“Necesitamos un ‘Ecopetrol’ para la biodiversidad”: Cristian Samper
El biólogo colombiano Christian Samper está al frente de la gerencia del Bezos Earth Fund, una bolsa de US$10.000 millones para ayudar, entre otras cosas, a conservar la biodiversidad. Desde la U. de Princeton, en New Jersey, conversó con El Espectador sobre los desafíos que tiene el planeta y Colombia y las acciones que está apoyando para proteger la Amazonía.
Diego Aretz
Después de haber sido director del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, en Estados Unidos, y de Wildlife Conservation Society (WCS), una de las organizaciones ambientales más grandes del mundo, hace un año, aproximadamente, el biólogo colombiano Cristian Samper asumió la gerencia del Bezos Earth Fund, una bolsa de US$10.000 millones para ayudar, entre otras cosas, a conservar ecosistemas claves del planeta.
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Después de haber sido director del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, en Estados Unidos, y de Wildlife Conservation Society (WCS), una de las organizaciones ambientales más grandes del mundo, hace un año, aproximadamente, el biólogo colombiano Cristian Samper asumió la gerencia del Bezos Earth Fund, una bolsa de US$10.000 millones para ayudar, entre otras cosas, a conservar ecosistemas claves del planeta.
Desde la Universidad de Princenton, en Estados Unidos, Samper conversó con El Espectador sobre cómo están ayudando a proteger esos ecosistemas y sobre los desafíos que enfrenta hoy lugares claves como la Amazonía.
¿Cómo lee la situación actual del planeta?
Creo que estamos en un momento crítico para la humanidad y para el planeta: estamos realmente sintiendo los impactos, la huella que hemos dejado sobre todo en los últimos 200 años. Hemos transformado el 75% de la superficie de la Tierra para actividades humanas, agricultura y otros temas. El calentamiento global también se está acelerando cada vez más, y lo vemos con la multiplicación de tormentas, de incendios. Realmente estamos en un punto en el cual el planeta está totalmente desequilibrado. Pero lo que me llama la atención es que parece que el mundo empieza a darse cuenta, los dirigentes ya reconocen la importancia de este reto; los líderes de grandes empresas también. Hay una voluntad de respuesta, y me ilusiona mucho que esta nueva generación esté totalmente comprometida en esto.
Nunca hemos tenido tantas herramientas, tantas soluciones para implementar. Entonces es para mí un momento de gran preocupación, pero también de esperanza.
Muy optimista. Y, ¿cómo va Colombia?
Colombia es un país privilegiado por su inmensa riqueza cultural, su biodiversidad, por su geografía y su historia. Yo siempre he dicho que la biodiversidad es la gran riqueza de Colombia. Sin embargo, en estos últimos 200 años hemos transformado muchas regiones. Estamos destruyendo y perdiendo la oportunidad de, realmente, apostar un modelo de bioeconomía, por ejemplo. Porque realmente podríamos aprovechar esta riqueza en recursos energéticos, en agua. Veo a Colombia, con todas las transiciones que hemos dado, como un país que tiene una capacidad institucional fuerte, universidades muy serias, empresas muy comprometidas con buenos líderes. Es un país que, a pesar de los cambios políticos que ha conocido, incluyendo la transición política con el presidente Petro, lleva varios gobiernos que han privilegiado el tema ambiental. Hay que seguir construyendo sobre este modelo.
De otro lado veo todos los problemas sociales de Colombia, la gran inequidad. Entonces, es un poco este problema, entre necesidades sociales urgentes, de corto plazo, con una serie de oportunidades ambientales de desarrollo. Entonces, sí soy optimista.
Para hacer grandes cosas hay que ser optimista. En la primera parte de su respuesta dice que Colombia está perdiendo oportunidades. ¿Puede explorar un poco más esta idea?
En los temas ambientales hay dos problemas: el cambio climático, y el problema de los recursos genéticos. En cuanto al cambio climático hoy estamos viendo que el mundo se está despertando, intentando tomar medidas drásticas para respetar el Acuerdo de París. Lo que ya sabemos es que buena parte de la respuesta está basada en la naturaleza. Tenemos que parar la deforestación y acelerar la reforestación. Los mercados de carbono azul y de carbono verde se están disparando a nivel mundial, y yo creo que sería una gran oportunidad para Colombia invertir en ellos y hacer que todos sus recursos contribuyeran al tema global. Y que también pueda retribuirse y reinvertir en las comunidades locales. Es un momento muy interesante. Mi amigo Hans Bolson decía que el mercado carbono va a ser el mercado más importante de la historia de la humanidad. Pero no el carbono del petróleo o del gas, sino el carbono que está en los árboles, en la selva, en los ríos Tenemos que saber conservarlo y utilizarlo. Veo que este gobierno está planteando esto como una prioridad estratégica.
