Fincas ganaderas de Vichada podrían ser compatibles con la conservación de aves
Una investigación publicada recientemente analizó el estado de conservación de aves en tres ecosistemas del Vichada, dos de ellos con ganadería. El autor encontró que la conservación podría ser compatible con esta actividad agrícola, pero conservar parte de la sabana intacta es esencial para algunas especies.
En las sabanas de los Llanos de Colombia, que se extienden por la Orinoquía, hay una especie de contradicción que se conoce como “el enigma del ganado”.
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En las sabanas de los Llanos de Colombia, que se extienden por la Orinoquía, hay una especie de contradicción que se conoce como “el enigma del ganado”.
El uso de las tierras del país para la ganadería extensiva es uno de los principales motores de deforestación, especialmente en la Amazonía, según datos el Ministerio de Ambiente. Además, se estima que esta actividad afecta al 44 % de las aves amenazadas que hay en el país.
Sin embargo, las sabanas de la Orinoquía son un caso particular: se caracterizan por ser grandes extensiones naturales de tierras llanas, con pastos y arbustos nativos, que se inundan durante el invierno y se secan superficialmente durante el verano.
Un estudio, publicado recientemente en la revista Avian Conservation & Ecology, analizó las implicaciones que tiene la ganadería en la conservación de aves de las llanuras de la Orinoquía, e identificó algunas acciones que serían claves para evitar afectar a estos animales.
Las aves entre el ganado
Rubén Dario Palacios, Ph. D. en Conservación Biológica de la Universidad de Duke, Estados Unidos, y autor principal del estudio, analizó a las poblaciones de aves en una hacienda ganadera en Vichada, un departamento que hace parte de la Orinoquía y la Amazonía. Para hacerlo, analizó tres tipos de ecosistemas.
El primero, son los lugares en los que se implementó un sistema de pasturas mejoradas. En estos territorios, ubicados dentro de la hacienda, se introdujeron pastos modificados para tener una mejor productividad, es decir, para utilizar menos espacio en la crianza de una cabeza de ganado. Algunos detalles de estas pasturas las contamos en un reportaje publicado en 2022. Además, estas pasturas no son sometidas a quemas anuales, una práctica usual en otras haciendas ganaderas.
El segundo, son las sabanas nativas, con pastos, arbustos y árboles propios de la región. Estos son ecosistemas que no han sido modificados y en los que no se pastorea ganado ni se realizan quemas.
Finalmente, el investigador analizó un ecosistema cercano a la hacienda, en donde se realiza pastoreo de ganado de forma tradicional. Es decir, se utiliza una mayor cantidad de tierra por cada vaca y se hacen quemas anuales para el nacimiento de nuevos pastizales.
Allí, Palacios se centró en tres indicadores de conservación de aves. La cantidad de individuos en un área determinada, la cantidad de especies y la similitud entre las comunidades de aves que habitan en estos ecosistemas.
En sus hallazgos, el estudio destaca que el ecosistema de pasturas mejoradas de la hacienda fue el que presentó una mayor cantidad de especies (30) y una mayor densidad (10 individuos por hectárea).
La sabana nativa analizada registró 16 especies en total, y cuatro individuos por hectárea en términos de densidad. Mientras tanto, el sistema de pastoreo convencional registró valores cercanos, con 16 especies de aves y cuatro individuos por hectárea.
Entre las especies que se identificaron en los ecosistemas se encontraban algunas “como la alondra pratense, el gorrión campestre ( Ammodramus humeralis ), pájaros semilleros como el pinzón amarillo campestre ( Sicalis luteola ) y aves rapaces como el halcón aplomado ( Falco femoralis ) y el búho llanero ( Athene cunicularia )”, se lee en la investigación.
La importancia de las sabanas nativas
Los indicadores de buena conservación de aves en el ecosistema de pasturas mejoradas son “consistentes con otras investigaciones que sugieren que la intensidad moderada del pastoreo puede ser compatible con la conservación de la biodiversidad”, señala Palacios en las conclusiones de su artículo.
A pesar de esto, el autor destaca que la conservación de las sabanas nativas, en las que no se introduzcan pastos exóticos ni se realice pastoreo de ganado u otras actividades agrícolas, “sigue siendo esencial” para la conservación de aves.
Uno de los resultados que llevó al autor a esta conclusión es la presencia de aves especialistas de sabana en este ecosistema. Estas son especies que están adaptadas al ecosistema natural de sabana y que se pueden ver fuertemente afectadas por los cambios en este.
Estas aves pueden encontrarse “incluso en pequeños parches remanentes (de sabana nativa) rodeados de intensa producción agrícola”, como el área que estudió en la hacienda en Vichada.
“En los Llanos de Colombia es posible conservar aves en sistemas ganaderos con pasturas mejoradas, siempre y cuando se proteja parte de la sabana nativa”, escribió Palacios en su cuenta de X, compartiendo los hallazgos de su estudio.
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