¿Lo invitaron a sembrar árboles tras los incendios? Mala idea, mejor restaurar
Luego de que varios bosques del país estuvieran en llamas, surgieron iniciativas para sembrar árboles en las zonas afectadas. Pero aunque eran buenas intenciones, es mejor hacer una pausa, porque el proceso es mucho más complejo que eso. Al país se le avecina un gran desafío para recuperar sus ecosistemas.
César Giraldo Zuluaga
Aunque los últimos días han estado pasados por lluvias en varias regiones del país, lo cual contrasta la sequía e incendios forestales que predominaron durante las primeras semanas del año, la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry, ha sido clara: “Estas lluvias son temporales, continuamos en temporada seca y siguen las alertas”. (Puede leer: Andrea Wulf, la historiadora que reconstruyó la vida de Humboldt)
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Aunque los últimos días han estado pasados por lluvias en varias regiones del país, lo cual contrasta la sequía e incendios forestales que predominaron durante las primeras semanas del año, la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry, ha sido clara: “Estas lluvias son temporales, continuamos en temporada seca y siguen las alertas”. (Puede leer: Andrea Wulf, la historiadora que reconstruyó la vida de Humboldt)
De hecho, hace poco, durante una rueda de prensa, Echeverry explicó que, de acuerdo con la predicción climática que elabora el Instituto, febrero será el mes “donde tendremos la mayor cantidad de déficit de precipitación extendida en gran parte del país”. Es decir, será el mes con menores lluvias.
De acuerdo con la información que maneja el Ideam, ese mes “la mayor parte del territorio nacional”, las precipitaciones estarán entre un 45 y 60 % por debajo de lo normal. En otras zonas, como parte del Pacífico y de la Orinoquia, las lluvias serán hasta un 70 % más bajas que lo esperado. Por eso, decía Echeverry, es muy probable que la cantidad de municipios en alerta roja por incendios forestales sea más alta que la de enero. Se espera que los incendios forestales continúen en el país hasta, por lo menos, marzo.
Desde que el Ideam declaró oficialmente el fenómeno de El Niño, en noviembre de 2023, se han presentado 582 incendios que han afectado 36.818 hectáreas. Para que se haga una idea, corresponde a un poco menos del territorio que ocupa Medellín. Según le dijo el Ministerio de Ambiente a este diario, “de manera preliminar hemos encontrado afectaciones en páramos y bosque seco tropical como ecosistemas estratégicos decretados”. (Le puede interesar: Volvió a nevar en el Parque Nacional El Cocuy luego del incendio de la semana pasada)
Aunque para varios biólogos y ecólogos, como Wilson Ariel Ramírez, gerente del centro de Soluciones Basadas en la Naturaleza del Instituto Humboldt, lo ideal sería evitar que estos incendios ocurran, desde ya hay que pensar en cómo restaurar los ecosistemas que quedan afectados luego de estos eventos. De hecho, dice José Ignacio Barrera, biólogo con maestría y doctorado en ecología y profesor de la Universidad Javeriana, esta es una conversación que se ha vuelto recurrente luego de los períodos de incendios forestales.
A pesar de que aún hace falta información clave sobre cómo restaurar algunos ecosistemas, como los páramos, el país tiene conocimiento de hacia dónde debe avanzar para “volver un ecosistema (...) a su condición original o, por lo menos, a un estado cercano a como era antes de haber sufrido el daño”, como define el Ministerio de Ambiente a este proceso.
Lo primero que señalan Ramírez y Barrera, es que este es un proceso que requiere paciencia y que no “se resuelve de la noche a la mañana”. Ante los mensajes que rondaron en redes sociales, y que incluso fueron replicados por congresistas, como Juan Carlos Lozada, en donde se invitaba a la ciudadanía a sembrar árboles en los cerros orientales de Bogotá, los expertos insisten en los llamados de atención que hicieron la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y la Red Colombiana de Restauración Ecológica: ni es el momento para ir a hacer restauración, ni restaurar se reduce a solo sembrar árboles.
“Lo más importante es entender que inmediatamente después del fuego el ecosistema queda muy impactado, es muy fuerte el estrés. Cualquier cosa que se haga de inmediato se va a perder”, dice Ramírez, quien cuenta con un doctorado en ecología de la restauración. Según cuenta Francisco Torres, ingeniero forestal y Jefe del proceso de restauración ecológica de Bosque Seco Tropical de la Fundación Natura, el diagnóstico para ver qué tan afectados quedaron los ecosistemas solo podrá empezar una vez regresen las lluvias. Según el Ideam, esto ocurrirá hasta después de marzo. (También puede leer: “Necesitamos artistas para traer de vuelta el amor por la naturaleza”: Andrea Wulf)
Esto es así, continúa Ramírez, “porque en la naturaleza hay algo maravilloso y es que los ecosistemas tienen una bodega llamada banco de semillas, que puede durar meses e incluso años, la cual se activa cuando regresa la luz y la humedad y, en algunos casos, el fuego”. Pero, insisten los tres expertos consultados, solo hasta cuando comiencen las lluvias se sabrá en qué estado se encuentra ese banco. Además, durante este proceso de evaluación del daño, los investigadores también recopilarán más información sobre el área afectada, el número de especies que quedaron en pie, las que murieron y datos sobre el estado del suelo.
