La incertidumbre del sector lácteo en Colombia
A través de programas de asistencia técnica, financiamiento y laboratorios de alta calidad, el Gobierno Nacional busca fortalecer a los productores de leche y sus derivados para aumentar su competitividad.
Redacción Medio Ambiente
José Antonio Martínez es uno de los 112 campesinos que hacen parte de Coocampo, una cooperativa de Boyacá constituida por pequeños y medianos productores de leche que trabajan en los municipios de Chiquinquirá, Briceño y Saboyá.
Se juntaron con el objetivo de hacerle frente a la difícil situación por la que estaban pasando después de que Colombia firmara un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea y Estados Unidos que, dicen, los dejó rezagados en el mercado. Martínez tiene 50 años y 48 vacas que le producen 400 litros de leche por día. Cada litro, sumando gastos de ordeño, concentrado, medicamentos, vitaminas, desinfectantes, melazas, henos y demás, le cuesta $650 y Parmalat se lo compra después a $954.
“Este es un gremio golpeado, llevamos diez años en los que nos vienen pagando la leche al mismo precio de siempre, mientras todos los insumos ganaderos suben drásticamente. Muchos han decidido migrar a las ciudades porque aquí no les alcanza la plata, las familias se están desintegrando”, comenta Martínez, con tono de decepción.
El Gobierno colombiano, consciente de que el sector lácteo no contaba con las herramientas suficientes para hacerle frente a esa oleada internacional que se avecinaba, firmó un acuerdo con la Unión Europea (UE) por 30 millones de euros, cerca de 90.000 millones de pesos, para mejorar así la competitividad del gremio, a través de la disminución de los costos de producción, el incremento de la productividad y la diversificación del mercado interno y externo.
La idea era concebir al sector como un aliado fundamental en la economía nacional, en la generación de empleo, en la seguridad alimentaria, la superación de la pobreza y el desarrollo regional. Más ahora cuando el país se enfrenta a un escenario de posconflicto, con especial atención en el campo y los campesinos.
Y es que el sector no es cualquier cosa, 22 departamentos en Colombia son productores lácteos, siendo Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Nariño, Caquetá y Cesar las zonas más destacadas. El sector representa el 2,3 % del PIB nacional y el 24,3 % del PIB pecuario del país, además de generar cerca de 717.434 empleos directos.
“Este es un tema de desarrollo, de idear las condiciones de la paz y de sustituir la ganadería extensiva por explotaciones más eficientes que generan más empleo y son más amigables con el medio ambiente”, explica Francisco García, jefe de cooperación de la UE en Colombia.
Según datos de García, en los últimos cuatro años se han logrado implementar cerca de 60.000 hectáreas de praderas mejoradas y sistemas silvopastoriles, lo que significa que son pastos más productivos, contaminan menos y reducen los gastos de alimentación del ganado. También se han capacitado técnicamente a 257 productores y se ha aumentado la cantidad de leche que pasa por control de calidad, llegando a 3.381 millones de litros, lo que aumenta su valor en el mercado hasta un 8 %.
Para la directora de Propaís, María Lucía Castrillón, la apertura de los mercados con el TLC es “muy importante para que las empresas que han conquistado el mercado interno puedan conquistar ahora los internacionales. Esta sana competencia ayuda para que los productores trabajen para fortalecerse y así tener productos con los más altos estándares de calidad”.
Sin embargo, para Yuri Marentes, directora del departamento de estudios económicos de la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac), el sector lácteo está muy quedado para competir con los precios internacionales, entre muchas razones, porque muchos de los fertilizantes y pesticidas que usan los productores son importados, lo que eleva los costos de manera significativa.
“Tenemos registro de 395.215 unidades productoras de leche en Colombia, de las cuales el 80,7 % corresponden a pequeños productores, que tienen entre una y 15 vacas, y no pueden producir a gran escala para competir con un mercado internacional tan robusto. Tampoco hay una cultura de asociatividad donde puedan mejorar conjuntamente, ni buenas vías en todos los municipios para facilitarles el transporte, ni tecnologías novedosas, ni una política pública clara donde se vean los resultados”, comenta Marentes.
En 2015, según Analac, la producción de leche nacional fue de 18 millones de litros por día, pero sólo el 50 % tuvo una comercialización formal, que es aquella que puede distribuirse a cadenas reconocidas como Parmalat, Alpina y Colanta, gracias a que cumplen con los estándares de calidad. La otra mitad se quedó en el escenario informal, por lo que no es apta para competir con otros mercados.
El mismo Ministerio de Agricultura reconoce la situación y asegura que “Colombia no es un país exportador de leche y sus derivados”, aunque los esfuerzos público-privados han servido para abrir el mercado a Chile, Costa Rica, EE.UU., México, Panamá; Rusia y Bangladesh.
A septiembre de este año, por ejemplo, Colombia exportó tan solo 631 toneladas de leche y productos derivados, mientras se importaron 47.000 toneladas provenientes, principalmente, de Estados Unidos, México, Francia, Uruguay, Polonia y Ecuador.
El costo de producción es el principal problema para los campesinos, que sienten que no se les paga lo suficiente y tampoco reciben la capacitación necesaria para mejorar sus estándares y sacarles mayor provecho a sus productos.
Según Analac, en los últimos siete años lo que se le ha pagado al productor ha disminuido en 12 %, mientras al consumidor, en los supermercados, se le aumenta hasta un 20 %.
Pese a que el panorama es incierto para el sector lácteo, el Gobierno Nacional, con el apoyo de la Unión Europea, espera seguir fortaleciendo el sector lácteo con programas de asistencia técnica, financiamiento y laboratorios de alta calidad para que los productores nacionales aumenten su competitividad y alcancen mercados internacionales.
