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Las ranas macho no son muy selectivas a la hora de aparearse. De hecho, en las temporadas de reproducción explosiva, características de algunos grupos de especies, estos animales se buscan aparearse con tal ansia que suelen confundirse entre machos y hembras. (Le puede interesar: Estas son las mejores fotografías tomadas de la vida silvestre de 2023)
La reproducción explosiva también se conoce como estacional y consiste básicamente en un período corto, de días a unas pocas semanas, entre el apareamiento y el nacimiento de los nuevos individuos. Esto se da como una consecuencia evolutiva en los anfibios como ranas y sapos, pues buscan reproducirse en el momento en el que puedan garantizar una mayor tasa de supervivencia para su descendencia.
Las especies con este tipo de reproducción, sin embargo, también presentan unas bajas tasas de éxito y un alto riesgo de mortalidad. La culpa, de alguna manera, la tienen los machos.
Cuando llega la época de apareamiento, los machos se reúnen en pequeños pozos o charcos de agua que se generan por las lluvias. El lugar es adecuado por la humedad. Allí empiezan a atraer a las hembras con cantos. (Le recomendamos: Alerta por derrame de petróleo en el río Mocoa y Caquetá en medio de paro armado)
El problema es que cuando llega una hembra, pueden tirarse sobre esta hasta seis machos buscando aparearse, en algo que se conoce como bola de apareamiento. En medio de estos desenfrenados encuentros, la hembra puede morir ahogada.
Un artículo publicado en la revista científica The Royal Society encontró, por medio de una serie de experimentos, el que sería un mecanismo de defensa de las hembras ante estos comportamientos de los machos.
Las investigadoras, después de grabar a las hembras junto a machos en escenarios aptos para aparearse, encontraron que las ranas llegan a simular su muerte para evadir el acto sexual. (También puede leer: Los vacíos de los proyectos de bonos de carbono en la Amazonia colombiana)
Este es un comportamiento que se ha registrado en otros animales, y en anfibios, para evadir a sus depredadores. Al fingir su muerte, los cazadores pierden el interés en la presa y se van. Una lógica similar opera con los machos de su misma especie.
Otro mecanismo que identificaron es el uso de un canto. Dentro de los múltiples sonidos que emiten las ranas, hay uno en particular que hacen los machos para alertar a otro macho cuando los confunden con una hembra en el apareamiento. Las hembras habrían aprendido a simular este sonido para ahuyentarlos.
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