La historia de cómo un medicamento casi extingue a los buitres en India
La dramática disminución de los buitres en India ha desatado una crisis sanitaria y ambiental. Un estudio revela cómo la extinción local de estas aves, vitales para el ecosistema, desafía las actuales políticas de conservación y subraya la urgente necesidad de revaluarlas.
La evidencia científica ha dejado claro desde hace un buen tiempo que estamos en medio de la sexta extinción masiva en el planeta, probablemente provocada por la actividad humana. Desde el año 1900, 477 especies de vertebrados se han extinguido globalmente, a un ritmo aproximadamente cien veces superior al que se ha estimado entre las cinco extinciones masivas anteriores. Sin embargo, no reciben tanta atención las llamadas extinciones locales, es decir, cuando una especie desaparece del medio silvestre en una parte del mundo, que son incluso más comunes y que pueden ser, en cierto grado, más peligrosas y críticas.
Justamente, un artículo científico publicado en enero de 2023, pero que se ha retomado con mucha fuerza en los últimos días, pone el énfasis en el estudio de una de esas extinciones locales. La investigación estudia el colapso “catastrófico” y repentino de las poblaciones de buitres en el subcontinente indio. En esa zona del mundo, los buitres han proporcionado servicios críticos de saneamiento ambiental. ¿Cómo así? Solo India reportó para 2019 una población de más de 500 millones de animales en su censo de ganado, más que cualquier otro país del mundo. Los buitres son carroñeros extraordinariamente eficientes y los agricultores históricamente han dependido de ellos para eliminar rápidamente los cadáveres de ganado.
Por ejemplo, pueden consumir la carroña de una vaca entera en cuarenta minutos. Otras especies carroñeras no son tan buenas sustitutas desde el punto de vista sanitario porque dejan carne.
Sin embargo, dice la investigación, en la segunda mitad de la década de 1990, el número de buitres en la India disminuyó en más del 95%. Esto significó que este animal pasó de contarse por decenas de millones a solo unos pocos miles en un evento que los investigadores señalan es la disminución más rápida registrada para una especie de ave y la mayor en magnitud desde la extinción de la paloma migratoria en Estados Unidos. Hoy en día, las tres especies que constituían la mayor parte de la población se consideran en peligro crítico. A medida que los buitres se extinguieron, los servicios ecosistémicos que brindaban también desaparecieron y la carroña que antes consumían, permaneció a la intemperie durante largos períodos de tiempo. (Puede ver: El muro entre EE.UU. y México también está afectando a los animales)
Eso, a su vez, tuvo otros efectos potenciales, como por ejemplo el aumento de la población de ratas y perros salvajes, que son una fuente importante de rabia en la India. Los cadáveres de los animales en descomposición también pueden trasmitir patógenos y enfermedades como el ántrax y contaminar fuentes de agua. La pregunta clave es: ¿qué causó tal disminución en los buitres?
Al principio, todo fue un misterio. No fue sino hasta 2004 que una investigación demostró que varias especies de buitres desarrollaron insuficiencia renal y murieron pocas semanas después de digerir carroña contaminada con incluso pequeños residuos de diclofenaco, un analgésico común, inofensivo para los seres humanos y que ha sido ampliamente recetado desde 1973.
¿Por qué se morían?
El diclofenaco es un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que se utiliza comúnmente en medicina humana y veterinaria para aliviar el dolor y la inflamación. Sin embargo, su uso veterinario ha tenido consecuencias devastadoras para las poblaciones de buitres en la India. En 1994 los agricultores de ese país comenzaron a utilizar este medicamento para tratar su ganado. Desafortunadamente, dice la investigación, el tratamiento del ganado con diclofenaco produjo cadáveres que eran mortales para los buitres. (Puede ver: Boquete de ‘Caregato’ en La Mojana no podrá cerrarse este año, según la UNGRD)
Los informes sobre la disminución de estas aves se comenzaron a notar rápidamente contiguo al uso veterinario de diclofenaco. Observaciones de campo que se realizaron en 1996, por ejemplo, reportaron el avistamiento de solo la mitad de las 353 parejas de buitre que anidaban en el Parque Nacional Keoladeo de Delhi en 1984. Los estudios realizados en 1996 informaron de buitres muertos alrededor de los nidos, en los arbustos y colgando de los árboles En 1999, no había ni una sola pareja de buitres vivos en el sitio.
Al principio se hicieron varias conjeturas sobre la posible causa. Estas hipótesis incluyeron la aparición de una nueva enfermedad en la fauna silvestre o el efecto de la acumulación de pesticidas. Tomó alrededor de una década establecer la raíz real del problema. Sucedió en 2004, cuando un grupo de científicos utilizó datos de autopsias y exposición experimental de buitres al diclofenaco, para demostrar que incluso pocas trazas de ese medicamento en los cadáveres que alimentan los buitres provocaba en las aves insuficiencia renal letal.
