Los males de la Amazonia, una radiografía en época de pandemia
Una débil red de salud pública, deforestación, carreteras ilegales e incendios son algunos de los principales problemas que confluyen en la región, en medio de la pandemia de COVID-19. Algunas de ellas se han exacerbado en zonas de Colombia y Brasil.
Verónica Téllez Oliveros y Luisa Ortiz Luna*
Por décadas, la deforestación y la construcción de carreteras (legales e ilegales), han sido dos de las grandes amenazas de la Amazonia, el bosque tropical más grande del mundo y que alberga al menos un 17% del agua dulce del mundo. Pero este año, los efectos de la llegada del Covid-19 a esta región de Suramérica se han sumado a esos males históricos y los han agudizado, poniendo en riesgo a las 34 millones de personas que allí viven, así como a los más de 350 grupos indígenas que alberga.
En conmemoración del Día de la Amazonia, que es este 5 de septiembre, presentamos una radiografía de los principales males que confluyen en este momento en este bioma -que comparten ocho países del subcontinente- y especialmente aquellos que afectan el territorio y la población amazónicos colombianos.
La fragilidad ante la pandemia por Covid-19
A comienzos de abril se registró el primer caso de contagio por COVID-19 en una provincia de Brasil, en la frontera con Colombia. El virus se propagó rápidamente y terminó convirtiéndose en casi un millón de casos positivos de contagio y más de 25.200 muertes sumadas hasta el 27 de agosto en toda la región, según datos de la organización Sinergias y la Red Eclesial Panamazónica.
En el territorio amazónico de Colombia se registraban 12.416 casos de contagio activos y 445 muertes en los seis departamentos que conforman la región: Amazonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putumayo y Vaupés, de acuerdo con Sinergias, con corte al 31 de agosto. Todos ellos con una débil red de salud pública, sin suficientes unidades de cuidados intensivos para atender a los contagiados.
Los adultos mayores han sido los más afectados en las comunidades indígenas, lo que representa un gran peligro para sus culturas, pues ellos son quienes poseen el saber tradicional, ancestral, que se transmite de generación en generación. “Las muertes son fruto del abandono que ha sufrido el territorio. Nuestro SOS no ha sido escuchado, aunque sí tenemos la solidaridad de una parte de la sociedad civil que nos ha dado la mano. Lo que ha ocurrido en el territorio es grave, porque la muerte de un indígena es la muerte de un pueblo. Es la muerte de un conocimiento. Es la desaparición de la Amazonia”, señaló a WWF Colombia Fanny Kuiru, Coordinadora de Mujer, Juventud, Niñez y Familia, en la Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonia de Colombia.
Los incendios nuevamente son tendencia en redes sociales y medios de comunicación
En Brasil, distintas organizaciones indígenas y de la sociedad civil, han levantado la voz para llamar la atención sobre los incendios que vive su territorio amazónico y que este año superan en un 45% al promedio de la última década. En julio se detectaron 6.803 incendios, un 28% más que en el mismo período de 2019, debido a los altos niveles de deforestación ilegal, de acuerdo con WWF-Brasil.
Y en la Amazonia colombiana, aunque actualmente no hay incendios de la magnitud de los de Brasil, sí se han presentado en otros momentos como el comienzo de año, cuando tiene lugar la temporada más seca. Justamente, los puntos de calor (que significan una aproximación a incendios o puntos potenciales de fuego) tuvieron un aumento del 157% en esta región entre enero y abril de 2020, en comparación con el mismo periodo de 2019, de acuerdo con los datos del Sistema de Información Ambiental Territorial de la Amazonia colombiana (SIAT-AC). Mientras entre enero-abril de 2019 hubo 24.358 puntos de calor activos, en este mismo lapso de 2020 estuvieron activos 63.178 puntos en la Amazonia colombiana.
Miguel Pacheco, coordinador de recursos naturales y medios de vida de WWF-Colombia, dice que, aunque la cuarentena no es la causa de este aumento en puntos de calor, esta podría agravar el problema. Desde que Colombia entró en bloqueo a fines de marzo, los vuelos de monitoreo de las fuerzas armadas que normalmente rodean la región se han reducido significativamente, añade. Esto podría permitir que los grupos armados se aprovechen de esta falta de control ambiental y continúen despejando el área para ganado, plantación de coca u otros cultivos, mientras persistan estas medidas de cuarentena, dice.
Los parques nacionales y resguardos indígenas son algunos de los más afectados con la problemática. En marzo, el Resguardo Indígena Nukak fue consumido por las llamas de 20 incendios simultáneos que pusieron en peligro el bienestar de los pueblos indígenas Nukak, una de las últimas comunidades nómadas del mundo, según datos recopilados por la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), en un sobrevuelo a mediados de marzo.
