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Fueron por lo menos cinco años de negociaciones entre el Gobierno, las comunidades y la academia para definir la ampliación del Parque Chiribiquete, que se convertirá en la reserva más grande del Amazonas continental, con 27.808 km² (un área superior a la de Bolívar). El próximo miércoles se hará el pronunciamiento oficial, como se lo confirmó el ministro de Ambiente, Juan Gabriel Uribe, a El Espectador.
“Mientras en Ecuador Rafael Correa le está abriendo las puertas a la explotación de hidrocarburos en sus reservas (ver nota anexa), Colombia está tomando esta decisión”, señaló Uribe, y agregó que “los tres millones de hectáreas del nuevo Chiribiquete permitirán adelantar importantes investigaciones. El próximo miércoles formalizaremos la ampliación durante la Asamblea de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en Bogotá”.
El Chiribiquete es hoy el parque nacional natural más extenso del país (12.990 km²) y está ubicado entre Caquetá y Guaviare. Fue creado en 1989 y ha llegado a ser una de las áreas más conservadas del Amazonas. Según cálculos de Parques Nacionales, el 90% de la reserva está intacta y su ampliación la convertirá en un cuerpo clave para la adaptación al cambio climático. Será además indispensable para contener —y organizar— la expansión de la minería, el petróleo y la agricultura.
El pasado mes de noviembre terminaron los procesos de consulta previa, que concluyeron con el respaldo de los siete grupos indígenas que rodean el parque (ver mapa). Al mismo tiempo continuaba la discusión por los bloques de reserva de petróleo que se encontraban en el área: declarar la reserva significaba blindar estos terrenos contra la exploración y la explotación mineras. Aunque no existían títulos mineros otorgados dentro de la ampliación, en los mapas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) sí aparecía un área de un millón de hectáreas de reserva de petróleo. La concertación concluyó con el aval de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
El nuevo Chiribiquete será esencial para actuar frente a la variación del clima y a fenómenos como las sequías o las inundaciones, al regular las cuencas hídricas de los ríos Apaporis (Tunia), Yarí y Bajo Caquetá.
También cumple un papel fundamental en la preservación de especies endémicas y amenazadas. Sólo por hablar de los jaguares, la Fundación Panthera-Colombia asegura que la ampliación del parque le garantizaría la supervivencia a la especie carnívora en el norte de Suramérica. De lo contrario el jaguar podría desaparecer en 10 años.
También dan cuenta de su biodiversidad las 300 especies de aves que se han reportado allí, las 72 de escarabajos, 313 de mariposas, 7 de primates, 4 de felinos, 48 de murciélagos, 60 de peces y los cerca de 30 tipos de cobertura vegetal.
Pero la extensión de la reserva no sólo protegería la biodiversidad. Diana Castellanos, directora de la Territorial Amazonia de Parques Nacionales Naturales, ha explicado que la selva también esconde las huellas arqueológicas y los pictogramas que podrían ser los más antiguos de América (trazos que los expertos han relacionado con la cultura ancestral karijona). Para Parques Nacionales, el estudio de estos rastros ayudaría a comprender cómo fue el poblamiento de la Amazonia y su historia cultural. Además, el nuevo Chiribiquete albergaría a dos grupos identificados de indígenas pertenecientes a las familias lingüísticas uitoto, caribe y arawak que han vivido en aislamiento voluntario durante décadas.
Carlos Rodríguez, coordinador de la fundación Tropenbos, explica que la ampliación del Chiribiquete permitirá ordenar las actividades de explotación y exploración del subsuelo, y tener un control sobre las otras presiones económicas, para que no representen un fuerte impacto en la transformación de los ecosistemas. Además, señala, permitirá “consolidar la riqueza cultural de esta área, que ha sido denominada la Capilla Sixtina del arte rupestre de Surámerica, porque su riqueza cultural y arqueológica es enorme”.
Para Martin von Hildebrand, director de la Fundación Gaia, la ampliación del parque “es un paso muy importante, pero es sólo eso, un paso, todavía hay un camino por delante. El siguiente paso es que se pueda conciliar con Ecopetrol la ampliación hacia el norte (donde se encuentran nuevas reservas de petróleo); el otro es estabilizar la colonización, y el último lograr la consolidación de la entidad territorial indígena que los indígenas de Guainía, Vaupés y Amazonas llevan 20 años esperando”.
Wendy Arenas, coordinadora de la Alianza Amazonas 2030, resalta la importancia de esta ampliación que, según dice, podría ser la última en el país teniendo en cuenta la enorme cantidad de títulos mineros y de hidrocarburos que se perfilan en el territorio nacional.