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«Las alertas y las medidas tempranas salvan vidas», defendió en un mensaje en vídeo el secretario general de la ONU, António Guterres, que ha encargado a la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que prepare un plan de acción para remediar la situación.
La OMM presentará ese plan en la próxima conferencia de Naciones Unidas sobre el clima, que se celebrará el próximo noviembre en Egipto. Ya avanzó que será necesaria una inversión de 1.500 millones de dólares durante los próximos cinco años.
«En la actualidad, un tercio de la población mundial, principalmente en los países menos adelantados y en los pequeños estados insulares en desarrollo, sigue sin estar cubierta por sistemas de alerta temprana. En África, la situación es aún peor: carece de cobertura el 60 % de las personas. Esto es inaceptable, sobre todo teniendo en cuenta que los efectos climáticos sin duda se agravarán», recalcó Guterres.
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¿Qué son las alertas?
Los llamados sistemas de alerta temprana son mecanismos que permiten a los habitantes de una zona saber cuándo se acercan fenómenos meteorológicos que pueden ser peligrosos, desde inundaciones a sequías, pasando por olas de calor y tormentas.
Los sistemas vigilan la situación en tiempo real tanto en tierra como en el mar, lo que permite predecir muchos de estos posibles desastres y adelantarse a los peligros.
Habitualmente, incluyen notificaciones de emergencia a través de teléfonos móviles y otras vías para alertar a la población, así como planes de respuesta ante distintas situaciones.
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¿Por qué son importantes?
Según las organizaciones internacionales, este tipo de sistema es una de las formas más efectivas y más baratas de salvar vidas frente a los efectos del cambio climático, que está disparando el número de fenómenos meteorológicos peligrosos.
Un informe de la OMM explica que entre 1970 y 2019 hubo de media un desastre climático o vinculado al agua cada día, cobrándose 115 vidas diarias y generando pérdidas de 202 millones de dólares.
Durante ese periodo, el número de desastres registrados no dejó de aumentar, pero gracias a los mejores sistemas de alerta y de respuesta se redujo considerablemente el número de muertes.
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Según un estudio de 2019, tener aviso de una tormenta o de una ola de calor con 24 horas de antelación puede reducir los daños en un 30 % y con una inversión de 800 millones de dólares en estos mecanismos, los países en vías de desarrollo podrían evitar pérdidas anuales de entre 3.000 y 16.000 millones de dólares.
Una buena inversión
En un comunicado, el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, aseguró que invertir en estos sistemas ofrece uno de los mayores retornos posibles en el ámbito de la adaptación al cambio climático.
Según Taalas, durante los próximos cinco años será necesario gastar unos 1.500 millones de dólares para mejorar la calidad de estos servicios y las infraestructuras vinculadas, sobre todo en los países con menos recursos.
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«No será fácil, será complicado, pero cuando uno mira al coste potencial de los recursos para hacer esto realidad, es una mera fracción, un simple error de redondeo en los 14 billones movilizados por los países del G20 durante los últimos dos años para recuperar sus economías de la covid-19», dijo a los periodistas un alto funcionario de la ONU que pidió no ser identificado.
Tras este anuncio, la OMM tiene previsto convocar a organismos, países y entidades que trabajan en este ámbito para diseñar un plan con el que dar cobertura a toda la población del mundo. Fuentes de este organismo adelantaron que se espera combinar varias fuentes de financiación, tanto públicas como privadas, para lograr la meta.