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Con el paso del tiempo y la profundización en el conocimiento que tenemos del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad en el planeta, los científicos han determinado que existen cinco puntos de inflexión (o de no retorno global) que, si se alcanzan, amenazarían los sistemas de soporte vital de la Tierra y las sociedades de todo el planeta. Un informe reciente concluye estamos peligrosamente cerca de esos puntos.
El primero es el colapso de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental. El rápido deshielo en estas zonas podría generar un aumento drástico en el nivel del mar, provocando inundaciones en ciudades costeras y desplazando a millones de personas en todo el planeta. Además, el colapso de la corriente del Atlántico (AMOC), una corriente oceánica que regula el clima de Europa y América del Norte, podría ocasionar cambios extremos, como inviernos severos en Europa y sequías prolongadas en otras regiones.
El tercer punto de inflexión es la muerte de los arrecifes de coral, vitales para la biodiversidad marina y las comunidades costeras que dependen de ellos. El aumento de la temperatura de los océanos y la acidificación están destruyendo estos ecosistemas, con efectos devastadores para la vida marina.
En cuarto lugar, está la pérdida del Amazonas como selva tropical. El acelerado proceso de deforestación y el cambio climático están transformando el Amazonas de un sumidero de carbono a una fuente neta de emisiones, lo que agravaría aún más el calentamiento global. Por último, el derretimiento del permafrost plantea una amenaza significativa. Este suelo congelado contiene enormes cantidades de carbono en forma de metano y dióxido de carbono. Su descongelación liberaría estos gases de efecto invernadero, acelerando el cambio climático de manera descontrolada.
El Informe Planeta Vivo, desarrollado por WWF y la Sociedad Zoológica de Londres, es una de las evaluaciones más completas sobre el estado de la biodiversidad global. En su más reciente versión, el documento señala que, aunque su compresión es compleja, los puntos de inflexión ya se manifiestan a nivel local y regional, provocando consecuencias ecológicas, sociales y económicas graves. En el oeste de Norteamérica, por ejemplo, el cambio climático está exacerbando plagas como la de los escarabajos de la corteza del pino y la frecuencia de incendios forestales. Esto está llevando a los pinares a un punto crítico donde podrían ser reemplazados por matorrales y pastizales, alterando completamente el ecosistema.
Los pinares son bosques dominados por árboles del género Pinus, comúnmente conocidos como pinos. Estos árboles son coníferas que crecen principalmente en regiones templadas y frías, y son conocidos por sus hojas en forma de aguja y su capacidad para adaptarse a suelos pobres y climas secos. Los pinares forman importantes ecosistemas que proporcionan hábitat para una gran variedad de especies animales y vegetales. Además, desempeñan un papel crucial en la captura de carbono y la regulación del clima local.
Cuando se habla de un “punto crítico” en los pinares, se refiere a que, debido a factores como el cambio climático, las plagas o los incendios, estos bosques están en riesgo de ser reemplazados por otros tipos de vegetación, como matorrales o pastizales. Esto significaría una alteración profunda del ecosistema original, con pérdida de biodiversidad y cambios en la estructura del suelo y el clima de la región.
El Informe Planeta Vivo continúa con sus advertencias. En la Gran Barrera de Coral, el aumento de la temperatura del mar y la degradación del ecosistema han causado blanqueamientos masivos de corales en múltiples ocasiones, entre ellos en 1998, 2016, 2020 y 2024. Aunque la barrera ha demostrado una notable capacidad de recuperación, se estima que, incluso si el calentamiento global se limita a 1,5 °C, podríamos perder entre el 70 % y el 90 % de los arrecifes de coral en el mundo.
En el Amazonas, la deforestación y el cambio climático están reduciendo las precipitaciones, lo que podría llevar la selva a un punto de inflexión. Si se destruye entre el 20-25 % de la selva, las condiciones podrían volverse inadecuadas para mantener este ecosistema, y se estima que ya se ha deforestado entre un 14-17 %.
“En muchos casos, el equilibrio es precario, pero aún es posible evitar los puntos de inflexión. Tenemos la oportunidad de intervenir ahora para aumentar la resiliencia de los ecosistemas y reducir los efectos del cambio climático y otros factores de estrés antes de que se alcancen esos puntos de inflexión”, se puede leer en el informe.
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