“No podemos parar el cambio climático si no frenamos la pérdida de biodiversidad”
Aunque suele ser un tema menos popular, la crisis de biodiversidad está vinculada a la crisis climática. En entrevista, David Cooper, secretario ejecutivo del Convenio de Diversidad Biológica, explica la importancia de hacerles frente conjuntamente. Colombia, además, se propuso como sede para hospedar la próxima cumbre de biodiversidad (COP16).
Daniela Quintero Díaz
Hace un año, una conferencia no tan conocida como la del cambio climático, pero igual de importante, la Conferencia de las Partes para la Biodiversidad (COP15), terminaba en un acuerdo histórico. Por primera vez, cerca de 200 países acordaron un marco para proteger animales, plantas, ríos, bosques, desiertos, mares y muchos otros elementos de la naturaleza que nos rodean. El marco mundial Kunming-Montreal, le llamaron.
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Hace un año, una conferencia no tan conocida como la del cambio climático, pero igual de importante, la Conferencia de las Partes para la Biodiversidad (COP15), terminaba en un acuerdo histórico. Por primera vez, cerca de 200 países acordaron un marco para proteger animales, plantas, ríos, bosques, desiertos, mares y muchos otros elementos de la naturaleza que nos rodean. El marco mundial Kunming-Montreal, le llamaron.
La Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) ha alertado que más de un millón de especies están en riesgo de extinción si no se implementan acciones urgentes para protegerlas, como el marco de biodiversidad que se logró. En palabras de David Cooper, secretario ejecutivo del Convenio de Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, “este riesgo incrementará enormemente si no hacemos frente también al cambio climático”.
Aunque han sido abordadas como crisis diferentes, la crisis de biodiversidad y la crisis climática van de la mano. “Con los niveles actuales del cambio climático ya hemos visto los riesgos e impactos en la biodiversidad, hemos visto cambios en los patrones de distribución, repercusiones económicas y se está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria”, asegura Cooper, quien ha trabajado más de 20 años en el CBD.
En entrevista, David Cooper habla de la importancia de este convenio y la necesidad de impulsarlo con la misma fuerza que las negociaciones climáticas. Colombia, que durante la COP28 en Dubái ha destacado el papel de la naturaleza para hacer frente el cambio climático, se ha postulado, además, para ser la sede de la próxima COP16 de Biodiversidad.
¿Por qué es importante hablar de la crisis de biodiversidad?
Tenemos poblaciones que crecen, economías que crecen. Hay demandas para producir más comida, más bienes y servicios. Y este es uno de los principales motores de la pérdida de biodiversidad en la Tierra. Pero la biodiversidad, a su vez, es la base para proveer contribuciones y beneficios a las personas, que es lo que también conocemos como “servicios ecosistémicos”. Hace casi un año se adoptó el Marco Global de Biodiversidad en Montreal. Y estuvimos muy felices con el hecho de que todas las partes lo acordaran.
En pocas palabras, el marco es un punto de referencia sobre las metas que queremos lograr. Y luego, los países, tienen que decidir qué tanto van a hacer y cómo lo van a hacer. Por eso, el reto más grande está en la implementación.
Según lo que establecimos en el acuerdo, todos los países y todos los actores necesitan alcanzar estas metas para 2030, que es solo en seis años. Eso significa que la acción debe ser ahora. En este momento, los países están trabajando en establecer sus planes de acción nacionales sobre biodiversidad, cuyo avance veremos en la COP16.
¿Cómo se relaciona el cambio climático con la biodiversidad?
No podemos alcanzar el marco de Montreal si no alcanzamos también el Acuerdo de País y nos mantenemos en la trayectoria de los 1.5 °C. Simplemente, no es posible ponerle fin a la pérdida de biodiversidad si no enfrentamos el cambio climático.
Pero, asimismo, solo podemos alcanzar los 1.5 °C para final de siglo si invertimos fuertemente en soluciones basadas en ecosistemas y naturaleza, en restauración, en conservación de la biodiversidad. Entonces, son dos áreas que están completamente ligadas. Los ecosistemas más vulnerables al cambio climático estarán muy amenazados incluso con el aumento de 1.5 °C. Pero a 2 °C, el riesgo es de hasta 10 veces más alto. Entonces, realmente tenemos que mantenernos en la línea de los 1.5 °C si queremos cumplir no solo las metas climáticas, sino también las de biodiversidad.
Lastimosamente, como hemos visto en estas negociaciones y en los borradores que se están entregando, la ambición que tenemos para poner a la naturaleza y la biodiversidad en el centro del debate no ha sido suficiente.
