La OMS da directrices para que los residuos de antibióticos no contaminen los ríos
¿Qué tiene que ver esto con la resistencia antimicrobiana? Se estima que en 2019, más de 1 millón de muertes podrían haber sido atribuidas a infecciones resistentes a los antibióticos, y 4.95 millones de muertes estaban asociadas con la resistencia bacteriana.
La Organización Mundial de la Salud publicó las primeras orientaciones sobre la contaminación por antibióticos procedente de su fabricación. Aunque parezca un tema alejado del día a día, no lo es tanto. La organización advierte que se han documentado ampliamente los altos niveles de antibióticos en los cuerpos de agua aguas abajo de los lugares de fabricación. Es decir, los residuos de antibióticos liberados durante el proceso de producción pueden contaminar ríos y otros cuerpos de agua cercanos. Esa contaminación no está regulada en gran medida y puede estar contribuyendo a la resistencia a los antibióticos.
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La Organización Mundial de la Salud publicó las primeras orientaciones sobre la contaminación por antibióticos procedente de su fabricación. Aunque parezca un tema alejado del día a día, no lo es tanto. La organización advierte que se han documentado ampliamente los altos niveles de antibióticos en los cuerpos de agua aguas abajo de los lugares de fabricación. Es decir, los residuos de antibióticos liberados durante el proceso de producción pueden contaminar ríos y otros cuerpos de agua cercanos. Esa contaminación no está regulada en gran medida y puede estar contribuyendo a la resistencia a los antibióticos.
Esa resistencia sucede cuando las bacterias (que pueden contagiar a los humanos) evolucionan para sobrevivir a los efectos de los antibióticos que normalmente las eliminarían. ¿Por qué? Porque en los ríos o aguas contaminadas con residuos de antibióticos, también hay bacterias. Estas bacterias pueden entonces desarrollar o adquirir genes de resistencia a esos antibióticos. Estas bacterias resistentes pueden proliferar y transmitir sus mecanismos de resistencia a otras bacterias, lo que reduce la eficacia de los tratamientos antibióticos y complica la lucha contra infecciones bacterianas en todo el mundo.
Se estima que en 2019, más de 1 millón de muertes podrían haber sido atribuidas a infecciones resistentes a los antibióticos, y 4.95 millones de muertes estaban asociadas con la resistencia bacteriana.
“Los residuos farmacéuticos de la fabricación de antibióticos pueden facilitar la aparición de nuevas bacterias resistentes a los medicamentos, que pueden propagarse por todo el mundo y amenazar nuestra salud. El control de la contaminación derivada de la producción de antibióticos contribuye a que estos medicamentos que salvan vidas sigan siendo eficaces para todos” dijo Yukiko Nakatani, Subdirectora General interina de la OMS para la resistencia a los antimicrobianos (RAM). Además, una vez distribuidos los antibióticos, no se informa a los consumidores sobre cómo desecharlos cuando no se utilizan, por ejemplo, cuando caducan o cuando se termina el tratamiento, pero todavía queda antibiótico, lo que aumenta el problema.
Diversos organismos internacionales solicitaron estas orientaciones, entre ellos el Consejo Ejecutivo de la OMS, los ministros de salud del G7 y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
¿Qué dicen las orientaciones?
Las orientaciones se han elaborado en estrecha colaboración con un grupo diverso de expertos internacionales que representan a instituciones académicas, organismos de regulación, inspectores, organizaciones internacionales como el PNUMA y otros sectores. Un borrador se sometió a consulta y se recibieron comentarios de la industria y de otras partes interesadas. La guía propone una progresión gradual de la industria en el cumplimiento de esto, permitiendo tiempo para la mejora de la capacidad y del sistema, de manera que el acceso a los antibióticos no se vea comprometido.
“Proporcionan una base científica independiente e imparcial para que los organismos reguladores, los responsables de compras, los inspectores y la propia industria incluyan en sus normas un control sólido de la contaminación por antibióticos”, dijo Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS. “Fundamentalmente, el fuerte enfoque en la transparencia equipará a los compradores, los inversores y el público en general para tomar decisiones que tengan en cuenta los esfuerzos de los fabricantes para controlar la contaminación por antibióticos”.
La complementa otras orientaciones sobre la garantía de calidad y seguridad de los productos farmacéuticos, como las Buenas Prácticas de Manufactura (GMP) de la OMS, y reconoce la necesidad de proteger el suministro y el acceso asequible a los antibióticos, especialmente para las poblaciones vulnerables. Por ello, incluye medidas para una mejora progresiva y una implementación gradual (como plazos realistas específicos para el cumplimiento), así como incentivos (como reembolsos y subsidios).
En cuanto a acciones, por ejemplo, la guía busca que las instalaciones de fabricación cuenten con procesos de tratamiento terciario o avanzado capaces de reducir las bacterias heterotróficas (además de la eliminación lograda mediante tratamiento biológico) antes de liberar el efluente líquido contaminado a alcantarillas o cuerpos de agua. En cuanto a los residuos sólidos, el asunto es más complejo.
Los antibióticos y las bacterias resistentes en residuos sólidos pueden representar un riesgo para la salud si no se gestionan adecuadamente. A diferencia de los sistemas líquidos, la evidencia sobre niveles seguros de antibióticos en medios sólidos (como suelos) es menos desarrollada, por lo que es difícil determinar niveles seguros de antibióticos o bacterias resistentes en estos residuos, dice el organismo en su guía. Por esta razón, los objetivos para los riesgos asociados con residuos sólidos se expresan a través de tecnologías y objetivos de rendimiento específicos para los tratamientos.
Entre algunas de las recomendaciones, todos los residuos sólidos deben ser tratados y eliminados mediante tecnologías especificadas. Si se utilizan métodos como la incineración o el vertido en vertederos seguros, esto debe contar con la aprobación de las autoridades locales. Las instalaciones de fabricación son responsables de desarrollar, implementar y reportar los planes de gestión de riesgos para asegurar que los objetivos establecidos. Según la guía, se debe seguir un proceso estructurado para identificar y manejar riesgos. Esto incluye evaluar, monitorear, analizar y reportar para entender el desempeño de los procesos relevantes que podrían contribuir al lanzamiento no deseado de antibióticos.
Para entender completamente el proceso de fabricación, es necesario que el fabricante mapee el sistema de producción y los flujos de residuos en cada sitio. Estas recomendaciones se inscriben en el concepto de “una sola salud”, que se refiere a la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental. Este enfoque integral reconoce que los sistemas de producción y los residuos no solo afectan directamente a la salud de las personas, sino también al entorno en el que se desarrollan y a los ecosistemas circundantes.
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