La otra COP16 sobre desertificación de la tierra también terminó de manera agridulce
los países terminaron sin un acuerdo vinculante sobre la forma de combatir este fenómeno, indicaron el sábado los participantes.
La COP16 contra la desertificación celebrada en Arabia Saudita terminó de manera agridulce. Tras dos semanas de intensas negociaciones sobre cómo hacer frente a la degradación de tierras, la desertificación y la sequía, los más de 200 países se comprometieron a priorizar la restauración de tierras y la resiliencia a la sequía en las políticas nacionales y la cooperación internacional. Sin embargo, los países terminaron sin un acuerdo vinculante sobre la forma de combatir este fenómeno, indicaron el sábado los participantes.
“Nuestro trabajo no termina con la clausura de la COP16. Debemos seguir haciendo frente a la crisis climática con una llamada a la inclusión, la innovación y la resiliencia. Los jóvenes y los pueblos indígenas deben estar en el centro de estas conversaciones. Su sabiduría, sus voces y su creatividad son indispensables para construir un futuro sostenible con esperanzas renovadas para las generaciones venideras”, señaló la Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Amina J. Mohammed.
La degradación, desertificación y sequía no son problema fácil: amenaza la seguridad alimentaria, el acceso al agua y los medios de vida de más de 1,500 millones de personas en todo el mundo, especialmente en las regiones más vulnerables. Según la ONU, más del 40% de las tierras del planeta están degradadas.
Según el balance que hace la ONU, entre los principales acuerdos alcanzados en la COP16 están la creación de un Caucus para los Pueblos Indígenas y un Caucus para las Comunidades Locales con el fin de garantizar que sus perspectivas y los retos específicos que enfrentan estén adecuadamente representados; la continuación de la Interfaz Ciencia-Política de la Convención para reforzar la toma de decisiones basada en la ciencia; y la movilización del sector privado en el marco de la iniciativa Business4Land.
Naciones Unidas también celebró que esta fue la COP más inclusiva: desde que comenzó, el pasado 2 de diciembre, reunió más de 20.000 participantes, unos 3.500 de ellos de la sociedad civil. En el discurso de clausura, el Presidente de la COP16, el Ministro de Medio Ambiente, Agua y Agricultura de Arabia Saudí, Abdulrahman Alfadley, afirmó que espera “que los resultados de esta sesión conduzcan a un cambio significativo que refuerce los esfuerzos para preservar la tierra, reducir su degradación, aumentar las capacidades para enfrentar la sequía y contribuir al bienestar de las comunidades de todo el mundo”.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) necesita al menos 2,6 billones de dólares en inversiones totales para 2030 para restaurar más de 1.000 millones de hectáreas de tierras degradadas y aumentar la resiliencia a la sequía. Esto equivale a 1 billón de dólares en inversiones diarias de aquí a 2030 para alcanzar los objetivos mundiales de restauración de tierras.
Un informe de la CNULD, La amenaza mundial de las tierras áridas: Tendencias regionales y mundiales de la aridez y proyecciones futuras, revela que alrededor del 77,6% de la superficie terrestre ha experimentado condiciones más secas desde la década de 1990 en comparación con el período anterior de 30 años.
Esta es la tercera gran cita internacional climática que se cierra sin acuerdo en estas últimas semanas, tras la COP sobre biodiversidad celebrada en Cali (Colombia) entre octubre y noviembre, y la reunión internacional de Busan, en Corea del Sur, para la consecución de un tratado mundial contra los plásticos.
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La COP16 contra la desertificación celebrada en Arabia Saudita terminó de manera agridulce. Tras dos semanas de intensas negociaciones sobre cómo hacer frente a la degradación de tierras, la desertificación y la sequía, los más de 200 países se comprometieron a priorizar la restauración de tierras y la resiliencia a la sequía en las políticas nacionales y la cooperación internacional. Sin embargo, los países terminaron sin un acuerdo vinculante sobre la forma de combatir este fenómeno, indicaron el sábado los participantes.
“Nuestro trabajo no termina con la clausura de la COP16. Debemos seguir haciendo frente a la crisis climática con una llamada a la inclusión, la innovación y la resiliencia. Los jóvenes y los pueblos indígenas deben estar en el centro de estas conversaciones. Su sabiduría, sus voces y su creatividad son indispensables para construir un futuro sostenible con esperanzas renovadas para las generaciones venideras”, señaló la Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Amina J. Mohammed.
La degradación, desertificación y sequía no son problema fácil: amenaza la seguridad alimentaria, el acceso al agua y los medios de vida de más de 1,500 millones de personas en todo el mundo, especialmente en las regiones más vulnerables. Según la ONU, más del 40% de las tierras del planeta están degradadas.
Según el balance que hace la ONU, entre los principales acuerdos alcanzados en la COP16 están la creación de un Caucus para los Pueblos Indígenas y un Caucus para las Comunidades Locales con el fin de garantizar que sus perspectivas y los retos específicos que enfrentan estén adecuadamente representados; la continuación de la Interfaz Ciencia-Política de la Convención para reforzar la toma de decisiones basada en la ciencia; y la movilización del sector privado en el marco de la iniciativa Business4Land.
Naciones Unidas también celebró que esta fue la COP más inclusiva: desde que comenzó, el pasado 2 de diciembre, reunió más de 20.000 participantes, unos 3.500 de ellos de la sociedad civil. En el discurso de clausura, el Presidente de la COP16, el Ministro de Medio Ambiente, Agua y Agricultura de Arabia Saudí, Abdulrahman Alfadley, afirmó que espera “que los resultados de esta sesión conduzcan a un cambio significativo que refuerce los esfuerzos para preservar la tierra, reducir su degradación, aumentar las capacidades para enfrentar la sequía y contribuir al bienestar de las comunidades de todo el mundo”.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) necesita al menos 2,6 billones de dólares en inversiones totales para 2030 para restaurar más de 1.000 millones de hectáreas de tierras degradadas y aumentar la resiliencia a la sequía. Esto equivale a 1 billón de dólares en inversiones diarias de aquí a 2030 para alcanzar los objetivos mundiales de restauración de tierras.
Un informe de la CNULD, La amenaza mundial de las tierras áridas: Tendencias regionales y mundiales de la aridez y proyecciones futuras, revela que alrededor del 77,6% de la superficie terrestre ha experimentado condiciones más secas desde la década de 1990 en comparación con el período anterior de 30 años.
Esta es la tercera gran cita internacional climática que se cierra sin acuerdo en estas últimas semanas, tras la COP sobre biodiversidad celebrada en Cali (Colombia) entre octubre y noviembre, y la reunión internacional de Busan, en Corea del Sur, para la consecución de un tratado mundial contra los plásticos.
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