Los grabados ancestrales que revivieron el debate de la minería en Antioquia
La mayor concentración de petroglifos de Colombia está en Támesis, un municipio vecino de Jericó, Antioquia, donde se lleva a cabo el proyecto minero Quebradona. Aunque la explotación aún no arranca y tiene varios desafíos, para algunos académicos podría poner en riesgo estos grabados. AngloGold Ashanti dice que de ninguna manera afectará este patrimonio arqueológico.
Luisa Fernanda Orozco
El lenguaje de una civilización prehispánica se encuentra en Támesis, Antioquia. Los llamados petroglifos, considerados Patrimonio Histórico de Colombia, pueden verse en diferentes lugares de ese municipio: desde fincas que son propiedad privada hasta en rocas ocultas en la montaña que revelan diseños tallados hace más de 2.000 años por comunidades ancestrales.
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El lenguaje de una civilización prehispánica se encuentra en Támesis, Antioquia. Los llamados petroglifos, considerados Patrimonio Histórico de Colombia, pueden verse en diferentes lugares de ese municipio: desde fincas que son propiedad privada hasta en rocas ocultas en la montaña que revelan diseños tallados hace más de 2.000 años por comunidades ancestrales.
Sin embargo, creen algunos investigadores, su permanencia puede verse comprometida por Quebradona, el proyecto de extracción de cobre que quiere hacerse en Jericó, un municipio del suroeste antioqueño, a cargo de la multinacional sudafricana AngloGold Ashanti.
Alba Nelly Gómez, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, ha investigado los petroglifos en Támesis desde hace casi 10 años. Luego de obtener su título de antropología, comenzó a interesarse por la arqueología, especialmente la del suroeste antioqueño. “Empecé a trabajar con patrones de vivienda en grupos prehispánicos en el suroeste y después me expandí a otros municipios. Así fue como llegué a Támesis, donde encontré petroglifos en varios sitios”, cuenta Gómez. Inicialmente, la investigadora publicó un libro en 2015, en el que hablaba de 93 rocas con más de 600 petroglifos registrados ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH). Sin embargo, investigaciones recientes le han indicado que ese número podría llegar hasta las 120 rocas con más de 1.000 grabados verificados.
Pero todavía hay muchos misterios en cuanto a la existencia misma de petroglifos en Támesis. Gómez y su equipo de investigación, por ejemplo, aún no saben por qué ese municipio antioqueño es el que tiene mayor concentración de grabados en todo el país. Algunas hipótesis apuntan a que esto tiene que ver con el asentamiento de las comunidades prehispánicas en ciertos territorios siguiendo, por ejemplo, la posición del Sol y la Luna, cuenta Gómez.
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Pero, más allá de eso, la investigadora dice que el dibujo de los petroglifos está ligado a la estructura social y cultural que tenían estas comunidades. “Eso también sucede en la actualidad, porque nosotros como comunidad occidental tenemos un orden espacial ligado a unas concepciones culturales”, explica Gómez.
Es decir, en pocas palabras, los petroglifos eran una especie de señalización para las comunidades prehispánicas: a veces se tallaban en las rocas para indicar proximidad a una cuenca de agua, y es por eso que ambos, tanto los petroglifos como los ríos, deben preservarse para interpretar en conjunto lo que representaba ese lenguaje. “Si los semáforos se sacaran del contexto vial nuestro, no los entenderíamos. Así sucede con los petroglifos, pues no nos dirían nada si los separamos de los ríos o los alteramos con las actividades humanas”, puntualiza Gómez.
Debido a que la conservación de los petroglifos va de la mano de la conservación de los ríos, es que a Gómez le preocupa el proyecto minero que se pretende desarrollar en Jericó, municipio vecino de Támesis.
La minería
Para comenzar, se debe tener en cuenta que AngloGold Ashanti llegó a Jericó en 2003 con la intención de comprar cinco títulos mineros por 7.594 hectáreas, y solo fue hasta 2007 que la multinacional reveló el hallazgo de un yacimiento de cobre dentro de las montañas del municipio, uno de los más grandes del país, según ellos. El proyecto de extracción se nombró Quebradona y actualmente se encuentra en etapa de exploración.