Pero el otro tema es el de los recursos genéticos. Colombia es un país con una inmensa biodiversidad. Este siglo va a ser el siglo de la biotecnología. Las herramientas que tenemos hoy para la genética molecular son increíbles. Podemos utilizarlas y también modificarlas para tantas cosas, como la salud, la agricultura. Tenemos una biblioteca genética, pero como dije en otra entrevista, cogemos los libros y los quemamos, y al mismo tiempo no hemos aprendido a leerlos. Es parte del gran problema que tenemos acá.
En Colombia tenemos que no solo proteger lo que tenemos, sino aprender a utilizarlo. Lo que necesitamos es un “Ecopetrol” para la biodiversidad. Necesitamos una agencia especializada en este tema que pueda trabajar, hacer acuerdos con las comunidades, pero que sea una agencia puente que pueda traer las tecnologías, hacer las alianzas con las universidades. Creo que es una oportunidad gigantesca, pero sí implica invertir en las leyes, en las políticas, en la formación de recursos humanos. Si Colombia no lo hace, otros países lo van a hacer.
¿No ha perdido su conexión con Colombia ? ¿Cómo es esa relación hoy?
Mientras más tiempo paso fuera de Colombia, más colombiano me siento. Cuando uno está allí y pasa mucho tiempo encerrado, uno ve todo lo malo del país. Pero cuando uno está afuera, puedo ver todo lo bueno de Colombia, con una perspectiva diferente. Siempre he tratado de aportar a Colombia. En la época del Instituto Humboldt, tratando de apoyar a los gobiernos, a universidades o cogiendo estudiantes que venían aquí a Estados Unidos. Nadie es profeta en su tierra. Yo creo que, a veces, ese discurso que llevo repitiendo sobre la biodiversidad desde hace 30 años, lo continúo hoy, pero lo estoy haciendo desde Nueva York, y a veces eso la gente no ve bien eso. Pero yo me siento totalmente colombiano, adoro a Colombia y quiero seguir aportando al país.
Estamos en la U. de Princeton, en una conferencia sobre activismo climático. Uno de los temas tratados fue el de la coca y del narcotráfico en Colombia. Directamente, el impacto directo que tiene la deforestación. ¿Cómo lee este impacto, que tiene que ver con el tema de La Paz total?
Las políticas de drogas claramente no han funcionado, porque seguimos en el mismo problema, con miles de millones de dólares circulando, con la violencia que han sufrido las comunidades locales. Es un momento de repensar este problema, y creo que hay que plantear esta cuestión de manera diferente. Hay que ver cuál es el modelo de desarrollo para estas regiones Colombia. Cuando hicimos la misión de sabios hace unos años, una de las recomendaciones centrales tenía que ver con la bioeconomía: un modelo económico basado en la biodiversidad, que puede incluir todo tipo de recursos, como los genéticos. Hay que mirar todas estas oportunidades para poder dar alternativas a estas comunidades locales.
La coca ha jugado un papel muy importante durante miles de años y no se puede negar; pero la coca es una cosa y la cocaína es otra cosa. Hay que separarlas: hay que reconocer, respetar y valorar el papel que juega en la vida de las comunidades indígenas y, al mismo tiempo, reconocer los problemas sociales que genera en Colombia la cocaína y del narcotráfico. Ahora, hay otros temas como la tenencia de tierras o la ganadería… El tema de la deforestación de la Amazonia colombiana y brasileña es muy complejo. Pero es interesante ver el lado político, como el reto que tiene la administración Lula.
¿Ha conversado con la administración de Lula? Es un gran cambio después de Bolsonaro…
Sí, hay un cambio muy importante en el reconocimiento de la importancia de la Amazonía. Yo veo un alineamiento conceptual muy importante entre la administración Petro y la administración Lula. Ahora estamos desde la fundación trabajando con la ministra brasileña Marina Silva ante el tema de la protección de la selva amazónica, de 50 millones de hectáreas que van a convertirse en áreas protegidas.
¿De qué tamaño es el fondo que usted maneja realmente ?
Digamos que la donación inicial, el «pledge » como dicen acá, es de 10 mil millones de dólares. Eso es el comienzo, es muy chiquito por el tamaño de los retos que tiene el mundo. No se trata de solo regalar plata, sino reinvertir y utilizarla de manera inteligente en cosas que realmente tengan impacto a largo plazo.
¿Cómo ocurrió ese proceso?
Yo comencé desde hace 2 años a asesorar este proceso, cuando hablé con Jeff Bezos a través de una amiga que tenemos en común. Recuerdo que le dije, “bueno, ¿ese fondo es sobre el tema de clima o de naturaleza? El punto básico es que no podemos solucionar la crisis del cambio climático si no incluimos soluciones a la naturaleza. Esa es la ventaja comparativa que tenemos, y afortunadamente estamos trabajando en este tema: en las soluciones basadas en la naturaleza para el cambio climático.
