La perrita criolla que escribe en la Filbo
Linda Guacharaca es la autora de “La vida es linda”, un libro que cuenta cómo pasó de vivir en las calles a ser una viajera de talla mundial. Es el segundo libro financiado por “crowfunding” en Colombia.
Maria Mónica Monsalve /@mariamonic91
A Linda, una perrita criolla oriunda del Meta, la llamaron así para contradecir a toda la gente que, al verla pasar, decía: ¡Qué horror! ¡Qué perra tan fea! Su segundo nombre, Guacharaca, vino más tarde cuando, debido a una plaga de pulgas que colonizó todo su cuerpo lo único que Linda hacía era “rasca, rasca, rasca”. La primera vez que la llevaron al veterinario, después de ser recogida en una gasolinera, donde apenas sobrevivía tras ser arrollada por un carro, el médico registró en su libreta el ingreso de una perra criolla, coja y negra. Tras darle un buen baño, la anterior información tuvo que ser tachada. En realidad, Linda era dorada.
Lo anterior no lo cuenta ningún humano –o, como diría Linda, ningún bípedo–. En cambio, lo escribe ella, desde su punto de vista perruno, en su primer libro, La vida es linda, de Ediciones Guacharaca. Una historia donde se plasma todo lo que puede atravesarse por la mente de una perra al pasar de vivir abandonada en las calles de Colombia hasta convertirse en una viajera de tiempo completo.
La historia de Linda, por lo menos la que cuenta el libro, comienza cuando se encuentra con Yamila Fakhouri, española, abogada y profesora de la Universidad de los Andes que ya lleva un tiempo viviendo en Colombia. Desde entonces, comenta Fakhouri, quedaron unidas por la resistencia y la lucha. Pues mientras Linda tuvo que aprender a caminar casi de ceros, ella se enfrentó al reto de tener un perro por primera vez en su casa.
“Me acuerdo que yo al principio la miraba de lejos. Me encontraba con este personaje de dientes, cola larga y era como tener un extraterrestre sentado en mi sofá, pero un ser vivo divino, entonces, desde mi ignorancia, me tuve que meter en su cabeza para entenderlo todo”, comenta.
Así, a pesar de su cojera, Linda pasó a convertirse en su compañera de aventuras. Juntas han estado en lugares como Barcelona o Valencia, en España, o en Mompox, Cartagena y la Ciénega de Pijiño, en Colombia. Claro, lo que implica que Linda ya sepa cómo comportarse en un avión, en una flota, una moto y hasta en una canoa. “A ella la perciben como mi sombra. Antes de entrar a los hostales, por ejemplo, le digo quédate sentada, juiciosa, para que la gente vea que eres equilibrada”, agrega Fakhouri.
Es así como Linda, que además ya tiene varios seguidores en redes sociales, cuenta con un estilo de vida que cualquier mochilero envidiaría. Sobre todo porque, a pesar de ser un perro, es capaz de ver la vida con cierta perspicacia.
“Otra cosa bien diferente –escribe Linda refiriéndose a Barcelona y a Bogotá– es que los carros, en cuanto poníamos una pata en la calle, en lugar de acelerar para ganar muchos puntos, por una colisión doble, o de sortearnos, haciendo derrapar las ruedas, se detenían a varios metros de distancia y sonreían mientras desfilábamos hasta el otro andén como dos damas victorianas”.
Un libro con financiamiento colectivo
Pero detrás de la vida de Linda también se esconde otra curiosa historia: la de cómo se hizo y financió el libro. “Yo llevaba año y medio buscando una editorial y, aunque algunas mostraban interés, al final me decían que les parecía muy riesgoso”, comenta Fakhouri.Después de tocar varias puertas en vano, empezaron una campaña de financiamiento colectivo o crowfunding hacia mediados del año pasado. Una estrategia en la que se visibiliza la idea de un proyecto en una plataforma en red y las personas que estén interesadas en apoyarlo van dando sus aportes según puedan. En el caso de La vida es linda, para estimular más a las personas, se les daban unas “ñapas” como poder pasar un día con Linda o ganarse una sesión fotográfica con la perrita viajera.
Con el tiempo, fue llegando financiación desde Colombia y España. Tanto que superaron la meta y lograron imprimir un tiraje de 1.000 libros en diciembre del año pasado y ya van con su segunda edición, publicada en abril. Lo que, según explica Fakhouri , convierte a La vida es linda en el segundo libro financiado a través de crowfunding en todo Colombia.
En la Feria del Libro 2017, Linda estará dando autógrafos –o más bien estampas de su pata– el día de hoy de 4:00 a 7:00 p.m.
