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Un nuevo estudio, dirigido por investigadores del Imperial College de Londres, concluye que las aves más singulares del planeta son también las más amenazadas. La pérdida de estas especies y de las funciones únicas que desempeñan en el medio ambiente, como la dispersión de semillas, la polinización y la depredación, podría tener graves consecuencias para el funcionamiento de los ecosistemas. Los resultados se publican en la revista Functional Ecology. (Puede ver: Las mejores fotos de aves en Australia en 2022)
“Nuestro estudio muestra que las extinciones probablemente ‘podarán’ una gran proporción de especies únicas del árbol aviar. Si no tomamos medidas para proteger a las especies amenazadas y evitar las extinciones, el funcionamiento de los ecosistemas se verá dramáticamente alterado”, enfatiza Jarome Ali, actualmente en la Universidad de Princeton, que completó la investigación en el Imperial College de Londres y es el autor principal del trabajo.
El estudio analizó el riesgo de extinción y los atributos físicos (como la forma del pico y la longitud de las alas) del 99 % de todas las especies de aves vivas, lo que lo convierte en la investigación más completo de este tipo realizado hasta la fecha.
Los científicos descubrieron que, en escenarios simulados en los que se extinguían todas las especies de aves amenazadas o casi amenazadas, se producía una reducción significativamente mayor de la diversidad morfológica entre las aves, que en los escenarios en los que las extinciones eran aleatorias.
Entre las especies de aves morfológicamente únicas y amenazadas se encuentran la fragata de Navidad (Fregata andrewsi), que solo anida en la isla de Navidad, y el zarapito de cerdas (Numenius tahitiensis), que migra cada año desde sus zonas de cría en Alaska a las islas del Pacífico Sur. (Le puede interesar: La avutarda, el ave que podría consumir plantas para automedicarse)
Un análisis de cerca de 10.000 especies
En el estudio, los autores utilizaron un conjunto de datos de medidas recogidas de aves vivas y especímenes de museo, con un total de 9.943 especies de aves. Las medidas incluían rasgos físicos como el tamaño y la forma del pico, y la longitud de las alas, la cola y las patas.
Los autores combinaron los datos morfológicos con el riesgo de extinción, basado en los datos por especie de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. A continuación, realizaron simulaciones sobre lo que ocurriría si las aves más amenazadas se extinguieran. Las conclusiones no pudieron demostrar qué vincula la singularidad de las aves con el riesgo de extinción.
“Una posibilidad es que los organismos altamente especializados sean menos capaces de adaptarse a un entorno cambiante, en cuyo caso los impactos humanos pueden amenazar directamente a las especies con las funciones ecológicas más inusuales. Se necesita más investigación para profundizar en la conexión entre los rasgos únicos y el riesgo de extinción”, concluye Ali. (Le podría interesar: ¿El clima de Bogotá cambió? Aquí le ayudamos a entender por qué)
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