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Hugo Mantilla Meluk estudió biología en la Universidad Nacional y luego partió a Texas para hacer un doctorado en biología evolutiva y sistemática. Después de graduarse del pregrado, no le tomó mucho tiempo descubrir su pasión por los murciélagos, pues siempre los consideró una especie fascinante.
En el ejercicio de su profesión ha dedicado más de 20 años al estudio de estos animales en el Chocó biogeográfico, donde le explica a la población la importancia de preservarlos y por qué tenemos una percepción errada de ellos. Mantilla le mostró a El Espectador la otra cara de un animal que por muchos años ha sido el coco de las historias y el terror de los niños.
¿Cómo nació su interés por los murciélagos?
Realmente, el gancho, para mí, fue el efecto de la evolución sobre la diversidad de los murciélagos. Vi en ellos un modelo que me permitiría resolver preguntas sobre lo que realmente es mi interés principal: la evolución. Soy un biólogo evolutivo y los murciélagos han sido la llave para hacer esas preguntas.
Otro aspecto fascinante es su diversidad. Estos organismos nos prestan un montón de servicios y cumplen funciones fundamentales para el mantenimiento de los ecosistemas. Por ejemplo, los frugívoros son los responsables de un proceso muy importante en ecología que se llama la dispersión de semillas, que es tomar las semillas de un árbol y ponerlas, al defecar, en otro lugar. Las siembran literalmente en otra parte. Cuando uno mira una selva, la pregunta que debería hacerse es: ¿quién sembró todos estos árboles? Y, en gran medida, es un trabajo de los murciélagos.
¿Qué clase de preguntas se ha hecho con respecto a la evolución?
Por ejemplo, existe en los mamíferos una relación directa entre su tamaño y longevidad. Organismos más grandes, como nosotros, vivimos más tiempo que, por ejemplo, un ratoncito o incluso un perro.
Los murciélagos, al tener tamaños pequeños, deberían vivir muy poco: eso es lo que nos dice la lógica de la biología, pero resulta que no. En proporción a su tamaño, deberían vivir tanto como un hombre. Entonces, si hiciéramos la conversión al revés, y nosotros viviéramos lo que vive un murciélago con nuestro metabolismo, podríamos vivir 300, 400 y hasta 500 años. Entonces el secreto de la eterna juventud no está en la fuente de Ponce de León; está contenido en el genoma de los murciélagos.
Y muchos otros aspectos son igualmente interesantes, con la aplicaciones que podrían cambiar la vida de los humanos. Habrás visto la cantidad de murciélagos que salen de las cuevas en Texas. Todos ellos viven en espacios restringidos. Y si alguno se enferma, habría una alta probabilidad de que le transmitiera esa dolencia al que está al lado, pero eso ocurre muy poco entre estos organismos. El sistema inmune de los murciélagos, que viven en grupos tan numerosos y en espacios tan reducidos, ha aprendido a tener alta versatilidad. Entonces el secreto de no contraer enfermedades está también contenido en la enciclopedia que representan los murciélagos.
¿Por qué es importante preservarlos?
Las especies son como libros: el trayecto que han recorrido para tener la forma y el comportamiento que tienen en la actualidad es un camino que lleva acumulada toda la historia de la vida. Las especies representan unidades informáticas, los secretos que necesitamos dilucidar sobre la vida están en los libros que son las especies. Si éstas se pierden, es información que no volverá a ocurrir, no es reproducible.
¿Ha trabajado con la comunidad para brindarles este conocimiento sobre la importancia de conservar las especies?
El biólogo moderno no puede ser un elemento aislado de su sociedad. Tiene que confrontarse día a día con la problemática social que está detrás de todos los procesos que alteran la diversidad. En ese sentido, lo que yo he hecho es poner al servicio de la sociedad mi conocimiento para tratar de cambiar la percepción que se tiene sobre estos organismos y que se empiecen a valorar las virtudes que tienen y los servicios que nos prestan.
¿Es posible medir con cifras el impacto de la agricultura y la deforestación en los murciélagos que ha estudiado?
Para un grupo particular de murciélagos con los que trabajo, la familia Phyllostomidae, el pronóstico es bastante negativo. En un plazo de 100 años, la predicción es que al menos el 65 % de los murciélagos de la alta montaña, como el Anoura cadenai y Anoura carishina, van a tener una afectación muy alta en términos de su distribución. Y eso es más que todo por los cambios que están asociados a la deforestación y a la transformación de los ambientes.