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Respaldados por un conjunto abrumador de pruebas, líderes indígenas, investigadores y expertos en conservación mundial presentan un poderoso argumento a favor del papel central de las comunidades indígenas y locales en la COP de Glasgow. Abogan por un mayor apoyo.
En una sesión informativa virtual celebrada hoy en vísperas de la conferencia de la ONU sobre el clima que se celebrará en Glasgow, líderes indígenas e investigadores informaron sobre las pruebas que han llevado a los organizadores de la COP26 a situar a las comunidades de los bosques tropicales en el centro de los planes para mitigar el cambio climático.
Auspiciada por el Gobierno del Reino Unido, la 26.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, que se inaugurará el 1 de noviembre, contará con la participación de líderes indígenas como oradores, en eventos de alto nivel, y llevará a la COP a decenas de poseedores de conocimientos tradicionales, cuyas prácticas, según la última Evaluación Global del IPCC, “pueden impulsar cambios de comportamiento a gran escala coherentes con la adaptación al calentamiento global y su limitación a 1,5 °C”.
Un número cada vez mayor de investigaciones —entre ellas las del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la Plataforma Intergubernamental sobre la Diversidad Biológica y los Servicios de los Ecosistemas (IPBES) y la Declaración de Nueva York sobre los Bosques— apoyan el reconocimiento de los derechos de estas comunidades como estrategia vital para detener los daños ambientales que alimentan el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el riesgo de pandemia.
“Tenemos en nuestras comunidades la mejor tecnología de captura de carbono que el mundo puede ofrecer: nuestros bosques”, señaló Tuntiak Katan, un líder indígena shuar de Ecuador que es coordinador general de la Alianza Global de Comunidades Territoriales y vicecoordinador del Congreso de Organizaciones Indígenas de la Cuenca del Río Amazonas (COICA). Se dirigirá a los responsables políticos mundiales durante la Cumbre de Líderes Mundiales de la COP26.
Basándose en su propio trabajo y en el de muchas otras personas, Peter Veit, investigador principal del Instituto de Recursos Mundiales, destacó algunas de las pruebas más sólidas que han situado en el punto de mira mundial a los pueblos indígenas y las comunidades locales (IPLC, por sus siglas en inglés) y su enorme papel en la protección de los bosques tropicales.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales son eficaces a la hora de frenar la pérdida de bosques al gestionarlos de forma sostenible (por ejemplo, manejo de los incendios, no sobreexplotación de los recursos, etc.).
“Los pueblos indígenas y las comunidades locales (IPLC) son eficaces a la hora de frenar la deforestación al gestionar sus bosques de forma sostenible, ya sea reduciendo el riesgo de incendios o evitando la sobreexplotación de los recursos”, afirmó Veit. “Actualmente disponemos de buenos datos, y no hay duda de que las tierras de los pueblos indígenas y las comunidades locales son importantes para alcanzar los objetivos climáticos. Si se observan las tierras indígenas en la cuenca del Amazonas, se verá que en conjunto son un potente sumidero de carbono. En el resto de la Amazonia, incluso en las áreas protegidas, los bosques fuera de los territorios indígenas suponen una fuente de carbono”.
“Invitamos a nuestros socios mundiales a que inviertan en la ampliación de los derechos comunitarios sobre la tierra y en el apoyo a nuestras propuestas de soluciones comunitarias», señaló Katan. «También acogemos con satisfacción el creciente interés mundial en cómo la naturaleza puede contribuir a la batalla contra el cambio climático, pero estamos convencidos de que el mundo no puede alcanzar los objetivos climáticos de París sin nosotros”.
Las pruebas sugieren la necesidad de invertir en soluciones eficaces que puedan aplicarse de inmediato, dijo Veit. Un informe exhaustivo publicado el 12 de octubre revela que, desde 2014, la tasa anual de pérdida de cobertura arbórea ha aumentado un 40 %, alcanzando casi 26 millones de hectáreas al año, una superficie del tamaño del Reino Unido. Los bosques tropicales han recibido el mayor golpe, ya que representan el 90 % de toda la pérdida de bosques desde 2014. Los bosques y las tierras representan el 30 % del carbono que necesitamos mitigar para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Los autores sostienen que la financiación debería dirigirse «a una solución sistemáticamente olvidada para proteger los bosques: la concesión de derechos sobre la tierra a los pueblos indígenas y las comunidades locales (IPLC).
