Los problemas que afectan a la ciénaga más importante de Barrancabermeja
Desde finales del año pasado, habitantes de esta ciudad han denunciado la muerte de decenas de animales en la ciénaga San Silvestre, que abastece de agua a la población. La contaminación, el fenómeno de El Niño y un reciente incendio han afectado el ecosistema de este lugar, clave para la conservación de especies como el manatí.
Manatíes, búfalos, garzas, peces y tortugas son algunas de las especies de animales que han muerto en la ciénaga San Silvestre, la más importante de Barrancabermeja, Santander, en los últimos dos meses. Los bajos niveles de los cuerpos hídricos, las altas temperaturas, la contaminación y un incendio que consumió más de 2.000 hectáreas han afectado la fauna y flora de este lugar, clave para el abastecimiento de agua de poco más de 200.000 personas.
San Silvestre es un espejo natural de agua dulce que comprende 70.804 hectáreas, acoge especies de animales insignias de la región, como el manatí antillano, y desempeña un papel importante en la regulación hídrica de la región. Desde hace unos años, sin embargo, ha enfrentado varios problemas. En 2021 reportamos en El Espectador un fallo del Consejo de Estado, en el que se ordenaba construir una planta de tratamiento de aguas residuales para evitar que estas llegaran al ecosistema. En ese entonces, el tribunal reafirmaba otras decisiones de 2016 y 2018, en donde se hacía un llamado a las autoridades para actuar en pro de su descontaminación, pero en los últimos meses se han sumado otros elementos.
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Manatíes, búfalos, garzas, peces y tortugas son algunas de las especies de animales que han muerto en la ciénaga San Silvestre, la más importante de Barrancabermeja, Santander, en los últimos dos meses. Los bajos niveles de los cuerpos hídricos, las altas temperaturas, la contaminación y un incendio que consumió más de 2.000 hectáreas han afectado la fauna y flora de este lugar, clave para el abastecimiento de agua de poco más de 200.000 personas.
San Silvestre es un espejo natural de agua dulce que comprende 70.804 hectáreas, acoge especies de animales insignias de la región, como el manatí antillano, y desempeña un papel importante en la regulación hídrica de la región. Desde hace unos años, sin embargo, ha enfrentado varios problemas. En 2021 reportamos en El Espectador un fallo del Consejo de Estado, en el que se ordenaba construir una planta de tratamiento de aguas residuales para evitar que estas llegaran al ecosistema. En ese entonces, el tribunal reafirmaba otras decisiones de 2016 y 2018, en donde se hacía un llamado a las autoridades para actuar en pro de su descontaminación, pero en los últimos meses se han sumado otros elementos.
De acuerdo con las denuncias que la comunidad ha dado a conocer en las últimas semanas, se ha reportado una serie de muertes de animales que comenzaron a registrarse en septiembre del año pasado. En ese momento encontraron en el caño San Silvestre un manatí antillano (Trichechus manatus) macho muerto, una especie representativa del país que se encuentra en peligro de extinción, según las categorías del Ministerio de Ambiente. Desde ese primer registro la situación no ha mejorado, pues entre finales de enero y mediados de marzo pasado han hallado otros dos manatíes sin vida.
A estos se suman más de diez babillas, cuatro búfalos, diez garzas y cientos de peces que han aparecido muertos, según le reportaron a este periódico organizaciones, como la Federación de Pescadores de la zona. Aunque la situación de por sí ya era crítica, el 29 de febrero se registró un incendio en la ciénaga San Silvestre, que se extendió por más de siete días. Según el reporte de las autoridades locales, las llamas consumieron 2.015 hectáreas y afectaron especialmente a animales como tortugas, serpientes y babillas.
Yuli Velásquez, representante de la Federación de Pescadores de Santander (Fedepesan), describe esta situación como una “masacre para toda la fauna”, que, además, les ha traído afectaciones a los pescadores de la zona, quienes durante varios días suspendieron sus actividades por la presencia de humo. “Vimos varias tortugas que trataron de buscar el agua y murieron a la orilla del caño. Es muy triste ver cómo chigüiros, monos, aves y, en general, toda la fauna está afectada, y más con estas aguas que están saliendo contaminadas del caño Rosario, descargan en caño San Silvestre y luego en la ciénaga”.
