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Hace unos cuarenta años surgió una nueva preocupación entre científicos y ambientalistas: en los ecosistemas acuáticos estaban apareciendo rastros de los principales compuestos farmacéuticos consumidos por los ciudadanos. Los antibióticos eran los más frecuentes. Aquello implicaba un peligro potencial. Los microorganimos presentes en el agua podían desarrollar resistencia desencadenando futuras epidemias. Eso sin contar los efectos de otros fármacos sobre la vida acuática.
Desde entonces el monitoreo de agua en muchos países incluye productos farmacéuticos. Sin embargo, en Latinoamérica y, específicamente en Colombia, es poca información la que existe sobre este fenómeno. Para subsanar el vacío de datos, un grupo de investigadores colombianos y españoles han comenzado a colaborar para medir el impacto del problema.
En la revista Science of the Total Environment el grupo de científicos la Universidad Jaume I (España), la Universidad Antonio Nariño (Colombia), la Universidad de Antioquia y la Universidad de la Amazonia (Florencia, Colombia) acaban de publicar el reporte de una investigación en la que tomaron muestras de aguas residuales urbanas recolectadas en las plantas de tratamiento de Bogotá y Medellín así como aguas residuales sin procesar del Hospital de Tumaco y de la ciudad de Florencia. (Imagen de los lugares donde los científicos tomaron muestras para su estudio).
Los resultados demuestran que Colombia, como otros países, enfrenta un problema de contaminación que ha permanecido oculto y puede estar teniendo efectos en la vida acuática. Las concentraciones más altas (hasta 50 μg / L) detectadas por el grupo de investigadores correspondieron al acetaminofen, pero varios antibióticos, como la azitromicina, la ciprofloxacina y la norfloxacina, y los fármacos antihipertensivos, como losartán y valsartán, estaban comúnmente presentes en las aguas residuales afluentes en niveles superiores a 1 μg/L.
Otra conclusión interesante del trabajo, en el que participaron siete investigadores colombianos, fue que las plantas de tratamientos de agua residuales parecen no estar eliminando de manera eficiente los compuestos en estudio.
“El hecho de que las aguas residuales sin tratar a veces se descargan directamente a las aguas superficiales (el caso de Florencia y Tumaco), y la presencia de la mayoría de los productos farmacéuticos investigados en las aguas residuales tratadas (Bogotá y Medellín), pueden suponer un riesgo para el medio ambiente acuático, provocando resistencia bacteriana, entre otros efectos”, anotaron en su investigación los científicos. Se trata de un problema que, para ellos, plantea “una necesidad urgente de implementar tratamientos eficientes que puedan eliminar los productos farmacéuticos en las aguas residuales”.