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Un nuevo estudio, que analiza datos de la vegetación amazónica tomados por satélite, ha revelado que la resiliencia de la selva amazónica −la capacidad de recuperarse de sucesos como las sequías o los incendios−, ha disminuido sistemáticamente en más de tres cuartas partes del ecosistema desde principios de la década de 2000.
La investigación, llevada a cabo por Chris Boulton y Tim Lenton, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), y Niklas Boers, de la Universidad Técnica de Múnich y el Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania), ilustra la necesidad de minimizar el uso de la tierra por parte de los humanos en la región amazónica y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Los resultados se publicaron en la revista Nature Climate Change (Puede leer: Hallan con vida a hombre que llevaba 16 días perdido en páramo de Cundinamarca)
Según los autores, la Amazonia podría alcanzar pronto un punto de inflexión, cuyo cruce desencadenaría una muerte regresiva de la vegetación y convertiría gran parte de la selva en sabana. Esto tendría importantes repercusiones en la biodiversidad, el almacenamiento global de carbono y el cambio climático.
No está claro cuándo podría alcanzarse ese punto crítico, pero el estudio afirma que la pérdida de resiliencia es “consistente” con la proximidad de un punto de inflexión. “Muchos investigadores han teorizado que podría alcanzarse un punto de inflexión, pero nuestro estudio aporta pruebas empíricas vitales de que nos estamos acercando a ese umbral”, indica Boers. (Le puede interesar: ¿Las pinturas de La Lindosa retratan a extintos mamíferos?)
“Si se cruza, las consecuencias serían devastadoras a muchos niveles. El mundo, Sudamérica y Brasil perderían un importante ecosistema que proporciona muchos de sus servicios, como la regulación del clima y el agua, la biodiversidad, el contexto cultural y el suministro de alimentos, por nombrar solo algunos”, advierte Alex Koberle, investigador del Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres (Reino Unido) en declaraciones al Science Media Centre (SMC) de Reino Unido.
Pérdida pronunciada
Los científicos analizaron 30 años de datos obtenidos vía satélite, lo que reveló la disminución de la resiliencia desde principios de la década de 2000, con pérdidas más pronunciadas en las zonas más secas, así como en las regiones situadas a menos de 200 kilómetros de grandes explotaciones y asentamientos.
“Esto es alarmante, ya que los modelos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) proyectan un secado general de la región amazónica en respuesta al calentamiento global antropogénico”, señala Boers. (También puede leer: “Vida silvestre no juega papel significativo en la propagación del covid-19″: OMS)
El estudio utilizó varias fuentes de datos, incluidos los de la profundidad óptica de la vegetación (VOD, por sus siglas en inglés), una medida de la biomasa total de los árboles y otras plantas en una zona determinada.
A pesar del cambio climático, las precipitaciones medias en la Amazonia no han cambiado drásticamente en las últimas décadas. Sin embargo, las estaciones secas se han alargado y las sequías se han vuelto más frecuentes y graves.
Las mediciones de VOD del estudio sugieren que la biomasa general ha disminuido ligeramente, pero la pérdida de resiliencia es mucho más pronunciada. Los investigadores hacen hincapié en esta distinción entre la resiliencia y el “estado” medio de la selva tropical. (Puede leer: Deforestación en la Amazonia brasileña podría ser la peor en 15 años, alerta ONG)
“La selva puede tener más o menos el mismo aspecto, pero puede estar perdiendo resiliencia, lo que hace que se recupere más lentamente de un acontecimiento importante como una sequía”, explica Lenton, director del Instituto de Sistemas Globales de Exeter (Reino Unido).
“Estudios anteriores basados en simulaciones por ordenador indicaban que grandes partes de la Amazonia pueden estar abocadas a la muerte regresiva antes de mostrar un fuerte cambio en el estado medio. Nuestro análisis observacional muestra ahora que en muchas zonas la desestabilización parece estar ya en marcha”, advierte Boulton.
El momento de actuar
“Nuestro novedoso análisis de datos empíricos aporta pruebas adicionales a la preocupación por la capacidad de recuperación de los bosques, especialmente en un futuro próximo”, afirma Lenton. “Confirma que es necesario limitar fuertemente la tala, pero también limitar las emisiones globales de gases de efecto invernadero, para salvaguardar la Amazonia”. (Le puede interesar: Los incendios en la Amazonia están afectando a los murciélagos)
“El paso de un punto de inflexión de este tipo dificultaría aún más la consecución de nuestro objetivo de emisiones netas en todo el mundo, debido a la pérdida del ‘servicio gratuito’ proporcionado por el sumidero de carbono de la Amazonia, que actualmente elimina parte de nuestras emisiones”, indica Chantelle Burton, científica del Centro Hadley de la Oficina Meteorológica (Reino Unido) en declaraciones al SMC.
Sin embargo, parece que aún hay tiempo para actuar: “Nuestro estudio muestra que el Amazonas se está acercando a un punto de inflexión, pero también que es probable que aún no lo haya cruzado”, concluye Boers.