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En las últimas semanas, en redes sociales circularon las imágenes de fuertes lluvias que se presentaron en algunas zonas de Emiratos Árabes Unidos. Calles inundadas, aeropuertos cerrados, las carreteras convertidas en ríos y árboles sacudiéndose de un lado a otro eran algunos de los escenarios que se podían observar.
En Dubai, por ejemplo, se estimó que cayó más de 14 centímetros de lluvia en 24 horas. Esto, ahorrándonos las partes técnicas, quiere decir que llovió en estas horas, lo que equivale a un año, siendo el aguacero más intenso desde que comenzaron los registros en 1949.
Algunas personas señalaron que estas lluvias torrenciales se debían a la “siembra” de nubes que se ha empleado en esta zona para aliviar la escasez de agua. Para “sembrar nubes” se debe contar con suficiente humedad presente en las nubes de la atmósfera inferior y se emplea una técnica diferente dependiendo si es verano o invierno.
Sin embargo, ahora un reciente estudio elaborado por el grupo World Weather Attribution ha señalado que “la siembra de nubes no tuvo una influencia significativa en el evento y no influyeron en la cantidad de humedad atmosférica disponible”.
Lo primero que señalan es que la zona analizada está en una región denominada hiperárida, con una media de precipitaciones muy escasa pero con una variabilidad muy alta de un año a otro. Por estas condiciones, añaden los investigadores, “eventos de lluvias intensas como el analizado en el estudio ocurren muy raramente, lo que lleva a registros breves de eventos similares y resulta en una alta incertidumbre en la evaluación”.
En busca de esta respuesta, determinaron que “el calentamiento global, causado por la quema de combustibles fósiles”, era una de las principales causas de este torrencial aguacero.
Pero, ¿cómo el calentamiento global puede influir en las lluvias? Los investigadores explican que cuando la atmósfera es más cálida puede retener más humedad. Para entender mejor esta hipótesis, los científicos ponen el ejemplo con la temperatura actual del planeta (que oscila en los 1,2 °Celsius). Con esta temperatura, la atmósfera puede contener alrededor de un 8,4% más de humedad.
Estas condiciones, advirtieron, pueden “provocar lluvias más intensas en algunas regiones”. Además, las alteraciones que le ha hecho el hombre a algunos ecosistemas, también fue clave en que las consecuencias de estas lluvias fueran tan fuertes.
Además, advirtieron que no se puede olvidar que estamos atravesando un Fenómeno de El Niño, donde las lluvias se han vuelto entre un 10% y un 40% más intensas en la región. Por el fenómeno, según dicen en el informe, la temperatura subió 1,2 °C, lo que hizo que los aguaceros fueran más intensos.
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