Las orcas podrían estar embistiendo barcos por “moda”
Las orcas son animales complejos. Una carta que firman más de 30 investigadores pide analizar los comportamientos de este animal con cabeza fría y no caer en tendencias infundadas y perjudiciales como afirmar que actúan venganza, por errores pasados o para promover alguna otra historia melodramática.
Ha habido un intenso interés público en las interacciones entre las orcas y los buques marinos a lo largo de la costa de la Península Ibérica (España y Portugal). Desde hace algunos años los medios y las autoridades reportan encuentros en donde los animales embisten a las embarcaciones, incluso hasta hundirlas.
Aunque muchos medios nombraron esta interacción como “ataques”, un grupo de científicos e investigadores de orcas está alertando sobre usar esa palabra que “carece de base científica” y que puede estar provocando riesgos a esos animales. “Creemos que esta narrativa proyecta de manera inapropiada motivaciones humanas sobre estas ballenas y nos preocupa que perpetuarla conduzca a respuestas punitivas por parte de los marineros o administradores”, dicen alrededor de 30 investigadores que firmaron la carta.
Puede ver: Los niños y niñas tienen mucho que decir del cambio climático
Las orcas, dicen, han mostrado una amplia gama de comportamientos durante las interacciones, muchas de ellos consistentes con un comportamiento social lúdico. Estas interacciones con los buques comenzaron en serio en julio de 2020 y han variado desde ningún contacto con la embarcación, pasando por un contacto leve o moderado con daños menores o nulos a la embarcación, hasta un contacto significativo con daños graves (que impiden la navegación). Desde la primavera de 2021 se han hundido al menos cinco barcos averiados. Se han producido daños graves en solo el 20% de las interacciones.
Se han identificado orcas juveniles y cuatro hembras adultas que participan u observan las interacciones. A pesar de que en muchos medios se dijo que había una orca llamada “Gladys” que supuestamente guiaba esos incidentes, los científicos señalan que no hay evidencia de un “líder” identificable. “A pesar del daño a los buques, creemos que caracterizar las interacciones como “ataques” es engañoso”, señalan los autores.
Tienen razones para pensarlo. Si bien algunas partes de los barcos tienen marcas de dientes, los daños predominantes en los timones y quillas se deben a golpes o embestidas con la cabeza o el cuerpo, es decir, las ballenas no destrozan los timones, como lo harían si se tratara de un comportamiento de caza.
En contraste, los investigadores proponen una teoría: podría tratarse en realidad de una moda. “Se sabe que las orcas (y otras especies de delfines) en otros lugares han desarrollado “modas” culturales (comportamientos novedosos que persisten brevemente y se expanden dentro de una población; una analogía podría ser las tendencias de la moda entre las personas)”, dicen. Una moda descrita con anterioridad en las orcas, por ejemplo, fue llevar peces muertos en la cabeza.
Puede ver: Una “bolsa” global para salvar desde las jirafas hasta el oso andino
Si bien esta interacción con los buques ha persistido por más tiempo que el típico comportamiento de moda, los investigadores creen que es lo más posible es que el comportamiento, como lo han hecho las modas anteriores, desaparezca tan repentinamente como apareció.
Aunque la ciencia aún no puede explicar con certeza por qué las orcas ibéricas están interactuando con los barcos, es probable que esté más relacionado con el juego/ socialización que con la agresión. " (...) es infundado y potencialmente perjudicial para los animales afirmar que es una venganza por errores pasados o para promover alguna otra historia melodramática”, escriben con firmeza los investigadores.
“A falta de más pruebas, la gente no debería asumir que comprende las motivaciones de los animales”, agregan. La orca es de hecho una especie inteligente y socialmente compleja, y cada población tiene su propia cultura: diferentes vocalizaciones (conocidas como dialectos), preferencias de presas, técnicas de caza e incluso diferentes estructuras sociales y comportamientos migratorios.