Como resultado de esa investigación, el gobierno indio prohibió el uso veterinario de diclofenaco en 2006. Sin embargo, estudios realizados hasta 2018 documentan el uso ilícito desenfrenado de diclofenaco en el ganado, incluso a través del desvío de dosis humanas. Es decir, a pesar de la prohibición, las poblaciones de buitres en esta zona del planeta siguen siendo una fracción minúscula de lo que alguna vez fueron. Los investigadores relatan que la recuperación es difícil porque los buitres tienen una baja fecundidad: una hembra pondrá como máximo un solo huevo cada año. Además, estas aves tardan 5 años en alcanzar la madurez sexual. (Puede ver: Huracán Beryl, ¿un presagio de la temporada de huracanes del 2024?)
Asumiendo que encuentren una pareja, construyan un nido durante seis semanas, pongan un solo huevo y logren alimentar y asegurar la supervivencia de la cría durante cuatro meses, un nuevo buitre estará en camino de reproducirse en aproximadamente cinco años. En ausencia de buitres, los agricultores y los municipios han tenido que utilizar sustitutos que requieren mucha mano de obra o mucho capital. Por ejemplo, pueden enterrar profundamente los cadáveres, pero dado el número de animales de ganado, esto añade altos costos laborales inmensos a la producción.
Dado que estos costos son privados, mientras que los costos de eliminar los animales en vertederos o en el agua son fáciles, no es sorprendente, dice la investigación, que el entierro profundo siga siendo poco común. Los cadáveres del ganado pueden ser también eliminados utilizando incineradores especialmente diseñados, pero son caros de comprar y operar y requieren un mecanismo confiable para asegurar que los agricultores transporten los animales muertos hasta ellos.
Según un informe de 2020 de la Junta Central de Control de la Contaminación de la India que cita el estudio, el país aún no ha adoptado incineradores de ganado como sustituto de los buitres: “Muy pocas ciudades tienen plantas de utilización de cadáveres e incineradores. Una de estas plantas de utilización de cadáveres está instalada en Delhi y un incinerador está en proceso de instalación en Chandigarh”.
El buitre, concluyen los investigadores, “no es un ave particularmente atractiva y provoca emociones bastante diferentes a primera vista en comparación con animales más carismáticos utilizados como emblemas de la conservación de la vida silvestre, como los tigres y los osos panda”. Sin embargo, los resultados sugieren que basar la política de conservación en los valores subjetivos de existencia puede no ser la mejor manera de formular dicha política.
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La evidencia científica ha dejado claro desde hace un buen tiempo que estamos en medio de la sexta extinción masiva en el planeta, probablemente provocada por la actividad humana. Desde el año 1900, 477 especies de vertebrados se han extinguido globalmente, a un ritmo aproximadamente cien veces superior al que se ha estimado entre las cinco extinciones masivas anteriores. Sin embargo, no reciben tanta atención las llamadas extinciones locales, es decir, cuando una especie desaparece del medio silvestre en una parte del mundo, que son incluso más comunes y que pueden ser, en cierto grado, más peligrosas y críticas.
Justamente, un artículo científico publicado en enero de 2023, pero que se ha retomado con mucha fuerza en los últimos días, pone el énfasis en el estudio de una de esas extinciones locales. La investigación estudia el colapso “catastrófico” y repentino de las poblaciones de buitres en el subcontinente indio. En esa zona del mundo, los buitres han proporcionado servicios críticos de saneamiento ambiental. ¿Cómo así? Solo India reportó para 2019 una población de más de 500 millones de animales en su censo de ganado, más que cualquier otro país del mundo. Los buitres son carroñeros extraordinariamente eficientes y los agricultores históricamente han dependido de ellos para eliminar rápidamente los cadáveres de ganado.
Por ejemplo, pueden consumir la carroña de una vaca entera en cuarenta minutos. Otras especies carroñeras no son tan buenas sustitutas desde el punto de vista sanitario porque dejan carne.
Sin embargo, dice la investigación, en la segunda mitad de la década de 1990, el número de buitres en la India disminuyó en más del 95%. Esto significó que este animal pasó de contarse por decenas de millones a solo unos pocos miles en un evento que los investigadores señalan es la disminución más rápida registrada para una especie de ave y la mayor en magnitud desde la extinción de la paloma migratoria en Estados Unidos. Hoy en día, las tres especies que constituían la mayor parte de la población se consideran en peligro crítico. A medida que los buitres se extinguieron, los servicios ecosistémicos que brindaban también desaparecieron y la carroña que antes consumían, permaneció a la intemperie durante largos períodos de tiempo. (Puede ver: El muro entre EE.UU. y México también está afectando a los animales)
Eso, a su vez, tuvo otros efectos potenciales, como por ejemplo el aumento de la población de ratas y perros salvajes, que son una fuente importante de rabia en la India. Los cadáveres de los animales en descomposición también pueden trasmitir patógenos y enfermedades como el ántrax y contaminar fuentes de agua. La pregunta clave es: ¿qué causó tal disminución en los buitres?