La deforestación en la Amazonia de Colombia ha bajado, pero sigue siendo un riesgo especialmente en la pandemia
En la Amazonia colombiana la deforestación bajó el año pasado: en 2019 hubo 98.256 hectáreas deforestadas, mientras que en 2018 la cifra fue de 138.176 hectáreas, de acuerdo con los datos del Ideam. Sin embargo, la problemática sigue siendo grave y el país tiene un gran reto para que continúen bajando las cifras en 2020, en época de pandemia.
Al respecto, FCDS advirtió hace unos meses que la deforestación en territorio amazónico colombiano había superado las 75.031 hectáreas, entre enero y mediados de abril de este año. De esta manera, la cifra total de deforestación total en la Amazonia en 2020 podría ser mayor a la de 2019, señaló en su momento esta fundación.
Carreteras y trochas ilegales, otro problema que enfrenta el territorio
“Se han descubierto 280 kilómetros de nuevas vías abiertas en este primer cuatrimestre del año. Esto no tenía antecedentes en el país y señala que puede venir un fenómeno mucho más crítico en estas zonas donde hay gente con capacidad operativa para redescubrir algunas vías antiguas, creadas durante el conflicto armado con las FARC, y que ahora las están abriendo y están poniendo diversas fincas y lotes alrededor de ellos”, señaló Rodrigo Botero, director de FCDS, en diálogo con WWF Colombia.
Aunque las trochas pueden tener o no orígenes legales, cuando están construidas sin criterios ambientales pueden dar paso a otras amenazas para los ecosistemas. Entre estos, el acaparamiento de tierras y la explotación de recursos naturales, como la madera y los minerales, explica María Alejandra González, Oficial Empresarial de Mitigación Cambio Climático de WWF-Colombia, WWF.
El problema de la caza ilegal de fauna y venta ilegal de madera
En los últimos meses, las alarmas por la caza ilegal de especies y la venta ilícita de madera se han activado en la región, y aunque todavía no se cuenta con datos exactos sobre este incremento en contexto de pandemia, sí es probable que los números se hayan elevado. “Hemos recibido un reporte de las autoridades ambientales que informa el aumento de la producción ilegal de madera y la venta de especies por la falta de presencia de autoridades en el campo”, cuenta Miguel Pacheco.
El jaguar ha sido una de las principales víctimas del comercio ilegal de vida silvestre en los países amazónicos. El tráfico de esta especie ha aumentado y está muy relacionado con la inversión privada de China, de acuerdo con un estudio publicado en Conservation Biology. Solo en Bolivia se han decomisado 786 colmillos de jaguar desde 2014, lo que representa la muerte de al menos 197 ejemplares, según datos recopilados por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por su sigla en inglés), que trabaja con WWF para contrarrestar esta problemática de especies en el marco de la Alianza por la Fauna Silvestre y los Bosques, financiada por la Unión Europea.
Sobre la venta ilegal de madera, el panorama tampoco es alentador. Miguel Pacheco, coordinador de recursos naturales en WWF Colombia explica que casi el 50% de la madera que se comercializa en el país es de origen ilegal. La falta de regularización y mayor control en esta economía es una de las principales causantes.
La necesidad de acción urgente para detener la degradación de la Amazonia
El impresionante territorio de la Amazonia puede parecer muy lejano para quienes estamos en las ciudades y no dimensionamos exactamente cuál es la manera en la que nos afectará su degradación. Pero, las amenazas que enfrenta esta región no sólo afectan el bienestar de las comunidades locales, sino también la regulación del clima de Suramérica y del mundo y la provisión de alimentos en la región. Nuestro futuro, y el de otras especies animales y vegetales, está conectado al de este enorme bosque tropical, más de lo que pensamos.
Precisamente, hace unos días se anunció la creación del panel científico para realizar la evaluación más completa del bioma amazónico, que incluirá llamados a los gobiernos, la sociedad civil, las empresas y los habitantes de la región para conservar la Amazonia. Este comité estará integrado por 170 científicos de los países amazónicos y ha sido llamado “La Amazonia que queremos”.
Entretanto lo que usted puede hacer es informarse sobre estas amenazas y sobre el origen de los productos que consume. Por ejemplo, puede iincluir más opciones vegetarianas en su dieta y elegir productos que no estén asociados a procesos de deforestación en la Amazonia. También puede usar el poder de sus redes sociales para que más personas conozcan sobre estas problemáticas y se interesen en alzar su voz para que los gobiernos tomen acciones prontas para detener los factores que están degradando el territorio amazónico. Solo actuarán entre más voces se sumen y exijan acciones, legislaciones más contundentes y modelos de desarrollo que conserven nuestros ecosistemas.
