Los cultivos que están detrás de la deforestación en la Amazonía
Un estudio analizó cuáles son los cultivos que más causan deforestación en los nueve países que conforman la región amazónica. Los pastos para la producción de ganado encabezan la lista.
Hace un par de días, en El Espectador publicamos unas imágenes que nos ayudan a dimensionar una de las situaciones de la que hablamos frecuentemente: la deforestación en la Amazonía. En 2023, en esa región, en Colombia, se perdieron 44.274 hectáreas de selva, según el Ministerio de Ambiente. Esto equivale a una extensión mayor a la que abarca Medellín.
Ver un par de imágenes del Parque Nacional Natura (PNN) Sierra de la Macarena o del PNN Tinigua ayuda a aterrizar esas cifras. En ellas se ve cómo lo que antes eran grandes extensiones de bosques, hoy son áreas destinadas a monocultivos y ganado.
(Lea también: Colombia quiere apostarle al acero mientras sale del carbón, pero hay varios retos)
Lo preocupante es que no solo sucede en el territorio colombiano. Hace un par de semanas, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), junto con la Universidad Tecnológica de Chalmers, Trase (una plataforma que almacena datos e información sobre deforestación) y el Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI), presentaron el primer análisis regional de los factores de deforestación en la Amazonía, especialmente, los relacionados con los productos agrícolas. Este incluyó a Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa, los países que conforman el bioma.
Lo que encontraron coincide con las imágenes que vimos en el territorio colombiano: la principal causa de la deforestación en toda la región amazónica es la expansión del uso de tierras agrícolas, para pastos y tierras de cultivo. De acuerdo con el informe, entre 2001 y 2022, se han deforestado 39 millones de hectáreas (Mha) en la región. De estas, 38 Mha han sido para usos de la agricultura y la silvicultura; la expansión de los pastizales es responsable de casi el 83 %, los productos agrícolas contribuyen con el 17 % y las plantaciones forestales (principalmente para madera) representan una parte menor.
Aunque el motor relacionado con la agricultura muestra una tendencia a la baja en la mayoría de los países amazónicos en los últimos años (2017-2022), en Brasil se mantiene estable y en Ecuador es mucho más alta que los niveles históricos.
Expansión de pastizales para el ganado, la principal amenaza
Según Chandrakant Singh, de la Universidad de Chalmers, uno de los autores del informe, la expansión de los pastizales, principalmente para la producción de carne de ganado, está provocando una mayor deforestación en las regiones orientales y centrales. Esta situación se observó principalmente en la Amazonía brasileña.
Roberto Gómez, director de Amazonía Mía de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), le explicaba a este medio cuando se tomaron las fotos de la Amazonía colombiana de las que hablamos al principio, que cuando llega la temporada seca, se queman terrenos para acabar con la vegetación riparia, es decir, la asociada a ríos u otros cuerpos de agua dulce. Posteriormente, quienes deforestan, siembran pasto para traer las vacas. “Si hay incendios forestales, es una gran señal de deforestación. No son en sí mismos una causa, sino un síntoma”, dijo.
Esto trae consigo otra situación compleja: la presencia de especies que no son nativas, sino introducidas para mejorar la producción de proteína para el ganado, como menciona César Freddy Suárez, coordinador de Ciencias y Generación de Información de WWF Colombia.
“Los pastos originarios de la Amazonía están asociados a zonas inundables y a algunas zonas que tienen suelos muy ácidos. Su material orgánico es bajo, entonces, no son muy productivos para sistemas como la ganadería. Cada vez que se tumba un bosque, el proceso que continúa inmediatamente es regar semillas de pastos introducidos, externos a este ecosistema, para generar comida para el ganado”, señala Suárez.