AngloGold afirma que el principal municipio impactado será Jericó, pero el proyecto tiene definido que su depósito mineral se encuentra a 10 kilómetros aproximados del casco urbano de Támesis y a cinco kilómetros del corregimiento Palermo. “Se deben terminar los estudios de factibilidad acordes con el nuevo estudio de impacto ambiental, para así determinar el lugar exacto de las obras y los campamentos”, le dijo la multinacional a El Espectador. Cabe recordar que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) archivó la licencia ambiental de AngloGold en 2021 y que en 2022 negó el recurso de reposición de la empresa.
La ANLA se ha pronunciado en algunas instancias. El 25 de octubre de 2021 tomó la decisión de archivar el proyecto minero mediante el Auto 9023 bajo una serie de premisas que, entre otras cosas, tenían que ver con el impacto de la extracción de cobre en las cuencas de agua de la región.
“Las principales consideraciones técnicas que llevaron a ordenar el archivo de la actuación por parte de la Autoridad se relacionan con: la definición del área de influencia, la caracterización de los componentes hidrogeológico, hidrológico, de geotecnia y biótico, consideraciones frente al depósito de relaves (residuos de la actividad minera) y a la subsidencia, entre otros”, señaló la entidad mediante un comunicado.
La investigadora Gómez identificó tres factores de Quebradona que, cree, podrían afectar los petroglifos de Támesis: en primer lugar está la extracción de minerales que podría comprometer los cauces de agua, que son fundamentales para comprender los grabados. En pocas palabras, se estaría alterando el contexto para interpretarlos.
En segundo lugar, el proyecto podría traer la visita temporal o permanente de más personas (los mineros, los contratistas y las familias de todos ellos) que probablemente no sepan lo que es un petroglifo y tampoco los cuidados que debe tenerse para preservarlos.
Y, en tercer lugar, se encuentran las explosiones para la construcción de los túneles en el cerro La Mama que, según Gómez, está cerca de la mayor concentración de petroglifos, ubicada en 11 veredas en la parte baja de Támesis, sobre el río Cartama, que desemboca en el río Cauca.
“Así se generarían fuertes movimientos sísmicos que pueden alterar la estabilidad de la montaña e incluso las rocas donde están los grabados”, puntualiza la investigadora.
Los temores de Gómez son compartidos por personas como Sebastián Restrepo, líder de Visión Suroeste, un movimiento que trabaja para que el suroeste antioqueño tenga un modelo de desarrollo rural regenerativo basado en el cuidado al medio ambiente, que cree que el proyecto puede tener un impacto a fuentes de agua en Támesis, así como el alcalde de ese municipio, Juan Martín Vásquez, que también comparte los mismos miedos.
El examen de AngloGold Ashanti, sin embargo, es muy distinto. Para la compañía, “el proyecto no tiene ni tendrá incidencia en términos de área de intervención efectiva por obras en el municipio de Támesis. Por lo tanto, no habrá afectación del patrimonio arqueológico en este municipio. En todo caso, la compañía cuenta con la aprobación del programa de arqueología preventiva por parte del ICAHN, el cual tiene medidas de manejo específicas para las áreas que se intervengan”.
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¿Qué sigue?
Hace tres semanas otro ingrediente se sumó a la discusión. Tras viajar hasta Jericó para reunirse con algunos líderes de la zona en el teatro Santamaría, el presidente Gustavo Petro afirmó que escogía el bienestar del agua por encima de la extracción minera que piensa hacerse en Quebradona.
“No se puede poner en peligro el agua del territorio. Hay acuíferos en el territorio y de eso vive parte de la población (...). Es un territorio con mucha agua en las entrañas. Precisamente, lo que hemos encontrado es que la exploración minera se localizó donde están los acuíferos, entonces tenemos un peligro”, afirmó el presidente.
La multinacional, por su parte, respondió públicamente que se encontraba tranquila tras el anuncio del mandatario, y reiteró la existencia de unos contratos y títulos mineros que le fueron otorgados de manera legal para la explotación del territorio.
Por ahora, tanto Sebastián como el alcalde de Támesis hacen énfasis en que lo que sigue para la comunidad es promover la apropiación de los petroglifos: convertirlos en insignia e identidad de los habitantes que viven allí. “Se debe generar más apropiación y orgullo, porque todavía hay mucho por investigar”, dice Sebastián. “Con los esfuerzos de Alba Nelly y la Universidad de Antioquia esto ha sido posible, pero faltan muchos petroglifos por ser mapeados”.
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