Sobre el incendio, la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS) explica que pudo haber sido producto de las altas temperaturas que se han registrado en Barrancabermeja, que han llegado casi a los 40 °C. Pero sobre la mortandad de animales que las comunidades reportan no hay mucha claridad. De acuerdo con Ludwing Gómez Almeida, secretario de Medio Ambiente de Barrancabermeja, lo que les han explicado los expertos de la Secretaría y de la CAS es que se trata de un fenómeno multifactorial, que incluye el calentamiento global, la disminución del cauce como consecuencia del fenómeno de El Niño, el uso de plaguicidas y pesticidas, la proliferación de plagas y enfermedades, así como el vertimiento de desechos industriales y domésticos, entre otros factores.
Hace unas tres semanas los pescadores instauraron una acción popular contra el Distrito de Barrancabermeja y la CAS y exigen que se hagan los estudios necesarios para determinar qué está provocando la mortandad de animales y la contaminación de las fuentes hídricas que también los está afectando. “A nosotros ya nos da miedo comer pescado de ese sector, porque no sabemos qué tiene el agua. Estamos teniendo una afectación económica fuerte con la pesca, y con el turismo comunitario que desarrollamos en la zona”, agrega la representante de Fedepesan.
La comunidad asegura que la mortandad de animales es una situación que ya se ha presentado en el pasado, hace por lo menos cinco años. “Eso es recurrente, desde 2019, en los diferentes cuerpos hídricos de Barrancabermeja. La situación que se vive allí ha sido un problema sistemático. Es algo que también se ha visto en Puerto Wilches, Yondó, en la zona del Magdalena Medio”, sostiene Óscar Sampayo, de la Corporación Regional Yariguíes Grupo de Estudios Sociales, Extractivas y Ambientales del Magdalena Medio.
Sobre este punto específico, la autoridad ambiental regional le explicó a El Espectador que están investigando los factores que están afectando la fauna y el ecosistema en general. Afirman que cuando fueron notificados de las muertes enviaron a profesionales para que se hicieran análisis en el lugar y determinar las condiciones del recurso hídrico. “Esa fue una medida de respuesta urgente, porque en este momento estamos formulando un proyecto para poder contratar un laboratorio para analizar muestras físico-químicas, porque por ahora la Corporación no cuenta con uno”, explica el ingeniero de la CAS Rodolfo Sánchez Ruiz. Por esto, aunque ya se tomaron las muestras, no se han podido procesar.
Esta medida, afirman, estará acompañada de un Plan de Ordenamiento del Recurso Hídrico (PORH), que es el instrumento de planificación que permite a la autoridad ambiental intervenir de manera sistémica los cuerpos de agua para garantizar las condiciones de calidad y cantidad requeridas para el sostenimiento. Con este se podrán determinar el grado de afectación que tiene la ciénaga y establecer una red de monitoreo. La idea, dice la CAS, más allá de atender la situación actual, es buscar una solución duradera.
De acuerdo con Sampayo, las afectaciones de la ciénaga se pueden deber a muchas causas, entre ellas “la actividad de la palma de aceite, la ganadera y la bufalina, que se han ido consolidando desde hace 20 o 30 años, y que está generando afectaciones e impactos”. Por eso las autoridades locales acordaron una reunión con los finqueros de la zona, dedicados a la actividad ganadera (bovina y de búfalos), para identificar la problemática y además para “elaborar una circular que prohíba de manera estricta que los búfalos entren a los cuerpos de agua. Los dueños de estos animales serán los encargados de cumplir esta norma”, afirma el ingeniero de la CAS. Además de estas afectaciones, se están evaluando otros impactos, como los derivados de la actividad petrolera que se realiza en la zona y la falta de cumplimiento de normativas en balnearios, clubes o sitios de recreación.
Un último elemento complica más el escenario: actualmente Barrancabermeja está en calamidad pública por los incendios que han afectado la ciénaga. Para recuperar la zona afectada, las autoridades manejarán la restauración pasiva, es decir, dejarán que la naturaleza se recupere por sí misma, realizando monitoreos y asegurando que no haya intervención en el lugar. Pero, los habitantes piden acciones concretas para el problema de la contaminación “por el bien de la naturaleza y de la salud de los habitantes”, finaliza Sampayo.
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