(Lea también: Volcanes de lodo en Colombia podrían ser de los más grandes del mundo, según el SGC)
Por otro lado, en la Amazonía occidental (partes de Bolivia, Ecuador y Venezuela), el motor de deforestación está relacionado en gran medida con la expansión de los cultivos. El informe señala que los productos agrícolas que predominan son la soya, cacao, maíz y arroz.
“Encontramos que la deforestación relacionada con la soya es particularmente prominente en la Amazonía boliviana, las plantaciones de cacao y palma aceitera impulsan la deforestación en Colombia, Ecuador y Perú. Además, los cultivos básicos como el maíz, el arroz y la yuca contribuyen significativamente a la deforestación en la Amazonía peruana y venezolana”, menciona el informe.
“Estos cultivos básicos son vitales para la seguridad alimentaria futura, ya que representan la mitad de la dieta humana promedio, pero a menudo reciben menos atención en comparación con los cultivos comerciales cuando se estima su papel en la deforestación”, se lee en el informe.
En el caso de Bolivia encontraron que en los últimos años la tendencia relacionada con la soya está disminuyendo, sin embargo, observaron un aumento moderado de ese producto en la Amazonia brasileña oriental.
Otras causas detrás de la problemática
El informe señala que en los países amazónicos, no toda la deforestación debida a las actividades agrícolas y forestales está directamente vinculada a la producción de materias primas. Los resultados sugieren que entre el 2% y el 16% de la superficie deforestada en la región sigue siendo improductiva o asociada a materias primas distintas de la agricultura.
Esto es conocido como inversión especulativa. Hay personas que suelen comprar tierras forestales con la intención de despejarlas para una futura expansión agrícola, participar en actividades ilegales o simplemente conservarlas como una inversión especulativa, según el informe. A menudo, durante el período de espera, puede producirse una tala selectiva lo que conduce a una degradación forestal temporal sin conversión inmediata. Estas regiones pueden caer en la categoría de pérdida de cobertura arbórea no directamente asociada con la deforestación.
Para el caso de Colombia, Suárez, de WWF Colombia, menciona que hay otros fenómenos que van de la mano y que están detrás de la deforestación, como la construcción de vías no planificadas y la economía ilícita: minería y cultivos de uso ilícito. “Hay otro factor muy importante que también menciona el informe, especialmente para Brasil y Colombia: los procesos de tenencia de tierra, el mercado y los negocios que se dan alrededor de la posesión de la tierra. En Colombia no tenemos datos muy certeros, pero sabemos que alrededor o detrás de la deforestación están intereses de tenencia de la tierra, por los diferentes temas productivos que motivan la deforestación”, explica.
En el caso de Guyana y Surinam, solo una pequeña parte de la deforestación se atribuye a la agricultura, ya que las actividades mineras son un importante impulsor de la problemática en estos países. Sin embargo, el informe destaca que las operaciones mineras en otros países amazónicos también contribuyen a la deforestación.
Aunque el cambio en el uso de la tierra a causa de este factor es relativamente limitado, sus impactos indirectos (como la agricultura alrededor de las minas, la tala de bosques para asentamientos, y la mayor incursión de mineros en tierras forestales) son a menudo mayores. Estas actividades generan impactos ambientales, como la sedimentación de los ríos y la contaminación del agua. En el caso de la minería ilegal de oro, el uso de mercurio tóxico tiene graves repercusiones para la salud de las comunidades locales e indígenas, y afecta a la vida silvestre de la región.
Para Kurt Holle, director de WWF Perú y de la Unidad de Coordinación Amazónica de WWF, una iniciatvia de la ONG que trabaja junto a los pueblos indígenas y comunidades campesinas para mantener un bioma amazónico saludable, todos estos datos son valiosos para poder tomar decisiones, “y permitir intervenciones específicas para mejorar la transparencia de la cadena de suministro e impulsar soluciones hacia el objetivo de detener la deforestación para 2030 y así evitar el punto de inflexión”, dice.