*Periodistas y comunicadoras sociales en WWF Colombia.
Por décadas, la deforestación y la construcción de carreteras (legales e ilegales), han sido dos de las grandes amenazas de la Amazonia, el bosque tropical más grande del mundo y que alberga al menos un 17% del agua dulce del mundo. Pero este año, los efectos de la llegada del Covid-19 a esta región de Suramérica se han sumado a esos males históricos y los han agudizado, poniendo en riesgo a las 34 millones de personas que allí viven, así como a los más de 350 grupos indígenas que alberga.
En conmemoración del Día de la Amazonia, que es este 5 de septiembre, presentamos una radiografía de los principales males que confluyen en este momento en este bioma -que comparten ocho países del subcontinente- y especialmente aquellos que afectan el territorio y la población amazónicos colombianos.
La fragilidad ante la pandemia por Covid-19
A comienzos de abril se registró el primer caso de contagio por COVID-19 en una provincia de Brasil, en la frontera con Colombia. El virus se propagó rápidamente y terminó convirtiéndose en casi un millón de casos positivos de contagio y más de 25.200 muertes sumadas hasta el 27 de agosto en toda la región, según datos de la organización Sinergias y la Red Eclesial Panamazónica.
En el territorio amazónico de Colombia se registraban 12.416 casos de contagio activos y 445 muertes en los seis departamentos que conforman la región: Amazonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putumayo y Vaupés, de acuerdo con Sinergias, con corte al 31 de agosto. Todos ellos con una débil red de salud pública, sin suficientes unidades de cuidados intensivos para atender a los contagiados.
Los adultos mayores han sido los más afectados en las comunidades indígenas, lo que representa un gran peligro para sus culturas, pues ellos son quienes poseen el saber tradicional, ancestral, que se transmite de generación en generación. “Las muertes son fruto del abandono que ha sufrido el territorio. Nuestro SOS no ha sido escuchado, aunque sí tenemos la solidaridad de una parte de la sociedad civil que nos ha dado la mano. Lo que ha ocurrido en el territorio es grave, porque la muerte de un indígena es la muerte de un pueblo. Es la muerte de un conocimiento. Es la desaparición de la Amazonia”, señaló a WWF Colombia Fanny Kuiru, Coordinadora de Mujer, Juventud, Niñez y Familia, en la Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonia de Colombia.
Los incendios nuevamente son tendencia en redes sociales y medios de comunicación
En Brasil, distintas organizaciones indígenas y de la sociedad civil, han levantado la voz para llamar la atención sobre los incendios que vive su territorio amazónico y que este año superan en un 45% al promedio de la última década. En julio se detectaron 6.803 incendios, un 28% más que en el mismo período de 2019, debido a los altos niveles de deforestación ilegal, de acuerdo con WWF-Brasil.
Y en la Amazonia colombiana, aunque actualmente no hay incendios de la magnitud de los de Brasil, sí se han presentado en otros momentos como el comienzo de año, cuando tiene lugar la temporada más seca. Justamente, los puntos de calor (que significan una aproximación a incendios o puntos potenciales de fuego) tuvieron un aumento del 157% en esta región entre enero y abril de 2020, en comparación con el mismo periodo de 2019, de acuerdo con los datos del Sistema de Información Ambiental Territorial de la Amazonia colombiana (SIAT-AC). Mientras entre enero-abril de 2019 hubo 24.358 puntos de calor activos, en este mismo lapso de 2020 estuvieron activos 63.178 puntos en la Amazonia colombiana.
Miguel Pacheco, coordinador de recursos naturales y medios de vida de WWF-Colombia, dice que, aunque la cuarentena no es la causa de este aumento en puntos de calor, esta podría agravar el problema. Desde que Colombia entró en bloqueo a fines de marzo, los vuelos de monitoreo de las fuerzas armadas que normalmente rodean la región se han reducido significativamente, añade. Esto podría permitir que los grupos armados se aprovechen de esta falta de control ambiental y continúen despejando el área para ganado, plantación de coca u otros cultivos, mientras persistan estas medidas de cuarentena, dice.
Los parques nacionales y resguardos indígenas son algunos de los más afectados con la problemática. En marzo, el Resguardo Indígena Nukak fue consumido por las llamas de 20 incendios simultáneos que pusieron en peligro el bienestar de los pueblos indígenas Nukak, una de las últimas comunidades nómadas del mundo, según datos recopilados por la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), en un sobrevuelo a mediados de marzo.
