La Mojana, una historia que se repite y se repite
Lo que está pasando en La Mojana es muy inquietante. Tras el rompimiento del dique Caregato, el agua del río Cauca inundó cultivos y casas. Pero es una situación que se había presentado años atrás y muchos esperaban que se repitiera. ¿Qué lecciones nos ha dejado el pasado? ¿Cómo convivir con el agua?
María Paula Lizarazo
El pasado 6 de mayo el dique “Caregato” de La Mojana volvió a colapsar por creciente del río Cauca. El gobernador de Bolívar, Yamil Arana, advirtió que miles de familias podrían quedar damnificadas.
No es la primera vez que esto sucede en La Mojana, una subregión eminentemente hídrica. Está constituida por 11 municipios de diferentes departamentos como Antioquia, Sucre, Bolívar y Córdoba.
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El pasado 6 de mayo el dique “Caregato” de La Mojana volvió a colapsar por creciente del río Cauca. El gobernador de Bolívar, Yamil Arana, advirtió que miles de familias podrían quedar damnificadas.
No es la primera vez que esto sucede en La Mojana, una subregión eminentemente hídrica. Está constituida por 11 municipios de diferentes departamentos como Antioquia, Sucre, Bolívar y Córdoba.
En 2021, protagonizó una emergencia a causa del rompimiento del dique Caregato, que contenía aguas del río Cauca, en el municipio de San Jacinto del Cauca (Bolívar), dejando 254.000 damnificados. De hecho, a inicios de este año, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) anunció que se logró cortar el flujo de agua del río Cauca a la altura de Caregato, lo que permitiría que los damnificados, campesinas y campesinos que vivían de la cosecha del arroz, regresaran a sus tierras después de 30 meses.
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Debido a la reciente emergencia, la UNGRD se reunió con autoridades regionales y locales para discutir “estrategias de solución inmediata para abordar la emergencia, así como planes a mediano y largo plazo para fortalecer la infraestructura y prevenir futuros desastres”.
En palabras de Carlos Carillo, director de la Unidad, el panorama es “bastante preocupante, nuevamente el río sobrepasó la construcción que venía haciéndose de un dique y en este momento tenemos una gran preocupación por los campesinos y las personas que están perdiendo su ganado y sus cultivos”. También fue enfático en que un contratista “serio tiene que responder”.
El gobernador Arana añadió que se van a agotar todas las capacidades para ayudar a la población afectada, realizar un censo y proveer asistencia humanitaria con víveres y materiales de refugio.
Aunque todavía no hay un censo sobre la población que estaría en situación vulnerable, la emergencia ya ha afectado los cultivos y el ganado de familias campesinas. Según la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, desde el 6 de mayo esta cartera se encuentra en constante comunicación con los líderes y voceros de la región, además, con apoyo del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), se encuentran trabajando “hombro a hombro” con el Comité de ganaderos de La Mojana para movilizar ganado a zonas seguras.
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Aun así, a través de redes sociales, los ganaderos continúan pidiendo ayuda: “Un SOS al gobierno nacional para ayudar a estos campesinos ganaderos que a raíz de 3 años de inundación de sus predios en La Mojana prácticamente lo han perdido todo, hasta la esperanza del cierre de Caregato… Miseria total en la región”.
¿Qué tan cantada estaba esta emergencia? ¿Por qué, después de años, se sigue hablando de la urgencia de ordenar el territorio alrededor del agua sin que haya cambios de fondo?
En abril, el Ministerio de Ambiente anunció una inversión de 2,1 billones de pesos para la restauración ecológica de La Mojana. Por esos mismos días, la Corporación Pacto Social por la Mojana – Corpomojana, denunció que las obras del cierre del dique se encontraban paradas porque no se habían girado los recursos necesarios y anunció que a partir del 1 de mayo la subregión entraría en paro indefinido.
Luego, a finales de abril, la Defensoría del Pueblo advirtió que, ante nuevas filtraciones en el dique, el Gobierno debía “pasar de meros anuncios a soluciones efectivas”. En diciembre de 2023 la Defensoría ya había hecho un llamado al Tribunal de Cundinamarca para que se pronunciara y acelerara la toma de decisiones sobre el caso de La Mojana, ante la acción popular que esa entidad interpuso para restablecer los derechos de la población afectada contra los ministerios de Ambiente y Agricultura, la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres y el Fondo de Adaptación.