Como resultado del trabajo de los investigadores, se habilitó una página web donde todas las personas pueden explorar el factor de deforestación predominante en cada departamento, e incluso municipio, de los países que conforman la región.
Hace un par de días, en El Espectador publicamos unas imágenes que nos ayudan a dimensionar una de las situaciones de la que hablamos frecuentemente: la deforestación en la Amazonía. En 2023, en esa región, en Colombia, se perdieron 44.274 hectáreas de selva, según el Ministerio de Ambiente. Esto equivale a una extensión mayor a la que abarca Medellín.
Ver un par de imágenes del Parque Nacional Natura (PNN) Sierra de la Macarena o del PNN Tinigua ayuda a aterrizar esas cifras. En ellas se ve cómo lo que antes eran grandes extensiones de bosques, hoy son áreas destinadas a monocultivos y ganado.
(Lea también: Colombia quiere apostarle al acero mientras sale del carbón, pero hay varios retos)
Lo preocupante es que no solo sucede en el territorio colombiano. Hace un par de semanas, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), junto con la Universidad Tecnológica de Chalmers, Trase (una plataforma que almacena datos e información sobre deforestación) y el Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI), presentaron el primer análisis regional de los factores de deforestación en la Amazonía, especialmente, los relacionados con los productos agrícolas. Este incluyó a Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa, los países que conforman el bioma.
Lo que encontraron coincide con las imágenes que vimos en el territorio colombiano: la principal causa de la deforestación en toda la región amazónica es la expansión del uso de tierras agrícolas, para pastos y tierras de cultivo. De acuerdo con el informe, entre 2001 y 2022, se han deforestado 39 millones de hectáreas (Mha) en la región. De estas, 38 Mha han sido para usos de la agricultura y la silvicultura; la expansión de los pastizales es responsable de casi el 83 %, los productos agrícolas contribuyen con el 17 % y las plantaciones forestales (principalmente para madera) representan una parte menor.
Aunque el motor relacionado con la agricultura muestra una tendencia a la baja en la mayoría de los países amazónicos en los últimos años (2017-2022), en Brasil se mantiene estable y en Ecuador es mucho más alta que los niveles históricos.
Expansión de pastizales para el ganado, la principal amenaza
Según Chandrakant Singh, de la Universidad de Chalmers, uno de los autores del informe, la expansión de los pastizales, principalmente para la producción de carne de ganado, está provocando una mayor deforestación en las regiones orientales y centrales. Esta situación se observó principalmente en la Amazonía brasileña.
Roberto Gómez, director de Amazonía Mía de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), le explicaba a este medio cuando se tomaron las fotos de la Amazonía colombiana de las que hablamos al principio, que cuando llega la temporada seca, se queman terrenos para acabar con la vegetación riparia, es decir, la asociada a ríos u otros cuerpos de agua dulce. Posteriormente, quienes deforestan, siembran pasto para traer las vacas. “Si hay incendios forestales, es una gran señal de deforestación. No son en sí mismos una causa, sino un síntoma”, dijo.
Esto trae consigo otra situación compleja: la presencia de especies que no son nativas, sino introducidas para mejorar la producción de proteína para el ganado, como menciona César Freddy Suárez, coordinador de Ciencias y Generación de Información de WWF Colombia.
“Los pastos originarios de la Amazonía están asociados a zonas inundables y a algunas zonas que tienen suelos muy ácidos. Su material orgánico es bajo, entonces, no son muy productivos para sistemas como la ganadería. Cada vez que se tumba un bosque, el proceso que continúa inmediatamente es regar semillas de pastos introducidos, externos a este ecosistema, para generar comida para el ganado”, señala Suárez.
(Lea también: Volcanes de lodo en Colombia podrían ser de los más grandes del mundo, según el SGC)
Por otro lado, en la Amazonía occidental (partes de Bolivia, Ecuador y Venezuela), el motor de deforestación está relacionado en gran medida con la expansión de los cultivos. El informe señala que los productos agrícolas que predominan son la soya, cacao, maíz y arroz.