José Antonio Martínez es uno de los 112 campesinos que hacen parte de Coocampo, una cooperativa de Boyacá constituida por pequeños y medianos productores de leche que trabajan en los municipios de Chiquinquirá, Briceño y Saboyá.
Se juntaron con el objetivo de hacerle frente a la difícil situación por la que estaban pasando después de que Colombia firmara un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea y Estados Unidos que, dicen, los dejó rezagados en el mercado. Martínez tiene 50 años y 48 vacas que le producen 400 litros de leche por día. Cada litro, sumando gastos de ordeño, concentrado, medicamentos, vitaminas, desinfectantes, melazas, henos y demás, le cuesta $650 y Parmalat se lo compra después a $954.
“Este es un gremio golpeado, llevamos diez años en los que nos vienen pagando la leche al mismo precio de siempre, mientras todos los insumos ganaderos suben drásticamente. Muchos han decidido migrar a las ciudades porque aquí no les alcanza la plata, las familias se están desintegrando”, comenta Martínez, con tono de decepción.
El Gobierno colombiano, consciente de que el sector lácteo no contaba con las herramientas suficientes para hacerle frente a esa oleada internacional que se avecinaba, firmó un acuerdo con la Unión Europea (UE) por 30 millones de euros, cerca de 90.000 millones de pesos, para mejorar así la competitividad del gremio, a través de la disminución de los costos de producción, el incremento de la productividad y la diversificación del mercado interno y externo.
La idea era concebir al sector como un aliado fundamental en la economía nacional, en la generación de empleo, en la seguridad alimentaria, la superación de la pobreza y el desarrollo regional. Más ahora cuando el país se enfrenta a un escenario de posconflicto, con especial atención en el campo y los campesinos.
Y es que el sector no es cualquier cosa, 22 departamentos en Colombia son productores lácteos, siendo Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Nariño, Caquetá y Cesar las zonas más destacadas. El sector representa el 2,3 % del PIB nacional y el 24,3 % del PIB pecuario del país, además de generar cerca de 717.434 empleos directos.
“Este es un tema de desarrollo, de idear las condiciones de la paz y de sustituir la ganadería extensiva por explotaciones más eficientes que generan más empleo y son más amigables con el medio ambiente”, explica Francisco García, jefe de cooperación de la UE en Colombia.
Según datos de García, en los últimos cuatro años se han logrado implementar cerca de 60.000 hectáreas de praderas mejoradas y sistemas silvopastoriles, lo que significa que son pastos más productivos, contaminan menos y reducen los gastos de alimentación del ganado. También se han capacitado técnicamente a 257 productores y se ha aumentado la cantidad de leche que pasa por control de calidad, llegando a 3.381 millones de litros, lo que aumenta su valor en el mercado hasta un 8 %.
Para la directora de Propaís, María Lucía Castrillón, la apertura de los mercados con el TLC es “muy importante para que las empresas que han conquistado el mercado interno puedan conquistar ahora los internacionales. Esta sana competencia ayuda para que los productores trabajen para fortalecerse y así tener productos con los más altos estándares de calidad”.
Sin embargo, para Yuri Marentes, directora del departamento de estudios económicos de la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac), el sector lácteo está muy quedado para competir con los precios internacionales, entre muchas razones, porque muchos de los fertilizantes y pesticidas que usan los productores son importados, lo que eleva los costos de manera significativa.
“Tenemos registro de 395.215 unidades productoras de leche en Colombia, de las cuales el 80,7 % corresponden a pequeños productores, que tienen entre una y 15 vacas, y no pueden producir a gran escala para competir con un mercado internacional tan robusto. Tampoco hay una cultura de asociatividad donde puedan mejorar conjuntamente, ni buenas vías en todos los municipios para facilitarles el transporte, ni tecnologías novedosas, ni una política pública clara donde se vean los resultados”, comenta Marentes.
En 2015, según Analac, la producción de leche nacional fue de 18 millones de litros por día, pero sólo el 50 % tuvo una comercialización formal, que es aquella que puede distribuirse a cadenas reconocidas como Parmalat, Alpina y Colanta, gracias a que cumplen con los estándares de calidad. La otra mitad se quedó en el escenario informal, por lo que no es apta para competir con otros mercados.
El mismo Ministerio de Agricultura reconoce la situación y asegura que “Colombia no es un país exportador de leche y sus derivados”, aunque los esfuerzos público-privados han servido para abrir el mercado a Chile, Costa Rica, EE.UU., México, Panamá; Rusia y Bangladesh.
A septiembre de este año, por ejemplo, Colombia exportó tan solo 631 toneladas de leche y productos derivados, mientras se importaron 47.000 toneladas provenientes, principalmente, de Estados Unidos, México, Francia, Uruguay, Polonia y Ecuador.
El costo de producción es el principal problema para los campesinos, que sienten que no se les paga lo suficiente y tampoco reciben la capacitación necesaria para mejorar sus estándares y sacarles mayor provecho a sus productos.
Según Analac, en los últimos siete años lo que se le ha pagado al productor ha disminuido en 12 %, mientras al consumidor, en los supermercados, se le aumenta hasta un 20 %.
Pese a que el panorama es incierto para el sector lácteo, el Gobierno Nacional, con el apoyo de la Unión Europea, espera seguir fortaleciendo el sector lácteo con programas de asistencia técnica, financiamiento y laboratorios de alta calidad para que los productores nacionales aumenten su competitividad y alcancen mercados internacionales.