Los detalles detrás de la desviación del arroyo Bruno, en La Guajira
Según el director de Corpoguajira, la entidad que avaló el polémico trasteo del río que moverá Cerrejón para explotar 40 millones de toneladas de carbón, la operación no afectará el caudal.
Redacción Medioambiente
La semana pasada una noticia dejó disgustada a la comunidad Wayuú del sur de La Guajira. Se trata del permiso otorgado por Corpoguajira y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para que el Cerrejón desvíe el arroyo Bruno, un afluente del río Rancherías. (Lea "Indígenas wayúu se oponen a la desviación del arroyo Bruno")
La idea es que de los últimos 4,8 kilómetros del Bruno se desvíen 3,6 km. Ese tramo lo correrían unos 700 metros hacia el norte y así se podrían expandir los límites actuales de la mina en 170 hectáreas. Debajo de aquella agua hay una buena reserva de carbón que estiman en 40 millones de toneladas. Una cifra que ayudarían a mantener la producción de la gigante minera.
Pero mientras la multinacional afirma que no habrá repercusiones ambientales, habitantes de la zona temen que, con la modificación, se sequen los cuerpos de agua, que hoy por hoy, son invisibles por las fuertes sequías que azotan a la región. La intervención empezaría en los próximos meses, se demoraría dos años y las comunidades insisten en que con este hecho estarían pasando por encima de sus costumbres. (Lea "Los daños colaterales del Cerrejón")
El Espectador conversó con Luis Manuel Medina, director de Corpoguajira, entidad ambiental que autorizó el trasteo del río para entender el porqué de esta decisión.
¿Podría explicar las condiciones ambientales donde se encuentra el arroyo Bruno?
El arroyo Bruno nace en la reserva natural de los Montes de Oca en la Serranía del Perijá y desemboca en el río Ranchería, una de las principales fuentes superficiales de agua del departamento de La Guajira. Está en la parte norte de la explotación minera del Cerrejón.
¿Por qué Corpoguajira tomó la decisión de desviar el arroyo Bruno?
Este un proyecto que tiene en expansión el Cerrejón y que está desde 1998 licenciado. En 2005 hicieron una modificación de la licencia ambiental y en 2014 presentaron la ingeniería de detalles para desviar el arroyo Bruno.
A Corpoguajira le correspondían unos trámites para aprobar el desvío del río como son: el aprovechamiento forestal porque había que hacer un descapote. En ese estudio que se hizo encontramos especies como el Guayacán, una especie vedada, para garantizar su sostenibilidad.
¿Vedada es qué?
Que está prohibido su corte. Especies en amenaza.
¿Y entonces si está prohibido cómo permiten tumbarlas?
Es permitido bajo acciones de compensación. Se siembran las mismas especies. Las áreas de preservación no se van a tocar para la restauración natural del bosque intervenido.
¿Qué entidad hizo los estudios ambientales?
Solicitamos a la Universidad Nacional, a la Universidad de la Guajira y a la Universidad Externado que nos presentaran una propuesta de consultoría para ese estudio de impacto ambiental. La Nacional no nos respondió, el Externado nos respondió que estaban interesados y lo mismo la de La Guajira. Les mandamos los términos de referencia y ellos desistieron.
¿Por qué desistieron?
No recuerdo la justificación que dieron. En algunos manifestaron que no tenían los profesionales, algo así. Pero en definitiva tenemos los documentos donde desistieron.
¿Entonces quién hizo el estudio?
El estudio lo hacemos nosotros con una contratación de expertos por aparte. Con el apoyo de la ANLA, el Ideam y el Servicio Geológico.
¿Esos expertos son quiénes?
Los contratamos. Hay funcionarios de Bogotá y de la región.
¿Qué compensaciones ambientales debe pagar el Cerrejón por este desvío?
Estamos garantizando la sostenibilidad de la fábrica de agua del arroyo Bruno. Podemos decir que hay afectación, pero es mínima porque el río va a seguir fluyendo en su cauce superficial.
¿Cuáles fueron las recomendaciones más importantes que les hicieron al Cerrejón?
Que el cierre nos sea puntual sino gradual, que se hagan seguimientos permanentes del comportamiento del cauce y que se logre mantener su condición artificial muy similar a la natural.
Usted dice que el impacto es mínimo. ¿Cuál es?
Si hablamos de la flora si va a haber un descapote y la compensación, en la norma, es que por un individuo talado se siembran 10. Nosotros hemos decidido ir más allá y adquirir predios en la parte alta para restaurar.
¿Y qué pasa con las comunidades que dependen del agua para su subsistencia?