Años de problemas en La Mojana
Luego de la emergencia de 2021, tal como lo contamos en estas páginas, 2022 y 2023 fueron años complejos para esa subregión. Sus habitantes continuaron denunciando daños por el desbordamiento del río Cauca y el retraso de las obras de reconstrucción a cargo de la UNGRD, además que insistían en que no veían soluciones de fondo.
La mayoría de mojaneros dormían en cambuches sobre la carretera o contaban con balsas en sus viviendas para no ser arrastrados por las crecientes. Y, por la permanencia de inundaciones, no podían sembrar o tener ganado. Mientras tanto, avanzaban las discusiones sobre reasentar a la población.
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Con las diferentes emergencias que se presentan en Colombia cada vez que hay temporada de lluvias, vuelve a discutirse la falta de un ordenamiento alrededor del agua. Solo por recordar algunas cifras, en la última emergencia, hacia noviembre de 2022 hubo más de 740.000 damnificados y alrededor de 7.000 viviendas quedaron destruidas en el país.
Según el libro Territorios anfibios en transición, del Instituto Humboldt, la situación de La Mojana se viene formando desde hace siglos. Tras el desprendimiento cultural que causó la Colonia de las prácticas de los pobladores de la subregión (prácticas adaptativas como cultivos estacionales), las comunidades campesinas se alejaron “culturalmente de sus raíces anfibias” y presentaron “una ruptura con los pulsos de inundación, perdiendo su capacidad adaptativa a la dinámica natural de la región”.
El Índice municipal de riesgo de desastres ajustado por capacidades, del Departamento Nacional de Planeación, muestra los municipios en los que la población se puede ver afectada por inundaciones, avenidas torrenciales o movimientos en masa. Según ese Índice, en el 75 % de los departamentos confluyen los tres tipos de amenazas: unos 6,7 millones de personas en Colombia son vulnerables socialmente y están expuestas a condiciones más críticas de amenazas hidrometeorológicas. Entre los territorios en riesgo, se incluyen el departamento de Bolívar y la subregión de La Mojana.
Con este panorama vuelven a surgir varias preguntas: ¿Cómo reordenar el territorio? ¿Cómo trasladar a las poblaciones que terminaron en esas zonas vulnerables e incluso cómo brindarles nuevas actividades económicas? Como advierte el Instituto Humboldt, a estas inquietudes se sumarían los efectos del cambio climático.
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Las difíciles condiciones del territorio, además de “los desplazamientos debido al conflicto armado, y la degradación ambiental, son situaciones que hacen que esta región esté muy expuesta a los efectos e impactos de la variabilidad climática y del cambio climático”, señala el libro.
El profesor Jorge Escobar, PhD en Mecánica de Fluidos Ambiental, explicó en Pesquisa Javeriana, que “cuando uno revisa la historia, cada dos o tres años, hay un rompimiento”, que en el caso de Caregato ha ocurrido “tres veces en los últimos treinta años. No parece tener sentido invertir tanto dinero frecuentemente para arreglar un desastre que se puede manejar”. El cierre de Caregato requirió una inversión de $130.000 millones.
Según señaló Escobar, la solución debe ser que “los tres medios de vida que hay en la zona, es decir, ganaderos, agricultores y pescadores, puedan coexistir sin los altos riesgos de lo que ha pasado hasta ahora”.
Por ahora, entre las medidas adelantadas ante la reciente emergencia, la Unidad informó que ya se desplegaron tres máquinas para trabajar en las reparaciones necesarias y mitigar los efectos de la emergencia. Mientras tanto, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), anunció que en junio el fenómeno de El Niño entrará en una fase neutral para dar paso a La Niña, que se empezaría a manifestar entre julio y septiembre, y se estaría presentando como fenómeno predominante a lo largo del segundo semestre de este año. Eso quiere decir que se esperará un aumento de lluvias, especialmente en las regiones Andina y Caribe, donde está La Mojana.
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