Durante estas negociaciones, Colombia le ha dado un protagonismo importante a la conservación de la biodiversidad y la naturaleza como mecanismo para la acción climática. ¿Cómo lograr que esos discursos se conviertan en acciones concretas?
Sabemos que en países como Colombia hay una serie de tensiones que se enfrentan todo el tiempo. La dependencia de los combustibles fósiles y la conservación de la naturaleza, son unas de ellas. Sin embargo, yo creo que, cuanta más comprensión pública haya de estos temas, más se centrará ese debate en la acción y en hacer que los gobiernos rindan cuentas. Entonces, en este momento, como mencioné, los países están desarrollando sus estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad. Y es necesario prestar atención a esos procesos.
Lo que sí, quiero decir, una vez más, es que algunas de las cosas que están sucediendo en Colombia sí creo que ayudarán en este proceso. Por ejemplo, el fuerte apoyo del gobierno al papel de los pueblos indígenas en las comunidades locales como actores fundamentales para la conservación.
Sabemos y reconocemos la importancia de estas comunidades como guardianes de la biodiversidad. Los territorios bajo el manejo de comunidades indígenas se encuentran en mucho mejor estado, en términos de biodiversidad, que otros. Por eso, respetar sus derechos, incluyendo la tierra y el territorio, es esencial.
En las negociaciones climáticas, algunos países han insistido en mecanismos de captura de carbono para hacer frente a la crisis. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Es una pregunta complicada. Lo que sí puedo decir es que no existe ninguna tecnología que funcione a la escala que se necesita, y que no esté exenta de otros costos importantes... Ya sea en términos de uso de energía o de agua u otros impactos en los ecosistemas. Y no creo que vaya a absorber mágicamente una gran cantidad de carbono de la atmósfera, más allá de lo que sí conocemos que funciona: los ecosistemas naturales.
El problema es, por supuesto, que esos ecosistemas naturales podrían dejar de ser sumideros de carbono y
convertirse en fuentes de emisiones de carbono si no los protegemos. Así que tenemos que evitar este círculo vicioso y negativo. ¿Cómo? Impulsando realmente la eliminación gradual de los combustibles fósiles y, al mismo tiempo, invirtiendo en los ecosistemas, en la protección de los ecosistemas y en su restauración.
¿Cómo puede aportar el Convenio de Diversidad Biológica a otras negociaciones, como la de la cumbre climática?
Aunque estuvo marco de Montreal estuvo enmarcado en el CDB, está realmente pensado para ser un marco para todo el sistema de las Naciones Unidas. Busca juntar a todos esos actores que trabajan en la biodiversidad. En otras palabras, no solo tiene que ver con la biodiversidad; también tiene que ver con la comida, la agricultura, la salud, entre otras. Incluso, con un enfoque de derechos humanos. Porque al hablar de derechos humanos también hablamos de derecho a un ambiente limpio, saludable y sostenible.
El marco estuvo adoptado, además, con un paquete de decisiones que fueron muy importantes para su implementación, como por ejemplo, el mecanismo para movilizar recursos y la posibilidad de hacer seguimiento a la información y las metas de los países. Entonces, está respaldado por una agenda y un plan de acción que también se centra en el monitoreo.
¿Qué ha pasado con el convenio a lo largo de este año?
Creo que la cuestión más importante, y en la que creo que vemos signos de mejora, es en la participación de todos los sectores. La participación de todos los ministerios, el ir más allá de los ministerios de medio ambiente, porque ciertamente, este no es un problema que pueda resolverse únicamente por los ministerios de medio ambiente.
Y lo que hemos visto es que la restauración de ecosistemas, la conservación de ecosistemas, puede contribuir a los esfuerzos de mitigación que se necesitan. Pero, quizás, sea aún más relevante desde el punto de vista de los países en desarrollo, centrarnos mucho más en la adaptación. Y la biodiversidad y los ecosistemas son increíblemente importantes en términos de adaptación. Ya sea en términos de protección de las comunidades costeras o en términos de diversidad de cultivos, en términos de mantener la producción futura de alimentos. Lo importante es que los países estarán obligados a informar sobre esos indicadores en sus informes nacionales, y así podremos seguir la pista en términos de implementación.
¿Qué retos están pendientes?
Los países ahora tienen que transformar esas metas en objetivos claros del marco. Esas metas globales en metas locales, e integrarlas en sus estrategias nacionales de biodiversidad y planes de acción. Eso está pasando en este momento, y se espera que se complete antes de la COP16, que varios países, incluyendo Colombia, se han postulado para hospedarla.
* Enviada especial a Dubái
* Esta historia fue producida como parte de la Climate Change Media Partnership 2023, una beca de periodismo organizada por la Earth Journalism Network de Internews y el Centro Stanley para la Paz y la Seguridad.
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