En la parte superficial continua el cauce. Se impuso una compensación social donde se van a hacer pozos en la parte baja del río Rancherías para beneficiar a las comunidades que allí se encuentran. La intervención que se le va a hacer al río Bruno es en predios del Cerrejón. Ahí no hay comunidades. Sólo hay una comunidad a 2.5 kilómetros aguas abajo que es la comunidad de Campo Herrera. Esas comunidades que tienen acceso al río van a seguir teniéndolo.
Esas comunidades tienen el miedo de que se desvié el cauce del arroyo y se afecte todo el sistema hídrico…
Esa obra del desvió del Bruno se hizo con una similitud muy parecida al cauce natural para evitar que esos impactos se generaran.
La idea, entonces, es hacer una réplica del ecosistema natural y eso suena fantasioso. ¿Cómo se aseguran de que sí presten el mismo servicio?
La cosa no va a ser igual. Va a haber una afectación y somos conscientes de esa parte. Se buscó al máximo que el cauce nuevo tuviera la misma composición que el natural. Es no va a hacer cerrar aquí y abrir aquí la llave porque los ecosistemas no funcionan así. Hay que adaptarlos. Eso va a ser gradual.
Se presenta un dilema porque por un lado, dicen que debajo del arroyo Bruno hay 40 millones de toneladas de carbón, pero también es un afluente del río Rancherías y las comunidades aseguran que ese es una de sus fuentes hídricas más importantes.
El río Bruno no va a desaparecer. El va a seguir tributando sus aguas al Rancherías. Buscamos la minimización de impactos ambientales y preservación de los recursos ambientales que tenemos en La Guajira: fauna, suelo y agua. Ahí radica una concesión equivocada en decir que se esta acabando con el agua.
Sabiendo los problemas por los que atraviesa La Guajira de extrema sequía, ¿por qué seguir desviando los cursos de los ríos? ¿Se está privilegiando la minería por encima del agua?
Por supuesto que no. En ese ecosistema, en la parte alta es en donde se produce el agua. En la parte baja llega el agua. Me interesa garantizar la conservación arriba porque de otra forma no encontraríamos agua en las tuberías.
¿Y la conservación de las partes bajas?
La idea es garantizar que el agua siga fluyendo.
Las comunidades Wayuú y campesinas dicen que con esta decisión les están pasando por encima a ellos, ¿es cierto?
No porque ellos van a seguir beneficiándose de los recursos naturales que tienen en su territorio, eso no se les esta interrumpiendo. Eso, además, es predio del Cerrejón y no de la comunidad. El agua va a seguir circulando. A ellos no se les esta vulnerando el derecho a beneficiarse del agua. Lo que queremos garantizar es que este río mejore su caudal protegiendo la fábrica de agua en la parte alta que es allí donde se genera.
La semana pasada una noticia dejó disgustada a la comunidad Wayuú del sur de La Guajira. Se trata del permiso otorgado por Corpoguajira y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para que el Cerrejón desvíe el arroyo Bruno, un afluente del río Rancherías. (Lea "Indígenas wayúu se oponen a la desviación del arroyo Bruno")
La idea es que de los últimos 4,8 kilómetros del Bruno se desvíen 3,6 km. Ese tramo lo correrían unos 700 metros hacia el norte y así se podrían expandir los límites actuales de la mina en 170 hectáreas. Debajo de aquella agua hay una buena reserva de carbón que estiman en 40 millones de toneladas. Una cifra que ayudarían a mantener la producción de la gigante minera.
Pero mientras la multinacional afirma que no habrá repercusiones ambientales, habitantes de la zona temen que, con la modificación, se sequen los cuerpos de agua, que hoy por hoy, son invisibles por las fuertes sequías que azotan a la región. La intervención empezaría en los próximos meses, se demoraría dos años y las comunidades insisten en que con este hecho estarían pasando por encima de sus costumbres. (Lea "Los daños colaterales del Cerrejón")
El Espectador conversó con Luis Manuel Medina, director de Corpoguajira, entidad ambiental que autorizó el trasteo del río para entender el porqué de esta decisión.
¿Podría explicar las condiciones ambientales donde se encuentra el arroyo Bruno?
El arroyo Bruno nace en la reserva natural de los Montes de Oca en la Serranía del Perijá y desemboca en el río Ranchería, una de las principales fuentes superficiales de agua del departamento de La Guajira. Está en la parte norte de la explotación minera del Cerrejón.
¿Por qué Corpoguajira tomó la decisión de desviar el arroyo Bruno?
Este un proyecto que tiene en expansión el Cerrejón y que está desde 1998 licenciado. En 2005 hicieron una modificación de la licencia ambiental y en 2014 presentaron la ingeniería de detalles para desviar el arroyo Bruno.
A Corpoguajira le correspondían unos trámites para aprobar el desvío del río como son: el aprovechamiento forestal porque había que hacer un descapote. En ese estudio que se hizo encontramos especies como el Guayacán, una especie vedada, para garantizar su sostenibilidad.
¿Vedada es qué?
