Las 10 catástrofes climáticas más caras del 2024
Un nuevo informe recopila las catástrofes climáticas más costosas del año, entre las que se encuentran los huracanes del Caribe, las tormentas e inundaciones en Europa y Asia, entre otras. La sequía en Bogotá, por otra parte, fue uno de los eventos más “notables”.
La intensidad de la gran mayoría de las emergencias climáticas que se registraron en 2024, y que, en gran medida, están relacionadas con el cambio climático desencadenado por las actividades humanas, han tenido un alto costo para los países y para las personas.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
La intensidad de la gran mayoría de las emergencias climáticas que se registraron en 2024, y que, en gran medida, están relacionadas con el cambio climático desencadenado por las actividades humanas, han tenido un alto costo para los países y para las personas.
Para ponerlo en perspectiva, las inundaciones que afectaron a Chocó, La Guajira y Santander en noviembre de 2024 —exacerbadas por el cambio climático— causaron daños de cerca de $1,7 billones en cuestión de una semana, según cifras de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastre (UNGRD).
Estas cifras hacen parte del acumulado de pérdidas que han significado estos eventos en el mundo. Para magnificar los costos económicos de estos eventos a nivel mundial, la ONG Christian Aid publicó un informe en el que recopila las diez catástrofes climáticas más caras de 2024, que, en conjunto, suman USD $228.765 millones y, al menos, 2.000 muertes.
Como puede observarse en el gráfico que acompaña esta nota, entre las catástrofes más costosas se encuentran las tormentas en Estados Unidos, los huracanes en el Caribe, las inundaciones en Valencia (España), China y Brasil, entre otros.
El costo económico de los desastres naturales se hizo a través de las estimaciones de empresas aseguradoras, agencias de calificación crediticia, bancos internacionales y otras empresas del sector financiero como AON, Morningstar DBRS y RBC Capital. De esta manera, estas cifras corresponden a la activación de pólizas de seguro de bienes asegurados en la zona de ocurrencia de los desastres.
Un ejemplo de estos desastres, y su cuantificación, fue el mayor tifón de Asia en 2024, denominado supertifón Yagi. Este causó pérdidas totales en el sudeste asiático de más de 12.600 millones de dólares, ya que la tormenta provocó grandes daños en viviendas, fábricas e infraestructuras críticas.
Fueron eventos que estuvieron fuertemente relacionados con el cambio climático, como las emergencias causadas por el DANA en Valencia, que dejaron 223 muertes confirmadas. De acuerdo con un análisis realizado por la plataforma científica World Weather Attribution, el cambio climático hizo que el evento fuera el doble de probable y que las precipitaciones fueran un 12 % más intensas.
“El impacto económico suele ser mayor en términos absolutos en los países de renta alta, donde las infraestructuras y las viviendas tienden a ser mayores, el coste de la vida es más elevado y los seguros cubren más y, por tanto, es calculable en términos financieros. Por otro lado, el número de muertos suele ser mayor en los países más pobres”, advierten los autores del informe.
Por esta razón, el informe también incluyó una lista de catástrofes climáticas más notables que han ocurrido de manera más lenta, que pueden ser igual de mortales y con mayor frecuencia en los países más pobres, pero de las que se dispone de menos datos.
Las sequías en Colombia
Entre estos eventos “notables” que incluye la lista de Christian Aid, se encuentran los bajos niveles a los que llegó el río Amazonas, que se redujo en un 90 % durante el segundo trimestre de 2024, en una de las imágenes más preocupantes de la sequía en la región.
“El bajo nivel de las aguas en la Amazonia colombiana restringió el acceso al agua potable y a los alimentos, y se suspendieron las clases presenciales para los niños en más de 130 escuelas. A su vez, esto aumentó el riesgo de los niños de ser reclutados, utilizados y explotados por parte de grupos armados no estatales, así como la ocurrencia de enfermedades diarreicas, malaria y desnutrición aguda entre los menores de cinco años”, explica el informe.
Por su parte, también se mencionó la escasez de agua potable que ocurre hace meses en Bogotá. Este evento está asociado con lluvias que nunca llegaron debido a la formación del Fenómeno de El Niño y que redujo el líquido disponible en los embalses que surten la ciudad. En el caso del Embalse de Chingaza (que suministra el 70 % del agua en Bogotá), este llegó a su nivel más bajo desde 1980.
Otros eventos que registró el informe incluyen los deslizamientos de tierra en Filipinas (que dejaron 1,5 millones de personas afectadas), la sequía en el sur de África (que redujo la producción de cereal en un 50 % en Zambia, un país cuya economía depende de este sector), así como olas de calor en Gaza, la Antártida y Bangladesh.
“Para la mayoría de estas catástrofes no existe ninguna estimación del coste económico global y, cuando hay algunas evaluaciones económicas del impacto, suelen ser limitadas (por ejemplo, centradas en los ingresos no percibidos). Aunque cada vez se reconocen más las muertes “no contabilizadas” de las catástrofes con estudios destinados a comprender el aumento a largo plazo de las muertes tras una catástrofe natural, todavía no existe un método equivalente para evaluar el impacto económico a largo plazo de las catástrofes a nivel familiar, de población afectada o nacional”, advierte el informe.
Un llamado para la ambición de las metas climáticas
La publicación de este informe coincide con la antesala de la próxima actualización de las metas climáticas nacionales, también conocidas como NDC. Estas metas, que hacen parte de los Acuerdos de París, son contribuciones que cada país asume para lograr contener el aumento de las temperaturas en 1,5 grados para el 2100.
“Se necesita ver una reducción mucho más rápida de las emisiones de carbono por parte de las naciones ricas y contaminantes. Estos países desarrollados deben prestar atención a la advertencia de la Agencia Internacional de la Energía y al acuerdo de la COP28 en Dubái, y dejar de desarrollar todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles y desviar los billones de dólares de subvenciones para apoyar la transición energética y la adaptación al cambio climático, tanto a nivel nacional como internacional”, concluye el informe.
Por su parte, otro de los llamados de la ONG es aumentar los recursos dirigidos al Fondo Nacional de Pérdidas y Daños, establecido en la COP28 y que ya se encuentra operativo, pero al cual solo se han comprometido 1.000 millones de dólares.
“Tenemos que cambiar las reglas de juego, pues no hay ni fondo de pérdidas y daños, no hay plata para la adaptación, y la situación fiscal de los países más afectados es cada vez más insostenible”, indicó, en una rueda de prensa hace unas semanas, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
Otro punto clave para los gobiernos nacionales, según el reporte, será desarrollar una metodología para monitorear los efectos del cambio climático y de las catástrofes del clima en los diferentes niveles para evitar las pérdidas humanas y económicas.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