Mañana también estará en un conversatorio con Unitintamedios, con quienes se hizo la producción editorial del libro, donde Linda ya prometió “ladrar sus experiencias”. Pues después de todo, habrá muchos que quieran conocer el “particular tumbao de Linda Guacharaca”.
A Linda, una perrita criolla oriunda del Meta, la llamaron así para contradecir a toda la gente que, al verla pasar, decía: ¡Qué horror! ¡Qué perra tan fea! Su segundo nombre, Guacharaca, vino más tarde cuando, debido a una plaga de pulgas que colonizó todo su cuerpo lo único que Linda hacía era “rasca, rasca, rasca”. La primera vez que la llevaron al veterinario, después de ser recogida en una gasolinera, donde apenas sobrevivía tras ser arrollada por un carro, el médico registró en su libreta el ingreso de una perra criolla, coja y negra. Tras darle un buen baño, la anterior información tuvo que ser tachada. En realidad, Linda era dorada.
Lo anterior no lo cuenta ningún humano –o, como diría Linda, ningún bípedo–. En cambio, lo escribe ella, desde su punto de vista perruno, en su primer libro, La vida es linda, de Ediciones Guacharaca. Una historia donde se plasma todo lo que puede atravesarse por la mente de una perra al pasar de vivir abandonada en las calles de Colombia hasta convertirse en una viajera de tiempo completo.
La historia de Linda, por lo menos la que cuenta el libro, comienza cuando se encuentra con Yamila Fakhouri, española, abogada y profesora de la Universidad de los Andes que ya lleva un tiempo viviendo en Colombia. Desde entonces, comenta Fakhouri, quedaron unidas por la resistencia y la lucha. Pues mientras Linda tuvo que aprender a caminar casi de ceros, ella se enfrentó al reto de tener un perro por primera vez en su casa.
“Me acuerdo que yo al principio la miraba de lejos. Me encontraba con este personaje de dientes, cola larga y era como tener un extraterrestre sentado en mi sofá, pero un ser vivo divino, entonces, desde mi ignorancia, me tuve que meter en su cabeza para entenderlo todo”, comenta.
Así, a pesar de su cojera, Linda pasó a convertirse en su compañera de aventuras. Juntas han estado en lugares como Barcelona o Valencia, en España, o en Mompox, Cartagena y la Ciénega de Pijiño, en Colombia. Claro, lo que implica que Linda ya sepa cómo comportarse en un avión, en una flota, una moto y hasta en una canoa. “A ella la perciben como mi sombra. Antes de entrar a los hostales, por ejemplo, le digo quédate sentada, juiciosa, para que la gente vea que eres equilibrada”, agrega Fakhouri.
Es así como Linda, que además ya tiene varios seguidores en redes sociales, cuenta con un estilo de vida que cualquier mochilero envidiaría. Sobre todo porque, a pesar de ser un perro, es capaz de ver la vida con cierta perspicacia.
“Otra cosa bien diferente –escribe Linda refiriéndose a Barcelona y a Bogotá– es que los carros, en cuanto poníamos una pata en la calle, en lugar de acelerar para ganar muchos puntos, por una colisión doble, o de sortearnos, haciendo derrapar las ruedas, se detenían a varios metros de distancia y sonreían mientras desfilábamos hasta el otro andén como dos damas victorianas”.
Un libro con financiamiento colectivo
Pero detrás de la vida de Linda también se esconde otra curiosa historia: la de cómo se hizo y financió el libro. “Yo llevaba año y medio buscando una editorial y, aunque algunas mostraban interés, al final me decían que les parecía muy riesgoso”, comenta Fakhouri.Después de tocar varias puertas en vano, empezaron una campaña de financiamiento colectivo o crowfunding hacia mediados del año pasado. Una estrategia en la que se visibiliza la idea de un proyecto en una plataforma en red y las personas que estén interesadas en apoyarlo van dando sus aportes según puedan. En el caso de La vida es linda, para estimular más a las personas, se les daban unas “ñapas” como poder pasar un día con Linda o ganarse una sesión fotográfica con la perrita viajera.
Con el tiempo, fue llegando financiación desde Colombia y España. Tanto que superaron la meta y lograron imprimir un tiraje de 1.000 libros en diciembre del año pasado y ya van con su segunda edición, publicada en abril. Lo que, según explica Fakhouri , convierte a La vida es linda en el segundo libro financiado a través de crowfunding en todo Colombia.
En la Feria del Libro 2017, Linda estará dando autógrafos –o más bien estampas de su pata– el día de hoy de 4:00 a 7:00 p.m.
Mañana también estará en un conversatorio con Unitintamedios, con quienes se hizo la producción editorial del libro, donde Linda ya prometió “ladrar sus experiencias”. Pues después de todo, habrá muchos que quieran conocer el “particular tumbao de Linda Guacharaca”.