Que está prohibido su corte. Especies en amenaza.
¿Y entonces si está prohibido cómo permiten tumbarlas?
Es permitido bajo acciones de compensación. Se siembran las mismas especies. Las áreas de preservación no se van a tocar para la restauración natural del bosque intervenido.
¿Qué entidad hizo los estudios ambientales?
Solicitamos a la Universidad Nacional, a la Universidad de la Guajira y a la Universidad Externado que nos presentaran una propuesta de consultoría para ese estudio de impacto ambiental. La Nacional no nos respondió, el Externado nos respondió que estaban interesados y lo mismo la de La Guajira. Les mandamos los términos de referencia y ellos desistieron.
¿Por qué desistieron?
No recuerdo la justificación que dieron. En algunos manifestaron que no tenían los profesionales, algo así. Pero en definitiva tenemos los documentos donde desistieron.
¿Entonces quién hizo el estudio?
El estudio lo hacemos nosotros con una contratación de expertos por aparte. Con el apoyo de la ANLA, el Ideam y el Servicio Geológico.
¿Esos expertos son quiénes?
Los contratamos. Hay funcionarios de Bogotá y de la región.
¿Qué compensaciones ambientales debe pagar el Cerrejón por este desvío?
Estamos garantizando la sostenibilidad de la fábrica de agua del arroyo Bruno. Podemos decir que hay afectación, pero es mínima porque el río va a seguir fluyendo en su cauce superficial.
¿Cuáles fueron las recomendaciones más importantes que les hicieron al Cerrejón?
Que el cierre nos sea puntual sino gradual, que se hagan seguimientos permanentes del comportamiento del cauce y que se logre mantener su condición artificial muy similar a la natural.
Usted dice que el impacto es mínimo. ¿Cuál es?
Si hablamos de la flora si va a haber un descapote y la compensación, en la norma, es que por un individuo talado se siembran 10. Nosotros hemos decidido ir más allá y adquirir predios en la parte alta para restaurar.
¿Y qué pasa con las comunidades que dependen del agua para su subsistencia?
En la parte superficial continua el cauce. Se impuso una compensación social donde se van a hacer pozos en la parte baja del río Rancherías para beneficiar a las comunidades que allí se encuentran. La intervención que se le va a hacer al río Bruno es en predios del Cerrejón. Ahí no hay comunidades. Sólo hay una comunidad a 2.5 kilómetros aguas abajo que es la comunidad de Campo Herrera. Esas comunidades que tienen acceso al río van a seguir teniéndolo.
Esas comunidades tienen el miedo de que se desvié el cauce del arroyo y se afecte todo el sistema hídrico…
Esa obra del desvió del Bruno se hizo con una similitud muy parecida al cauce natural para evitar que esos impactos se generaran.
La idea, entonces, es hacer una réplica del ecosistema natural y eso suena fantasioso. ¿Cómo se aseguran de que sí presten el mismo servicio?
La cosa no va a ser igual. Va a haber una afectación y somos conscientes de esa parte. Se buscó al máximo que el cauce nuevo tuviera la misma composición que el natural. Es no va a hacer cerrar aquí y abrir aquí la llave porque los ecosistemas no funcionan así. Hay que adaptarlos. Eso va a ser gradual.
Se presenta un dilema porque por un lado, dicen que debajo del arroyo Bruno hay 40 millones de toneladas de carbón, pero también es un afluente del río Rancherías y las comunidades aseguran que ese es una de sus fuentes hídricas más importantes.
El río Bruno no va a desaparecer. El va a seguir tributando sus aguas al Rancherías. Buscamos la minimización de impactos ambientales y preservación de los recursos ambientales que tenemos en La Guajira: fauna, suelo y agua. Ahí radica una concesión equivocada en decir que se esta acabando con el agua.
Sabiendo los problemas por los que atraviesa La Guajira de extrema sequía, ¿por qué seguir desviando los cursos de los ríos? ¿Se está privilegiando la minería por encima del agua?
Por supuesto que no. En ese ecosistema, en la parte alta es en donde se produce el agua. En la parte baja llega el agua. Me interesa garantizar la conservación arriba porque de otra forma no encontraríamos agua en las tuberías.
¿Y la conservación de las partes bajas?
La idea es garantizar que el agua siga fluyendo.
Las comunidades Wayuú y campesinas dicen que con esta decisión les están pasando por encima a ellos, ¿es cierto?
No porque ellos van a seguir beneficiándose de los recursos naturales que tienen en su territorio, eso no se les esta interrumpiendo. Eso, además, es predio del Cerrejón y no de la comunidad. El agua va a seguir circulando. A ellos no se les esta vulnerando el derecho a beneficiarse del agua. Lo que queremos garantizar es que este río mejore su caudal protegiendo la fábrica de agua en la parte alta que es allí donde se genera.