Entonces tuve la fortuna de poder ayudar a diseñar este fondo en su comienzo, de poder estructurarlo. Y por esa época, hace casi 2 años, fue a la Precop en Leticia, al final de la crisis del Covid. Fue allá con el presidente Duque. Fue una experiencia surreal porque estábamos en el medio de la selva viendo eso con teleprompter con los líderes mundiales. Durante este almuerzo que tuve con el presidente Duque, me preguntó por Jeff Bezos: “¿Y por qué no lo invitas a Colombia?”, dijo. En ese momento una de nuestras prioridades era el 30x30, es decir, proteger el 30% del planeta para 2030. Y Colombia ha sido líder de esto. Duque se comprometió mucho y Colombia avanzó sobre todo en el tema marino. Entonces me pareció una buena oportunidad de apoyar al país a y que, al mismo tiempo, Jeff Bezos aprendiera del tema. Le planteé la opción y él me dijo “sí, vamos a Colombia”. Estuvimos 4 días en el país; fuimos a Chiribiquete, donde fue tomada la famosa foto, pero también por ejemplo fuimos a Palmira para ver las instalaciones del CIAT, que tiene que ver con todo el tema de la riqueza biológica.
Con la presidencia de Petro, ¿ha cambiado algo en su relación o la de la fundación con los proyectos para Colombia?
Nosotros apoyamos organizaciones no gubernamentales, no apoyamos a los gobiernos; entonces, hay una continuidad en este tema. De hecho, una de las iniciativas en las cuales estábamos apoyando a Colombia que se llama Herencia Colombia, que arrancó desde el gobierno del presidente Santos. Es un fondo con distintos donantes; nosotros hemos invertido 20 millones de dólares. Es para fortalecer la gestión de las áreas protegidas y de los parques nacionales naturales porque realmente faltan muchos recursos. Entonces logramos llegar a un acuerdo con el gobierno colombiano, con donantes privados que donaron 240 millones de dólares, que va específicamente fortalecer esta gestión de las áreas protegidas. Me reuní varias veces con la ministra Susana Muhammad y con este gobierno y el proyecto continúa. Se trata de seguir construyendo. Esa es una de las lecciones importantes: la biodiversidad y el medio ambiente no respeta fronteras y tiene que trascender cualquier gobierno.
Si usted pudiera dar un consejo a la gente que está detrás de la administración de las universidades, a rectores, a personas que están aportando la educación en Colombia, ¿cuál sería?
Las universidades tienen que jugar un papel fundamental en términos de formación de profesionales y de investigación. El consejo principal es que el tema ambiental no es un tema que se puede dejar solo a los biólogos. Es un tema que tiene que trascender todas las carreras y todas las formaciones de todas las disciplinas. Necesitamos periodistas, ingenieros, economistas que sepan sobre el tema ambiental. Tiene que ser transversal. Y la oportunidad y la responsabilidad de las universidades es fundamental.
Quiero terminar esta entrevista hablando sobre el optimismo, porque el discurso en el mundo hoy es muy pesimista. Quisiera que cerremos con unas reflexiones sobre ello.
Todos compartimos el mismo planeta. Realmente hay problemas a nivel planetario. Así que tenemos que poder evaluar, ver las respuestas de manera global. Incluso, alguien como Jeff Bezos, que estuvo enfocándose sobre todo esto durante los últimos 5 años, siente que tiene una responsabilidad con este planeta y que es hora de cuidarlo. Y eso lo veo con muchos líderes políticos, que tienen cada vez más conciencia. El otro mensaje es que todos somos parte del problema y todos somos parte de la solución. Nuestras acciones contribuyen a esto, desde nuestras decisiones cotidianas como la alimentación. El tema del ganado vacuno, el tema de los transporte… todos importan.
¿Usted utiliza el transporte público?
En Nueva York, sí, a veces; otras veces uso la bicicleta o el carro eléctrico. Ahora trabajo desde casa. Pero el último punto es que nuestras acciones en las democracias importan, porque nosotros decidimos de cuáles líderes elegimos. Yo creo que los votos tienen la responsabilidad de elegir líderes que pongan los temas ambientales en el centro de sus prioridades. Esto lo vemos en Europa, en los países escandinavos. Es un momento complejo para el mundo, que ha sido muy transformado por la pandemia y ahora por la guerra en Ucrania. Estos temas trascienden los gobiernos, las fronteras, y sobre todo las generaciones.
Una pregunta más, ¿ha hablado usted una vez con Gustavo Petro?
Lo vi, lo saludé, pero nunca hablamos.
Y si pudiera hablarle, ¿qué le diría, qué le aconsejaría?
Espero tener esta oportunidad en un futuro cercano, porque es alguien que tiene una conciencia en estos temas. Todos estamos de acuerdo que hay que hacer una transición energética, la cuestión es cómo. Pero todas las sociedades están conscientes de que hay que descarbonizar esta economía. También me gustaría hablar con él de bioeconomía, y del tema de los bosques.
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