¿Esterilizar salva?

Hace casi dos años, en X (antes Twitter), formulé una pregunta sencilla a la hoy senadora Andrea Padilla sobre las jornadas de esterilización que ella promovía en ese entonces: ¿Sí se garantiza el bienestar animal en dichas jornadas? Después de eso, me bloqueó en esa red social, lo que me hizo entender que la respuesta era negativa. (Le puede interesar: Los reparos al proyecto de ley que busca esterilizar a gatos y perros en el país)

La congresista es ambiciosa al asegurar que “esterilizar salva”. Basada en mis años de experiencia como médica veterinaria de animales de compañía, en las discusiones académicas con varios colegas y en la revisión de literatura reciente, me atrevo a decir que esa frase está muy alejada de la realidad. La principal causa de todos estos problemas es la tenencia irresponsable, muchas veces por desconocimiento y otras por simple desidia. A diario somos testigos de cientos de casos de animales esterilizados que siguen deambulando en las calles, expuestos a sus peligros y diseminando potencialmente enfermedades a través de sus excretas.

Desde mi experticia, quisiera formularle algunas preguntas a la senadora sobre el procedimiento de esterilización en la política pública que pretende crear:

1. ¿Nos puede asegurar que las cirugías realizadas garantizarán el bienestar animal para cada uno de los animales?
2. ¿Se realizarán en instalaciones adecuadas para dicho fin? ¿Los pacientes serán manejados de manera ética, evitándoles angustia y miedo previo al procedimiento?
3. ¿Se realizarán los exámenes prequirúrgicos exigidos por el Consejo Profesional de Medicina Veterinaria y de Zootecnia?
4. ¿Se canulará vía endovenosa, abrirá vía aérea y se usará instrumental estéril para cada uno de los animales?
5. ¿Se mantendrán los protocolos apropiados de asepsia y antisepsia para prevenir infecciones intraoperatorias?
6. ¿Se usarán planes anestésicos seguros y buen manejo del dolor?
7. ¿Las cirugías serán realizadas por profesionales con suficiente experiencia para reducir al máximo los riesgos intraoperatorios?
8. ¿Se hará elseguimiento postoperatorio necesario para hacer un manejo del dolor por el tiempo requerido y supervisar la cicatrización correcta de las heridas?

Pregunto todo lo anterior porque siento empatía por mis pacientes, y no dejo de pensar en cuánto sufrimiento, dolor y angustia se han causado a tantos animales sometidos a cirugías de esterilización en jornadas carentes de bienestar animal. (Le recomendamos: Nuevo Instituto de Ciencias del Mar de la UdeA funcionará en el Urabá antioqueño)

Después de varias décadas de optar por la esterilización como método preferido de control poblacional, estamos viendo hoy las consecuencias a largo plazo que esta práctica está provocando en los animales: problemas de salud crónicos y muchas veces irreversibles. Un estudio de 2020 de B. Hart et al. ha evidenciado que la esterilización en algunas razas y a temprana edad puede predisponer a desórdenes articulares (ruptura del LCC, displasia de codo y cadera), y a algunos tipos de cáncer (linfoma, mastocitoma, hemangiosarcoma y osteosarcoma).

También he visto en mi práctica diaria problemas urinarios crónicos, enfermedades endocrinas y el problema creciente de sobrepeso y obesidad. ¿Acaso los perros y gatos asilvestrados y ferales, o los animales sin hogar, merecen sufrimiento y un trato menos ético y digno, solo para cumplir el objetivo de que no se reproduzcan? ¿Dónde queda la empatía aquí?

Soltar a los animales después de esterilizarlos no resuelve el problema de daño a la biodiversidad, pues una vez liberados, siguen impactando intensamente a la fauna silvestre.

Asistimos a una incomprensible negación de la muerte como parte de los ciclos de la vida que no ayuda ni a la sociedad ni a los animales. En algunos casos, la eutanasia ética y humanitaria es la mejor salida no solo para evitar el sufrimiento de muchos individuos, sino también como medida para prevenir la diseminación de enfermedades que pueden convertirse en problemas serios de salud pública.

No se trata, en modo alguno, de satanizar la esterilización como práctica de control poblacional, sino de realizarla con todos los estándares médicos, quirúrgicos y éticos vigentes que eviten el sufrimiento de los animales. (También puede leer: Ganaderos están restaurando una zona clave del corredor del jaguar en la Amazonía)

Finalmente, como profesionales del sector de la biodiversidad, pero sobre todo como ciudadanos, lamentamos que se acuse de “necios” a quienes desde la ciencia y la ética ecosistémica señalamos los múltiples problemas de la legislación que impulsa la bancada animalista en el Congreso. Nos sorprende el tono de esa afirmación y nos preocupa su efecto sobre los ataques que a diario recibimos en redes sociales por señalar las falencias de esas normas.

