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“Hay poder en los nombres, y algunos nombres de pájaros en inglés están asociados con un pasado que continúa siendo excluyente y doloroso hasta la actualidad”. Esas fueron las palabras del Ph.D. Colleen Handel, presidente de la Sociedad Americana de Ornitología, al anunciar una noticia que viene cocinándose desde hace varios meses: todos los nombres en inglés de aves que han sido nombradas haciendo honor o alusión a algunas personas serán cambiados. (Le recomendamos: Tumbando estatuas: esfuerzos para descolonizar la ciencia en Colombia)
Serán cerca de 70 u 80 especies de aves de Canadá y Estados Unidos que serán renombradas en un esfuerzo por “enmendar los errores del pasado y vincular a más personas en el disfrute, la protección y el estudio de las aves”, señalaron este miércoles desde la Sociedad Americana de Ornitología en un comunicado.
Desde 1886, la Sociedad Americana de Ornitología y su predecesora, la Unión Estadounidense de Ornitólogos, han establecido una lista de nombres oficiales en inglés de aves de América del Norte (y más recientemente, de América del Sur) que son ampliamente utilizados por escuelas, universidades, agencias gubernamentales, organizaciones conservacionistas, medios de comunicación, observadores de aves, fotógrafos, entre otros. Son conocidos como los “nombres comunes” que se les dan a las especies. (Le puede interesar: Nueva estrategia para la protección de aves en Colombia)
Estos nombres se usan para identificar y comunicar lo que sucede con las aves. Y la estabilidad de esos nombres es importante, porque entre más tiempo ha sido un nombre utilizado, hay más posibilidades de que se le recuerde, se reconozca y se puedan atribuir los ejemplares de esa especie de forma correcta. ¿Por qué deciden cambiarlos ahora?
Una de las formas en las que la ciencia ha enaltecido históricamente a ciertos personajes es poniéndoles su nombre a especies de animales. Desde hace varios años, los ornitólogos han luchado por cambiar las prácticas que han contribuido a la exclusión de personas negras e indígenas, y que han desviando la atención de lo realmente importante: las aves.
En Estados Unidos, por ejemplo, un grupo de personas fascinadas por los pájaros (ornitólogos, observadores y aficionados) se agruparon en el movimiento “Bird names for birds”, y se pusieron en la tarea de escarbar las historias de los epónimos (esos nombres comunes de aves otorgados para honrar a las personas). Aunque encontraron casos emocionantes, de aventuras inspiradoras y pioneros, también hallaron una gran cantidad de personajes que encarnan el lado más violento de la humanidad.
Como el de una pequeña ave conocida como “Longspur de pico grueso”, que antes del 2020 tenía el nombre de “McCown’s longspur”, en alusión a John P. McCown, un general del Ejército confederado que luchó durante años por mantener la esclavitud en EE. UU.
Pero ese no es el único caso. Dos especies, Townsend warbler y Townsend’s solitaire, invocan a John Kirk Townsend, ornitólogo nacido en Filadelfia a principios del siglo XIX, que en sus diarios detalló sus hazañas en los cementerios tradicionales de nativos americanos: desenterró y recolectó cráneos para estudios que buscaban demostrar la inferioridad de los pueblos indígenas. Como estos, hay muchos casos más.
Por eso, en respuesta a los constantes cuestionamientos y al amplio debate que generó el nombre de estas especies, la Sociedad Americana de Ornitología creó en el 2022 un comité que se encargaría de estudiar la problemática y de desarrollar un nuevo mecanismo para pasar de los nombres excluyentes a unos que sean aceptados y respaldados por toda la sociedad. En otras palabras, el comité tendría la titánica tarea de determinar qué nombres de aves deberían cambiarse y cuál sería la mejor manera de implementar el proceso de cambio. (Le puede interesar: Un alarmante número de aves están en peligro, ¿por qué?)
Este comité, que también fue conformado desde la diversidad, contó con la participación de un científico colombiano, Daniel Cadena, el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes y quien ha dedicado gran parte de su vida a estudiar la biología evolutiva de las aves. En 2021 fue llamado para ser uno de los co-líderes del comité que escuchó todas las voces e inquietudes sobre los nombres de las aves y dio guía y recomendaciones sobre cómo renombrarlas.
Después de más de un año de trabajo y deliberación cuidadosa, el grupo académico y científico elaboró un informe detallado con el que consideraban el mejor curso de acción: cambiar todos los nombres en inglés, dentro de la jurisdicción de la Sociedad Americana de Ornitología, que llevaban nombres de personas.
Como resultado, la Sociedad Americana de Ornitología anunció hoy tres grandes cambios en el sistema para nombrar especies.
En primera medida, se compromete a cambiar todos los nombres de aves en inglés que se encuentran dentro de su área geográfica y que tienen directamente el nombre de personas (epónimos), junto con otros nombres que son considerados ofensivos y excluyentes, centrándose primero en aquellas especies que se encuentran principalmente dentro de los EE. UU. o Canadá.
De igual forma, se comprometen a establecer un comité que supervise la asignación de todos los nombres comunes de aves en inglés. Según informaron, este comité incluirá una representación diversa de personas con experiencia en ciencias sociales, comunicaciones, ornitología y taxonomía.
Asimismo, anunciaron, involucrarán activamente al público en el proceso de selección de los nuevos nombres en inglés para los pájaros.
“Como científicos, trabajamos para eliminar los sesgos en la ciencia. Pero ha habido un sesgo histórico en la forma en que las aves se nombran, y quiénes podrían tener un pájaro nombrado en su honor. Convenciones de nomenclatura excluyentes desarrollados en el siglo XIX no funcionan para nosotros hoy, y ha llegado el momento de que transformemos esto, y de redirigir la atención a las aves, donde debería estar”, aseguró Judith Scarl, Ph.D. y directora ejecutiva de la Sociedad Americana de Ornitología.
“Todo aquel que ama y se preocupa por las aves debería poder disfrútelos y estúdielos libremente, y las aves necesitan nuestra ayuda ahora más que nunca”, agregó el presidente de la Sociedad. Desde 1970, Norte América ha perdido cerca de tres mil millones de aves. Revertir esta tendencia, agregan los científicos, requiere que todas las personas posibles se involucren las aves y trabajen unidas para protegerlas.
¿Cómo impacta esta decisión en los nombres comunes de las aves de Suramérica?
Como explicó el biólogo Daniel Cadena a El Espectador, por el momento, la Sociedad Americana de Ornitología comenzará con el proceso de cambiar los nombres epónimos de las aves de Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, “como parte del proceso de reflexión al que condujo este proceso, la sociedad empezó a mirar su papel en la estandarización de los nombres de aves de Suramérica con nuevos ojos”.
“Incluso los líderes se han preguntado si es adecuado que una entidad predominantemente Norteamericana sea la que tome decisiones sobre los nombres de aves del otro lado del continente”, explica el biólogo. Por eso, la Sociedad Americana de Ornitología también comenzará conversaciones con ornitólogos y asociaciones ornitológicas latinoamericanas, antes de tomar decisiones sobre cambiar los nombres de las aves de esta parte del planeta. La discusión, insiste Cadena, también se dará alrededor de quiénes deberían tomar las decisiones correspondientes en esta parte del continente.
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