Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Hoy no podemos imaginarnos un pez sin aletas, y mucho menos a un tiburón. Se trata de extremidades que se encuentran en la parte lateral del cuerpo de los peces y que son cruciales para el control y la dirección del movimiento en el agua. Su evolución es un aspecto clave en la historia de los vertebrados, pero sabemos muy poco, en específico, de cómo se desarrollaron estas aletas en lo que hoy son los tiburones modernos.
Una investigación se propuso arrojar algunas luces sobre el tema. Los tiburones modernos, que aparecieron hace unos 200 millones de años en el planeta, son conocidos por ser depredadores que nadan en el océano abierto y las zonas costeras. Sin embargo, la mayoría de las especies actuales vivían hasta hace unos miles de años en el fondo marino. El estudio, publicado en Nature, se preguntó entonces cómo los tiburones se expandieron al océano abierto y qué cambios en sus cuerpos les ayudaron en este proceso. En esa historia, encontraron justamente que las aletas pectorales fueron claves en la“conquista” oceánica.
Usando análisis detallados y comparaciones entre diferentes tiburones, los investigadores encontraron que estos animales comenzaron a nadar en el océano abierto durante el período Cretácico Inferior, hace más de 100 millones de años. Se observó que las aletas pectorales de los tiburones cambiaron de forma para adaptarse mejor a la natación rápida y sostenida en el océano abierto. Estos cambios ocurrieron en un tiempo en que las temperaturas del mar eran muy altas, lo que sugiere, dice la investigación, que el calentamiento global podría haber tenido un gran impacto en la evolución de los tiburones.
Las aletas pectorales se volvieron entonces más largas y delgadas a medida que el tiburón salió del fondo marino, lo que mejoró su capacidad de natación en aguas abiertas. Los investigadores detectaron tres cambios importantes en la evolución de la relación de aspecto de esas aletas. El primer cambio ocurrió con el origen de los Lamniformes (como el tiburón blanco), hace unos 122,6 millones de años.
El segundo cambio ocurrió dentro de los Carcharhiniformes (como el tiburón tigre) entre 127,9 y 103,6 millones de años. Finalmente, el tercer cambio ocurrió también dentro de los Carcharhiniformes, entre 60,8 y 54 millones de años, cuando la relación de aspecto aumentó aún más. El análisis mostró que estos cambios en la forma de las aletas pectorales ocurrieron rápidamente. Tomó menos de 200.000 años para que las aletas alcanzaran la mitad de su nueva forma adaptada. Estos cambios, dice el estudio, reflejan una adaptación a la vida en aguas abiertas, mejorando su capacidad de natación.
“Esto sugiere que el hábitat impone una fuerte demanda funcional a la morfología de las aletas pectorales”, se puede leer. En términos simples, los tiburones que viven en aguas abiertas necesitan nadar todo el tiempo para respirar, lo que consume mucha energía. Por eso, sus aletas son largas y estrechas, lo que les ayuda a nadar más eficientemente y ahorrar energía. En cambio, los tiburones que viven en el fondo del mar no tienen esta necesidad y pueden tener aletas más cortas y redondeadas.
En esa evolución la temperatura fue un factor clave. Los investigadores encontraron que el “Cretácico medio” fue especialmente importante para la evolución de los tiburones debido a su clima volátil, eventos de falta de oxígeno en los océanos y temperaturas muy cálidas en la superficie del mar. Por ejemplo, durante el Cretácico Superior, la temperatura promedio del mar era de 23 °C, y en el Máximo Térmico Cenomaniano-Turoniano (CTM), la temperatura promedio del mar alcanzó los 28,2 °C, la más alta en los últimos 200 millones de años. Esta alta temperatura probablemente mejoró el rendimiento de natación de los tiburones.
Esto no debería sorprender del todo. En animales de sangre fría, como los tiburones, las temperaturas más cálidas suelen mejorar el rendimiento muscular. Los peces, incluyendo los tiburones, nadan más rápido a medida que la temperatura sube. Las especies de tiburones que viven en aguas abiertas pueden nadar a mayores velocidades sostenidas en temperaturas superiores a 20 °C, comparadas con las especies que viven en el fondo del mar. (Puede ver: Esta es la nueva especie de piraña que descubrieron científicos)
Ahora, aunque el aumento de la temperatura del mar pudo haber ayudado a que los tiburones se movieran hacia aguas abiertas y cambiaran la forma de sus aletas, la temperatura por sí sola no explica por qué estos cambios en la forma de las aletas continuaron. Incluso cuando el mar se enfrió en los últimos 30 millones de años, los tiburones seguían teniendo mucha variedad en la forma de sus aletas. Esto sugiere, dicen, que otros factores también son importantes. Por ejemplo, la aparición de arrecifes de coral y los cambios en el tipo de presa podrían haber influido en la evolución de las aletas de los tiburones.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a erlas en El Espectador. 🐝🦜