La deforestación en la Amazonia de Colombia ha bajado, pero sigue siendo un riesgo especialmente en la pandemia
En la Amazonia colombiana la deforestación bajó el año pasado: en 2019 hubo 98.256 hectáreas deforestadas, mientras que en 2018 la cifra fue de 138.176 hectáreas, de acuerdo con los datos del Ideam. Sin embargo, la problemática sigue siendo grave y el país tiene un gran reto para que continúen bajando las cifras en 2020, en época de pandemia.
Al respecto, FCDS advirtió hace unos meses que la deforestación en territorio amazónico colombiano había superado las 75.031 hectáreas, entre enero y mediados de abril de este año. De esta manera, la cifra total de deforestación total en la Amazonia en 2020 podría ser mayor a la de 2019, señaló en su momento esta fundación.
Carreteras y trochas ilegales, otro problema que enfrenta el territorio
“Se han descubierto 280 kilómetros de nuevas vías abiertas en este primer cuatrimestre del año. Esto no tenía antecedentes en el país y señala que puede venir un fenómeno mucho más crítico en estas zonas donde hay gente con capacidad operativa para redescubrir algunas vías antiguas, creadas durante el conflicto armado con las FARC, y que ahora las están abriendo y están poniendo diversas fincas y lotes alrededor de ellos”, señaló Rodrigo Botero, director de FCDS, en diálogo con WWF Colombia.
Aunque las trochas pueden tener o no orígenes legales, cuando están construidas sin criterios ambientales pueden dar paso a otras amenazas para los ecosistemas. Entre estos, el acaparamiento de tierras y la explotación de recursos naturales, como la madera y los minerales, explica María Alejandra González, Oficial Empresarial de Mitigación Cambio Climático de WWF-Colombia, WWF.
El problema de la caza ilegal de fauna y venta ilegal de madera
En los últimos meses, las alarmas por la caza ilegal de especies y la venta ilícita de madera se han activado en la región, y aunque todavía no se cuenta con datos exactos sobre este incremento en contexto de pandemia, sí es probable que los números se hayan elevado. “Hemos recibido un reporte de las autoridades ambientales que informa el aumento de la producción ilegal de madera y la venta de especies por la falta de presencia de autoridades en el campo”, cuenta Miguel Pacheco.
El jaguar ha sido una de las principales víctimas del comercio ilegal de vida silvestre en los países amazónicos. El tráfico de esta especie ha aumentado y está muy relacionado con la inversión privada de China, de acuerdo con un estudio publicado en Conservation Biology. Solo en Bolivia se han decomisado 786 colmillos de jaguar desde 2014, lo que representa la muerte de al menos 197 ejemplares, según datos recopilados por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por su sigla en inglés), que trabaja con WWF para contrarrestar esta problemática de especies en el marco de la Alianza por la Fauna Silvestre y los Bosques, financiada por la Unión Europea.
Sobre la venta ilegal de madera, el panorama tampoco es alentador. Miguel Pacheco, coordinador de recursos naturales en WWF Colombia explica que casi el 50% de la madera que se comercializa en el país es de origen ilegal. La falta de regularización y mayor control en esta economía es una de las principales causantes.
La necesidad de acción urgente para detener la degradación de la Amazonia
El impresionante territorio de la Amazonia puede parecer muy lejano para quienes estamos en las ciudades y no dimensionamos exactamente cuál es la manera en la que nos afectará su degradación. Pero, las amenazas que enfrenta esta región no sólo afectan el bienestar de las comunidades locales, sino también la regulación del clima de Suramérica y del mundo y la provisión de alimentos en la región. Nuestro futuro, y el de otras especies animales y vegetales, está conectado al de este enorme bosque tropical, más de lo que pensamos.
Precisamente, hace unos días se anunció la creación del panel científico para realizar la evaluación más completa del bioma amazónico, que incluirá llamados a los gobiernos, la sociedad civil, las empresas y los habitantes de la región para conservar la Amazonia. Este comité estará integrado por 170 científicos de los países amazónicos y ha sido llamado “La Amazonia que queremos”.
Entretanto lo que usted puede hacer es informarse sobre estas amenazas y sobre el origen de los productos que consume. Por ejemplo, puede iincluir más opciones vegetarianas en su dieta y elegir productos que no estén asociados a procesos de deforestación en la Amazonia. También puede usar el poder de sus redes sociales para que más personas conozcan sobre estas problemáticas y se interesen en alzar su voz para que los gobiernos tomen acciones prontas para detener los factores que están degradando el territorio amazónico. Solo actuarán entre más voces se sumen y exijan acciones, legislaciones más contundentes y modelos de desarrollo que conserven nuestros ecosistemas.
*Periodistas y comunicadoras sociales en WWF Colombia.