“No deberíamos castigar a la vida silvestre por ser salvaje. Necesitamos mantener la cabeza fría cuando los animales salvajes exhiben comportamientos novedosos y debemos esforzarnos más en adaptar nuestras propias acciones y comportamiento a la presencia de vida silvestre”.
Ha habido un intenso interés público en las interacciones entre las orcas y los buques marinos a lo largo de la costa de la Península Ibérica (España y Portugal). Desde hace algunos años los medios y las autoridades reportan encuentros en donde los animales embisten a las embarcaciones, incluso hasta hundirlas.
Aunque muchos medios nombraron esta interacción como “ataques”, un grupo de científicos e investigadores de orcas está alertando sobre usar esa palabra que “carece de base científica” y que puede estar provocando riesgos a esos animales. “Creemos que esta narrativa proyecta de manera inapropiada motivaciones humanas sobre estas ballenas y nos preocupa que perpetuarla conduzca a respuestas punitivas por parte de los marineros o administradores”, dicen alrededor de 30 investigadores que firmaron la carta.
Puede ver: Los niños y niñas tienen mucho que decir del cambio climático
Las orcas, dicen, han mostrado una amplia gama de comportamientos durante las interacciones, muchas de ellos consistentes con un comportamiento social lúdico. Estas interacciones con los buques comenzaron en serio en julio de 2020 y han variado desde ningún contacto con la embarcación, pasando por un contacto leve o moderado con daños menores o nulos a la embarcación, hasta un contacto significativo con daños graves (que impiden la navegación). Desde la primavera de 2021 se han hundido al menos cinco barcos averiados. Se han producido daños graves en solo el 20% de las interacciones.
Se han identificado orcas juveniles y cuatro hembras adultas que participan u observan las interacciones. A pesar de que en muchos medios se dijo que había una orca llamada “Gladys” que supuestamente guiaba esos incidentes, los científicos señalan que no hay evidencia de un “líder” identificable. “A pesar del daño a los buques, creemos que caracterizar las interacciones como “ataques” es engañoso”, señalan los autores.
Tienen razones para pensarlo. Si bien algunas partes de los barcos tienen marcas de dientes, los daños predominantes en los timones y quillas se deben a golpes o embestidas con la cabeza o el cuerpo, es decir, las ballenas no destrozan los timones, como lo harían si se tratara de un comportamiento de caza.
En contraste, los investigadores proponen una teoría: podría tratarse en realidad de una moda. “Se sabe que las orcas (y otras especies de delfines) en otros lugares han desarrollado “modas” culturales (comportamientos novedosos que persisten brevemente y se expanden dentro de una población; una analogía podría ser las tendencias de la moda entre las personas)”, dicen. Una moda descrita con anterioridad en las orcas, por ejemplo, fue llevar peces muertos en la cabeza.
Puede ver: Una “bolsa” global para salvar desde las jirafas hasta el oso andino
Si bien esta interacción con los buques ha persistido por más tiempo que el típico comportamiento de moda, los investigadores creen que es lo más posible es que el comportamiento, como lo han hecho las modas anteriores, desaparezca tan repentinamente como apareció.
Aunque la ciencia aún no puede explicar con certeza por qué las orcas ibéricas están interactuando con los barcos, es probable que esté más relacionado con el juego/ socialización que con la agresión. " (...) es infundado y potencialmente perjudicial para los animales afirmar que es una venganza por errores pasados o para promover alguna otra historia melodramática”, escriben con firmeza los investigadores.
“A falta de más pruebas, la gente no debería asumir que comprende las motivaciones de los animales”, agregan. La orca es de hecho una especie inteligente y socialmente compleja, y cada población tiene su propia cultura: diferentes vocalizaciones (conocidas como dialectos), preferencias de presas, técnicas de caza e incluso diferentes estructuras sociales y comportamientos migratorios.
“No deberíamos castigar a la vida silvestre por ser salvaje. Necesitamos mantener la cabeza fría cuando los animales salvajes exhiben comportamientos novedosos y debemos esforzarnos más en adaptar nuestras propias acciones y comportamiento a la presencia de vida silvestre”.