“Encontramos que la deforestación relacionada con la soya es particularmente prominente en la Amazonía boliviana, las plantaciones de cacao y palma aceitera impulsan la deforestación en Colombia, Ecuador y Perú. Además, los cultivos básicos como el maíz, el arroz y la yuca contribuyen significativamente a la deforestación en la Amazonía peruana y venezolana”, menciona el informe.
“Estos cultivos básicos son vitales para la seguridad alimentaria futura, ya que representan la mitad de la dieta humana promedio, pero a menudo reciben menos atención en comparación con los cultivos comerciales cuando se estima su papel en la deforestación”, se lee en el informe.
En el caso de Bolivia encontraron que en los últimos años la tendencia relacionada con la soya está disminuyendo, sin embargo, observaron un aumento moderado de ese producto en la Amazonia brasileña oriental.
Otras causas detrás de la problemática
El informe señala que en los países amazónicos, no toda la deforestación debida a las actividades agrícolas y forestales está directamente vinculada a la producción de materias primas. Los resultados sugieren que entre el 2% y el 16% de la superficie deforestada en la región sigue siendo improductiva o asociada a materias primas distintas de la agricultura.
Esto es conocido como inversión especulativa. Hay personas que suelen comprar tierras forestales con la intención de despejarlas para una futura expansión agrícola, participar en actividades ilegales o simplemente conservarlas como una inversión especulativa, según el informe. A menudo, durante el período de espera, puede producirse una tala selectiva lo que conduce a una degradación forestal temporal sin conversión inmediata. Estas regiones pueden caer en la categoría de pérdida de cobertura arbórea no directamente asociada con la deforestación.
Para el caso de Colombia, Suárez, de WWF Colombia, menciona que hay otros fenómenos que van de la mano y que están detrás de la deforestación, como la construcción de vías no planificadas y la economía ilícita: minería y cultivos de uso ilícito. “Hay otro factor muy importante que también menciona el informe, especialmente para Brasil y Colombia: los procesos de tenencia de tierra, el mercado y los negocios que se dan alrededor de la posesión de la tierra. En Colombia no tenemos datos muy certeros, pero sabemos que alrededor o detrás de la deforestación están intereses de tenencia de la tierra, por los diferentes temas productivos que motivan la deforestación”, explica.
En el caso de Guyana y Surinam, solo una pequeña parte de la deforestación se atribuye a la agricultura, ya que las actividades mineras son un importante impulsor de la problemática en estos países. Sin embargo, el informe destaca que las operaciones mineras en otros países amazónicos también contribuyen a la deforestación.
Aunque el cambio en el uso de la tierra a causa de este factor es relativamente limitado, sus impactos indirectos (como la agricultura alrededor de las minas, la tala de bosques para asentamientos, y la mayor incursión de mineros en tierras forestales) son a menudo mayores. Estas actividades generan impactos ambientales, como la sedimentación de los ríos y la contaminación del agua. En el caso de la minería ilegal de oro, el uso de mercurio tóxico tiene graves repercusiones para la salud de las comunidades locales e indígenas, y afecta a la vida silvestre de la región.
Para Kurt Holle, director de WWF Perú y de la Unidad de Coordinación Amazónica de WWF, una iniciatvia de la ONG que trabaja junto a los pueblos indígenas y comunidades campesinas para mantener un bioma amazónico saludable, todos estos datos son valiosos para poder tomar decisiones, “y permitir intervenciones específicas para mejorar la transparencia de la cadena de suministro e impulsar soluciones hacia el objetivo de detener la deforestación para 2030 y así evitar el punto de inflexión”, dice.
Como resultado del trabajo de los investigadores, se habilitó una página web donde todas las personas pueden explorar el factor de deforestación predominante en cada departamento, e incluso municipio, de los países que conforman la región.