Al principio, todo fue un misterio. No fue sino hasta 2004 que una investigación demostró que varias especies de buitres desarrollaron insuficiencia renal y murieron pocas semanas después de digerir carroña contaminada con incluso pequeños residuos de diclofenaco, un analgésico común, inofensivo para los seres humanos y que ha sido ampliamente recetado desde 1973.
¿Por qué se morían?
El diclofenaco es un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que se utiliza comúnmente en medicina humana y veterinaria para aliviar el dolor y la inflamación. Sin embargo, su uso veterinario ha tenido consecuencias devastadoras para las poblaciones de buitres en la India. En 1994 los agricultores de ese país comenzaron a utilizar este medicamento para tratar su ganado. Desafortunadamente, dice la investigación, el tratamiento del ganado con diclofenaco produjo cadáveres que eran mortales para los buitres. (Puede ver: Boquete de ‘Caregato’ en La Mojana no podrá cerrarse este año, según la UNGRD)
Los informes sobre la disminución de estas aves se comenzaron a notar rápidamente contiguo al uso veterinario de diclofenaco. Observaciones de campo que se realizaron en 1996, por ejemplo, reportaron el avistamiento de solo la mitad de las 353 parejas de buitre que anidaban en el Parque Nacional Keoladeo de Delhi en 1984. Los estudios realizados en 1996 informaron de buitres muertos alrededor de los nidos, en los arbustos y colgando de los árboles En 1999, no había ni una sola pareja de buitres vivos en el sitio.
Al principio se hicieron varias conjeturas sobre la posible causa. Estas hipótesis incluyeron la aparición de una nueva enfermedad en la fauna silvestre o el efecto de la acumulación de pesticidas. Tomó alrededor de una década establecer la raíz real del problema. Sucedió en 2004, cuando un grupo de científicos utilizó datos de autopsias y exposición experimental de buitres al diclofenaco, para demostrar que incluso pocas trazas de ese medicamento en los cadáveres que alimentan los buitres provocaba en las aves insuficiencia renal letal.
Como resultado de esa investigación, el gobierno indio prohibió el uso veterinario de diclofenaco en 2006. Sin embargo, estudios realizados hasta 2018 documentan el uso ilícito desenfrenado de diclofenaco en el ganado, incluso a través del desvío de dosis humanas. Es decir, a pesar de la prohibición, las poblaciones de buitres en esta zona del planeta siguen siendo una fracción minúscula de lo que alguna vez fueron. Los investigadores relatan que la recuperación es difícil porque los buitres tienen una baja fecundidad: una hembra pondrá como máximo un solo huevo cada año. Además, estas aves tardan 5 años en alcanzar la madurez sexual. (Puede ver: Huracán Beryl, ¿un presagio de la temporada de huracanes del 2024?)
Asumiendo que encuentren una pareja, construyan un nido durante seis semanas, pongan un solo huevo y logren alimentar y asegurar la supervivencia de la cría durante cuatro meses, un nuevo buitre estará en camino de reproducirse en aproximadamente cinco años. En ausencia de buitres, los agricultores y los municipios han tenido que utilizar sustitutos que requieren mucha mano de obra o mucho capital. Por ejemplo, pueden enterrar profundamente los cadáveres, pero dado el número de animales de ganado, esto añade altos costos laborales inmensos a la producción.
Dado que estos costos son privados, mientras que los costos de eliminar los animales en vertederos o en el agua son fáciles, no es sorprendente, dice la investigación, que el entierro profundo siga siendo poco común. Los cadáveres del ganado pueden ser también eliminados utilizando incineradores especialmente diseñados, pero son caros de comprar y operar y requieren un mecanismo confiable para asegurar que los agricultores transporten los animales muertos hasta ellos.
Según un informe de 2020 de la Junta Central de Control de la Contaminación de la India que cita el estudio, el país aún no ha adoptado incineradores de ganado como sustituto de los buitres: “Muy pocas ciudades tienen plantas de utilización de cadáveres e incineradores. Una de estas plantas de utilización de cadáveres está instalada en Delhi y un incinerador está en proceso de instalación en Chandigarh”.
El buitre, concluyen los investigadores, “no es un ave particularmente atractiva y provoca emociones bastante diferentes a primera vista en comparación con animales más carismáticos utilizados como emblemas de la conservación de la vida silvestre, como los tigres y los osos panda”. Sin embargo, los resultados sugieren que basar la política de conservación en los valores subjetivos de existencia puede no ser la mejor manera de formular dicha política.
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