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Hace casi dos años, en X (antes Twitter), formulé una pregunta sencilla a la hoy senadora Andrea Padilla sobre las jornadas de esterilización que ella promovía en ese entonces: ¿Sí se garantiza el bienestar animal en dichas jornadas? Después de eso, me bloqueó en esa red social, lo que me hizo entender que la respuesta era negativa. (Le puede interesar: Los reparos al proyecto de ley que busca esterilizar a gatos y perros en el país)

La congresista es ambiciosa al asegurar que “esterilizar salva”. Basada en mis años de experiencia como médica veterinaria de animales de compañía, en las discusiones académicas con varios colegas y en la revisión de literatura reciente, me atrevo a decir que esa frase está muy alejada de la realidad. La principal causa de todos estos problemas es la tenencia irresponsable, muchas veces por desconocimiento y otras por simple desidia. A diario somos testigos de cientos de casos de animales esterilizados que siguen deambulando en las calles, expuestos a sus peligros y diseminando potencialmente enfermedades a través de sus excretas.

Desde mi experticia, quisiera formularle algunas preguntas a la senadora sobre el procedimiento de esterilización en la política pública que pretende crear:

1. ¿Nos puede asegurar que las cirugías realizadas garantizarán el bienestar animal para cada uno de los animales?
2. ¿Se realizarán en instalaciones adecuadas para dicho fin? ¿Los pacientes serán manejados de manera ética, evitándoles angustia y miedo previo al procedimiento?
3. ¿Se realizarán los exámenes prequirúrgicos exigidos por el Consejo Profesional de Medicina Veterinaria y de Zootecnia?
4. ¿Se canulará vía endovenosa, abrirá vía aérea y se usará instrumental estéril para cada uno de los animales?
5. ¿Se mantendrán los protocolos apropiados de asepsia y antisepsia para prevenir infecciones intraoperatorias?
6. ¿Se usarán planes anestésicos seguros y buen manejo del dolor?
7. ¿Las cirugías serán realizadas por profesionales con suficiente experiencia para reducir al máximo los riesgos intraoperatorios?
8. ¿Se hará elseguimiento postoperatorio necesario para hacer un manejo del dolor por el tiempo requerido y supervisar la cicatrización correcta de las heridas?

Pregunto todo lo anterior porque siento empatía por mis pacientes, y no dejo de pensar en cuánto sufrimiento, dolor y angustia se han causado a tantos animales sometidos a cirugías de esterilización en jornadas carentes de bienestar animal. (Le recomendamos: Nuevo Instituto de Ciencias del Mar de la UdeA funcionará en el Urabá antioqueño)

Después de varias décadas de optar por la esterilización como método preferido de control poblacional, estamos viendo hoy las consecuencias a largo plazo que esta práctica está provocando en los animales: problemas de salud crónicos y muchas veces irreversibles. Un estudio de 2020 de B. Hart et al. ha evidenciado que la esterilización en algunas razas y a temprana edad puede predisponer a desórdenes articulares (ruptura del LCC, displasia de codo y cadera), y a algunos tipos de cáncer (linfoma, mastocitoma, hemangiosarcoma y osteosarcoma).

También he visto en mi práctica diaria problemas urinarios crónicos, enfermedades endocrinas y el problema creciente de sobrepeso y obesidad. ¿Acaso los perros y gatos asilvestrados y ferales, o los animales sin hogar, merecen sufrimiento y un trato menos ético y digno, solo para cumplir el objetivo de que no se reproduzcan? ¿Dónde queda la empatía aquí?

Soltar a los animales después de esterilizarlos no resuelve el problema de daño a la biodiversidad, pues una vez liberados, siguen impactando intensamente a la fauna silvestre.

Asistimos a una incomprensible negación de la muerte como parte de los ciclos de la vida que no ayuda ni a la sociedad ni a los animales. En algunos casos, la eutanasia ética y humanitaria es la mejor salida no solo para evitar el sufrimiento de muchos individuos, sino también como medida para prevenir la diseminación de enfermedades que pueden convertirse en problemas serios de salud pública.

No se trata, en modo alguno, de satanizar la esterilización como práctica de control poblacional, sino de realizarla con todos los estándares médicos, quirúrgicos y éticos vigentes que eviten el sufrimiento de los animales. (También puede leer: Ganaderos están restaurando una zona clave del corredor del jaguar en la Amazonía)

Finalmente, como profesionales del sector de la biodiversidad, pero sobre todo como ciudadanos, lamentamos que se acuse de “necios” a quienes desde la ciencia y la ética ecosistémica señalamos los múltiples problemas de la legislación que impulsa la bancada animalista en el Congreso. Nos sorprende el tono de esa afirmación y nos preocupa su efecto sobre los ataques que a diario recibimos en redes sociales por señalar las falencias de esas normas.

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