El debate no se da solo en el ámbito legal. Otras disciplinas, como la veterinaria, la antropología o la sociología, han problematizado la tendencia creciente a considerar a los animales parte de la familia.
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El pasado 7 de marzo, la Corte Suprema de Justicia decidió no admitir una tutela en la que una mujer solicitaba que sus mascotas no fueran objeto de embargo en medio de un proceso de divorcio. Su argumento fue que, a pesar de que las mascotas hacían parte del hogar que compartía con el hombre del que ahora se está separando, su hijo había creado un vínculo afectivo con estas y quitárselas podría afectar sus derechos fundamentales, como su salud mental.
Por Andrés Mauricio Díaz Páez
Periodista y politólogo. Productor de pódcast. Apasionado por la construcción de paz, la ciencia y los animales.diazporlanocheamdiaz@elespectador.com