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Este martes, el Centro de Investigación Innocenti del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), publicó el informe “Lugares y espacios. Entornos y bienestar infantil”, en el que aborda el estado de los países más ricos del mundo “en cuanto a la oferta de entornos saludables para los niños”.
El análisis se hizo tomando como base la información disponible sobre las condiciones ambientales que afectan el bienestar infantil en 39 países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), entre los que está Colombia, y algunos otros de la Unión Europea. (Puede leer: Cambio climático y biodiversidad, ¿qué propone su candidato a la presidencia?)
Los resultados son desalentadores y preocupantes respecto a los entornos en los que están creciendo y desarrollando los menores de edad. A grandes rasgos, el informe concluye que “la riqueza de un país no garantiza un entorno saludable. Demasiados niños se ven privados de vivir en hogares saludables, lo que daña de forma irreversible su bienestar actual y futuro”. Sin embargo, esto es mucho más grave para los niños en países pobres, indica el documento.
“Los hogares pobres se enfrentan a mayores riesgos en cuanto a contaminación del aire en lugares cerrados, acceso a agua salubre y no contaminada, y vivir en casas oscuras”, apunta el informe que lanza una fuerte crítica a las naciones más ricas al acusarlas de proteger el entorno de su propia infancia “mientras dan al traste con el medio ambiente del mundo entero”. (Le puede interesar: ¿Qué tan ambiental es la propuesta de su candidato a la presidencia de Colombia?)
Una de los parámetros que mide el informe tiene que ver con la calidad del aire. En Colombia y México, por ejemplo, los niños respiran un aire tóxico tanto fuera como dentro de sus hogares, siendo estos dos países los que presentan el mayor número de años de vida sana perdidos, con 3,7 años por cada mil niños menores de 15 años, para los dos casos. Por su parte, Japón y Finlandia, registran los niveles de contaminación atmosférica más bajos entre los Estados analizados.
Colombia se vuelve a rajar en instalaciones de agua salubre, saneamiento y lavado de manos. De 13 países en los que no se ha dotado con este tipo de instalaciones, el país lidera nuevamente en años de vida sana perdidos con 2,3 años por cada mil niños. Lo siguen México y Turquía con 2,2 y 1,9 años. (Puede interesarle: Tras las huellas de los gigantes que recorrieron el Orinoco: el rastro de Humboldt)
El informe señala que uno de cada 25 niños en los países ricos sufre de intoxicación por plomo y que en países como “República Checa, Polonia, Bélgica, Israel y en los Países Bajos, más de uno de cada 12 niños vive en zonas con riesgo elevado de contaminación por plaguicidas”. Las consecuencias de la intoxicación por plomo, además de la muerte, son la afectación a las funciones fisiológicas, “efectos adversos en la capacidad de atención, memoria, y las habilidades de planificación y resolución de problemas”. Por su parte, la contaminación con plaguicidas, puede afectar el sistema nervioso, cardiovascular, digestivo, entre otras, además de estar relacionado con la leucemia y atrasos en el desarrollo.
Otros aspectos estudiados por la Unicef, son los factores de riesgo que contribuyen a causar infecciones en vías respiratorias, el hacinamiento en los hogares y los espacios silenciosos. Los accidentes de tráfico también entraron en el análisis, al ser una de las principales causas de mortalidad infantil a nivel mundial. En promedio, para los países comparados, se pierden 1,34 años de vida sana por cada mil niños “debido a accidentes de tráfico”. Nuevamente Colombia, Turquía y México lideran de manera el ránking, ya que en estos países se pierden más de tres años por esta causa. (Puede leer: Galería: Las increíbles fotos de animales ganadoras del All About Photo 2022)
Para la Unicef es claro que muchos de los problemas abordados en el estudio, tienen como origen el impacto ambiental de las actividades humanas. Pero este, advierten, no es igual en todos los países y ni siquiera al interior de estos: “Algunos países ricos tienen un impacto ambiental particularmente perjudicial en comparación con el tamaño de su población”. Si viviéramos como la gente en Luxemburgo, por ejemplo, necesitaríamos ocho planteas Tierra para mantener su ritmo de consumo actual.
Esa disparidad en el consumo, que deriva entre otras, en mayores emisiones de gases de efecto invernadero, en una alta generación de residuos, y por ende en un mayor deterioro ambiental, genera que “los niños que viven en hogares más pobres se enfrentan a riesgos y peligros mayores, y suelen habitar barrios de peor calidad con menos espacios para jugar”. (Lea: Las tensiones por la explotación de oro en Buriticá (Antioquia))
Además de las naciones más ricas, el informe también encuentra responsables a los líderes del mundo: “Aunque los niños no deberían soportar la carga de tener que rescatar el planeta, la falta de acción por parte de los dirigentes mundiales ha provocado que adolescentes y jóvenes lideren movilizaciones por el clima en todo el mundo”.
Por esa razón, la Unicef le hizo cinco recomendaciones a los gobiernos nacionales para que se generen entornos saludables y seguros. La primera tiene que ver con centrarse en la infancia ahora para proteger su futuro. “Mejorar los entornos de los niños más vulnerables” y “garantizar que las políticas ambientales estén adaptadas a la infancia”, son la segunda y tercera. La cuarta, pide que se involucre a los menores de edad en la toma de decisiones. Por último, exigen que se asuma una responsabilidad mundial por la catástrofe ambiental que se ha generado, pero también para mitigarla.