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Cuando se piensa en recursos naturales explotados por los humanos, los primeros en venirse a la mente son el agua, el petróleo, el gas y el carbón, entre otros. Sin embargo, hay un recurso natural que está siendo sobreexplotado sin que se le preste mucha atención: la arena.
La arena, la grava, la piedra triturada y los áridos, en general denominados “recursos de la arena”, son el segundo recurso natural más explotado en el mundo después del agua. De hecho, en las últimas dos décadas su uso se ha triplicado hasta alcanzar una cifra estimada de entre 40.000 y 50.000 millones de toneladas métricas por año, según un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) publicado hoy. (Puede leer: El Acuerdo de Escazú llega nuevamente al Congreso en busca de su ratificación)
La explotación de la arena, señala el Programa, está impulsado principalmente por factores como la urbanización, el crecimiento económico y el cambio climático. Sin embargo, este recurso también desempeña un papel estratégico en la prestación de servicios ecosistémicos, como “la recuperación de tierras y la protección contra las inundaciones en las zonas costeras”.
También ayuda al mantenimiento de la biodiversidad y es el sustento económico de millones de comunidades alrededor del mundo. Sin embargo, “satisfacer la creciente demanda de arena sin transgredir los límites planetarios representa una frontera de la sostenibilidad importante e insuficientemente reconocida”, reconoce el documento. (Le puede interesar: Declarar áreas protegidas no es suficiente para conservar biodiversidad: estudio)
En ese sentido, Pascal Peduzzi, director de la Base de Datos de Recursos Mundiales del Pnuma y principal autor del informe, señaló “si todo nuestro desarrollo depende de la arena, debería reconocerse como un material estratégico”.
Los autores del documento reconocen que la falta de reconocimiento de este recurso lleva a una falta de regulación internacional, para lo cual proponen diez recomendaciones, siendo “reconocer a la arena como un recurso estratégico” la primera de ellas. El segundo punto es incluir perspectivas basadas en el lugar para las transiciones justas de la arena. (También puede leer: “Escucha la Amazonía”: el llamado de diez organizaciones al próximo presidente)
Otras recomendaciones tienen que ver con adoptar marcos políticos y jurídicos estratégicos e integrados a nivel local, regional y mundial, así como monitorear y reportar la propiedad de quienes explotan la arena. “Restaurar los ecosistemas y compensar las pérdidas restantes”, es la décima recomendación.
En últimas, como lo señaló Chris Hackney, investigador de la Universidad de Newcastle y autor del informe, “el objetivo es que la arena pase a ser un producto básico y un material que debe tratarse de la misma manera que otros productos minerales, ya sean depósitos de minerales, agua, petróleo o gas”. (Le puede interesar: Las alertas e inquietudes que revivieron las obras de la vía Ciénaga-Barranquilla)
Ese manejo y regulación es fundamental si se considera que la población mundial podría alcanzar los 10.000 millones de personas para 2050, año para el cual se estima que casi el 70 % de la población viva en ciudades. De igual manera, como lo señala The Guardian, porque “nuevas investigaciones sugieren que más de 1.000 especies de animales y plantas amenazadas de la “lista roja” se ven afectadas por la extracción de arena y grava, y se cree que esa cifra se extiende a 24.000 especies en total”.