Goldsmith criticó la ínfima cantidad que la comunidad mundial destina a los derechos de tenencia de la tierra de los pueblos indígenas y dijo que los gobiernos tienen la responsabilidad única de poner en marcha el cambio.
Aproximadamente la mitad de las tierras del mundo son comunitarias, aunque algunas estimaciones elevan esta cifra al 65 % o más. Las tierras comunitarias dan sustento a más de 2.000 millones de personas (casi una cuarta parte de la población mundial), incluidos entre 370 y 500 millones de indígenas. Sin embargo, sólo el 10 % de las tierras del mundo están reconocidas por las leyes nacionales como pertenecientes a los pueblos indígenas y un porcentaje aún menor está registrado formalmente con un título o certificado oficial. Las tierras comunitarias están cada vez más amenazadas por las empresas y los inversores que se apresuran a adquirir superficies con fines de inversión y agricultura industrial, y por actividades ilegales como la tala, la minería y la caza.
“Durante demasiado tiempo, los mejores guardianes de los bosques han sido ignorados en los debates políticos que ponen el acento en las soluciones tecnológicas y de mercado para el cambio climático», afirmó Darren Walker, presidente de la Fundación Ford, quien reclamó más asociaciones público-privadas y mejor financiadas para impulsar la financiación del clima a nivel local. «No hay solución viable a la crisis climática sin el manejo de los bosques y la tierra. Debemos invertir en soluciones igualmente importantes basadas en la comunidad. Esto significa invertir en los derechos y recursos de los pueblos indígenas y las comunidades locales que ya cuidan de esas tierras, porque el futuro del planeta depende de ello”.
Lord Goldsmith destacó una serie de nuevas iniciativas diseñadas para alcanzar este objetivo, entre ellas el nuevo Fondo de Paisajes Biodiversos del Reino Unido, dotado con 100 millones de libras. “Pero el dinero público no será suficiente; el problema requiere un cambio profundo y sistémico, por lo que el Reino Unido está apoyando una alianza de países comprometidos con la identificación de los problemas y el cambio de los incentivos perversos que están impulsando la destrucción a favor de la renovación”.
Invertir fondos a nivel local y garantizar la tenencia comunitaria de la tierra a gran escala puede tener un impacto significativo, afirmó Nonette Royo, Directora Ejecutiva de Tenure Facility, una organización con sede en Estocolmo que trabaja para avanzar en el reconocimiento de los derechos sobre la tierra de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
Hacia finales de 2020, Tenure Facility y sus socios habían promovido la seguridad de la tenencia colectiva en más de 14,2 millones de hectáreas, al tiempo que demostraban que la ampliación de la tenencia de la tierra puede reducir los conflictos.
“Nos guiamos por la gente sobre el terreno”, dijo Royo, “y así es como hemos logrado el éxito. También tenemos que invertir fondos y asesorar a la velocidad y escala necesarias para asegurar la tenencia y gestionar de forma sostenible millones de hectáreas en riesgo”, añadió.
En Perú, Tenure Facility ha trabajado con socios para reforzar los derechos sobre más de 3,5 millones de hectáreas de territorios indígenas, y en Mali han colaborado con grupos locales para ser pioneros en enfoques y herramientas innovadoras para resolver conflictos de tenencia y gestionar los recursos naturales a través de comisiones de tierras a nivel de los pueblos.
Los derechos sobre la tierra son un primer paso fundamental, pero hay que hacer más para que las comunidades forestales puedan resistir las crecientes amenazas a los valiosos ecosistemas que protegen, coinciden Royo y Veit.
“Debemos mejorar la gobernanza comunitaria en torno a las tierras y no centrarnos únicamente en proporcionar a los pueblos indígenas y las comunidades locales los títulos de propiedad de sus tierras”, señaló Veit. “Tenemos que ayudar a las comunidades a elaborar planes de gestión de las tierras y cumplirlos. Y tenemos que complementar los derechos seguros con incentivos económicos que impulsen y promuevan prácticas de gestión sostenible de las tierras”.
“No hay duda de que los cambios en la gestión de la tierra y los bosques pueden producirse mucho más rápidamente que los cambios en los sistemas energéticos u otros sectores”, añadió. “Si la comunidad mundial va a seguir dando largas a la transición para abandonar los combustibles fósiles, debemos ganar tiempo. Y podemos hacerlo simplemente actuando con rapidez para apoyar los esfuerzos de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la protección y restauración de los bosques, creando un puente hacia un mundo sin combustibles fósiles”.