Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A mediados del año pasado, el Ministerio de Ambiente anunció, con bombos y platillos, que los gobiernos de Reino Unido, Noruega y Alemania habían decidido desembolsar US$100 millones para eliminar la deforestación en la región amazónica para el año 2020, en un proyecto llamado Visión Amazonia. El proyecto se convirtió en el plan más ambicioso del Gobierno para ponerle punto final a la tala indiscriminada en esa región que, según el Sinchi, en 14 años ha perdido 1,5 millones de hectáreas.
El problema es que, según las etnias uitoto, muinane, andoque y nonuya, que habitan en tres millones de hectáreas del Medio Caquetá, la visión del Gobierno se quedó corta y no alcanzó a ver a los 2.932 indígenas que habitan la cuenca media del río Caquetá para preguntarles si se podía adelantar el proyecto. Por eso, quince autoridades del Consejo Regional Indígena del Medio Amazonas (Crima) viajaron a Bogotá para hablar con las instituciones nacionales y con los financiadores internacionales sobre la falta de consulta previa en el proyecto.
En su lengua nativa, el cacique muinane, Eduardo Paki, dijo que “lo curioso es que hoy el mundo está mirando la selva, pero no está viendo que allí estamos nosotros. Si el ‘Otromundo’ tiene interés de cuidar la selva, que hable primero con nosotros, que se siente con nosotros, que llegue a nuestro territorio y en nuestro espacio podamos entablar un diálogo de entendimiento entre las parte y formular acuerdos”.
Por eso, señaló el cacique, llegaron hasta Bogotá para “trazar un camino directo, a ver si esas palabras llegan. Porque en este momento llegan cuentos, pero no la información”. En dos días, los líderes planean reunirse con la Agencia Nacional de Tierras, las embajadas de Reino Unido, Alemania y Noruega, los funcionarios del Ministerio de Ambiente encargados de Visión Amazonia 2020, el Ministerio del Interior y hasta la Defensoría del Pueblo, pues aseguran que sus derechos fundamentales como pueblos ancestrales han sido vulnerados.
La queja principal de los indígenas, le explicó a El Espectador Hernando Castro, de la etnia uitoto, es que la participación de los pueblos indígenas en el diseño de Visión Amazonia fue nulo. Y que, además, los planes del Gobierno solo les permiten participar en uno de los cuatro pilares básicos que conforman el proyecto. Por eso, aseguran, ni siquiera conocen el texto completo del macroproyecto estatal.
El coordinador del proyecto, José Yunis, defiende la exclusión de los pueblos indígenas de tres de los cuatro ejes fundamentales, pues según él, “que el gobierno ha estado cerrado depende de quien lo dice”. El coordinador aseguró que las organizaciones indígenas, agrupadas en la Mesa Regional Amazónica, han estado informadas de todas las etapas del proyecto y además han aprobado cada una de ellas. Luis Ernesto Cañas, también funcionario del Ministerio, dijo que él personalmente había estado en los 17 talleres de socialización que se hicieron en la región y que fueron aprobados por la Mesa Regional Amazónica.
Es más, dijo que le extrañaba los reclamos del Crima, pues el pasado 25 de febrero su despacho recibió una carta de esa organización en la que aceptaban que el proyecto siguiera adelante sin necesidad de consulta previa.
El líder Levy Andoque le dijo a este diario que las comunidades creen que excluirlos de algunos pilares es ilógico, cuando han sido ellos quienes durante milenios han cuidado los territorios amazónicos. “Ellos administran las tierras como si estuvieran vacías, todo el mundo quiere ser dueño y opinar sobre ellas. Todos toman decisiones, pero no nos han preguntado a nosotros qué podemos aportar y cómo queremos gobernar esas tierras, que son nuestra casa”.