos disminuyeron en las personas que tomaban estos medicamentos antiinflamatorios”, subraya Gao.
Eso sí, los hallazgos solo insinúan que este tipo de fármacos pueden ser un “potencial protector” para este efecto adverso de la contaminación atmosférica. Los autores insisten en la necesidad de estudios más amplios para validar las relaciones entre dicha exposición y la función cognitiva, así como el posible efecto modificador de los AINE.
“Debe ser validado; estos fármacos tienen efectos secundarios que no somos capaces de averiguar en nuestro análisis transversal. Por lo tanto, no podemos decir que las personas deban tomarlos para protegerse específicamente de la contaminación atmosférica”, concluye el investigador chino.