Tras un par de meses de lluvia, dice Torres, se podrá saber con certeza qué tan grave quedó el ecosistema luego de los incendios. Acá es importante aclarar, como lo hacen los investigadores, que este tiempo puede variar entre los distintos ecosistemas que hay en el país. Se espera que luego de este proceso de monitoreo y evaluación puedan determinar si el incendio no fue grave y el ecosistema se puede recuperar por sí solo o si, por el contrario, hubo una gran afectación y se debe intervenir. Restauración asistida es como lo llaman los expertos.
Los retos para restaurar de manera exitosa
Aunque todavía es muy pronto para saber cuántas de las cerca de 37.000 hectáreas que se han quemado en los recientes incendios forestales deberán ser intervenidas para su restauración, Ramírez, del Humboldt, señala que desde el Instituto ya están adelantando mesas de expertos en regiones como Santander y la sabana de Bogotá, para identificar potenciales zonas que requieran restauración asistida. En las próximas semanas se conocerán los resultados y se replicará este ejercicio en otros departamentos.
Mientras tanto, Torres, de la Fundación Natura, se pregunta qué pasará con las áreas que se han quemado en los últimos meses y que no coinciden con las regiones que fueron priorizadas por el gobierno en la Estrategia Nacional de Restauración presentada a mediados del año pasado y que tiene como meta restaurar ecológicamente 750.000 hectáreas.
“¿Ahí qué va a pasar? ¿Va a quedar abandonado? ¿Se van a invadir por otras especies? ¿O, incluso, por la ganadería?”, continúa Torres, que recuerda que muchos de los incendios forestales en el país son provocados para aprovechar los terrenos para ganadería o agricultura. Según la ministra de Ambiente, el 95 % de los incendios del país son provocados.
El Ministerio de Ambiente le respondió a El Espectador que actualmente están “realizando la evaluación en el marco del análisis de daños y perdidas, y con el resultado esperamos tener mayor claridad sobre si las áreas afectadas coinciden con las priorizadas en el plan”. (Puede interesarle: Pesca de tiburones: un asunto en el que ni Duque ni Petro aciertan)
“No obstante —continúa la cartera—, la correlación a simple vista estaría, entonces, entre las ecorregiones prioritarias para el ordenamiento alrededor del agua, los núcleos de desarrollo forestal y de la biodiversidad, al igual que las áreas con mayor densidad de puntos de calor que se han presentado en el país desde noviembre de 2023″.
En caso de que las áreas afectadas recientemente no coincidan con las priorizadas por la Estrategia, el Ministerio contempla “incluir dentro del análisis y los ejercicios de priorización que se realizan en el Plan Nacional de Restauración y en La Estrategia Nacional de Restauración posiblemente algunas de estas áreas, pues hay ecosistemas sensibles que se han visto afectados”.
Aun con esta respuesta, para Barrera y Torres persisten varias inquietudes sobre cómo avanzan los procesos de restauración en el país.
La primera, comenta Barrera, es que restaurar “no es plantar árboles por plantar”, como varios gobiernos lo han mostrado en el pasado. Torres, quien coincide en esta idea, es más directo y critica la meta que adelantó el gobierno de Iván Duque de plantar 180 millones de árboles en su cuatrienio. “Siguen haciendo la reforestación tradicional de hace 20 o 30 años, donde la meta es sembrar árboles, pero no recuperar el ecosistema”, dice el ingeniero forestal.
Otras fallas de esta estrategia fueron expuestas en un documento de la Contraloría publicado en 2022. Así lo resume un capítulo del más reciente informe publicado por la iniciativa Parques Cómo Vamos: “En su seguimiento (la Contraloría) encontró fallas en la georreferenciación de las plantas, zonas fantasma porque no presentaban ninguna intervención real, incongruencia entre áreas sembradas y aquellas que ameritan acciones de manejo, ausencia del seguimiento y monitoreo de las siembras, falta de cuidado de las áreas intervenidas y, en general, problemas al determinar la certeza de las iniciativas registradas porque hay incapacidad para su verificación”.
De las fallas identificadas por la Contraloría, Torres insiste en una particularmente: la falta de monitoreo. “La restauración en general no tiene esto y se reportan las mismas áreas por diferentes entidades”, explica el ingeniero forestal. A sus ojos, se necesita que “todo proyecto con dinero público esté obligado a reportar información básica: ¿qué actividad se hace? ¿Quién la ejecuta? ¿En dónde? Así se puede llevar un registro que hasta ahora no existe”. (Puede leer: Por fenómeno de El Niño, ocho países anuncian acuerdo para proteger la Amazonía)
Para hacerse una idea de esta propuesta, Torres pone de ejemplo la base de datos que maneja la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para las compensaciones ambientales que adelantan las empresas mineras en el país. Allí, dice, además de tener la información básica, están los polígonos en donde cada empresa adelanta sus actividades.
Por su parte, Barrera, de la Javeriana, considera que es fundamental incluir a las comunidades en los procesos de restauración a lo largo del país. Precisamente, señala, como son procesos de larga duración que suelen superar las vigencias en las cuales contrata el Estado y los gobiernos locales y departamentales (un año), “es fundamental que las comunidades se apropien de esos proyectos para que se alcancen las metas”.
Justamente, apunta Ramírez, del Humboldt, mientras finaliza El Niño, las comunidades del país deben empezar a organizarse para apoyar las labores de restauración que iniciarán en los próximos meses. Es clave que en las próximas semanas se identifiquen, por ejemplo, las especies nativas de rápido crecimiento para cada ecosistema afectado.