Parece que estos loros también tienen dialectos, pero los estarían cambiando
Durante once años, estos loros tuvieron tres dialectos identificados. Sin embargo, en los últimos años se encontró mayor variación que estaría ligada a los retos que enfrenta la especie.
Durante 22 años, un grupo de investigadores se dedicó a analizar los sonidos emitidos por el loro de nuca amarilla o amazona nuquiamarilla (Amazona auropalliata), un ave de aproximadamente entre 30 y 38 centímetros de alto, que se distribuye por una amplia zona desde el sur de México hasta el norte de Costa Rica.
Esta ave utiliza una variedad de sonidos que parecen aprender unas de otras. La mayoría de estos son llamados de contacto que utilizan como una forma de mantenerse comunicados con otros miembros del grupo y compartir ubicaciones y otra información importante.
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En 1994 el equipó analizó los estudios sobre los sonidos o llamados emitidos por la especie y encontraron que había tres tipos de contacto acústicamente distintos: el del norte, el del sur y el nicaragüense, como fueron denominados los dialectos. Cada una de estas se utilizó en un área en particular. Las llamadas distintas difieren en la cantidad de tonos audibles y la progresión melódica.
Entre 1994 y 2005, esta característica se mantuvo de manera estable, aunque con algunos cambios modestos en los límites geográficos y la estructura acústica de los llamados de contacto.
Recientemente, lo que hicieron los investigadores fue mirar si las amazonas nuquiamarillas mantuvieron esos dialectos durante el lapso de otros once años, entre 2005 a 2016, para terminar así el estudio que duró 22 años.
Lo que encontraron fue que durante este periodo hubo cambios distintivos, como por ejemplo, que el límite geográfico entre los dialectos del norte y del sur había cambiado: aparecieron nuevas variantes de llamados en el área en el que anteriormente solo se había identificado el dialecto del sur. Otro de los hallazgos es que las aves de esta especie se volvieron más “bilingües”, es decir que usaban dos dialectos. En términos generales, los investigadores encontraron nuevos tipos de llamados emergentes y mayor variación acústica.
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Durante este mismo período, el loro de nuca amarilla sufrió una disminución dramática en el tamaño de la población. En la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, esta especie pasó de estar en la categoría Vulnerable a En Peligro Crítico de extinción.
“Estos resultados sugieren que las tradiciones culturales, como los dialectos, pueden cambiar en respuesta a las condiciones demográficas y ambientales, con amplias implicaciones para las especies amenazadas”, afirmaron los investigadores en un artículo donde explican los resultados, publicado recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society B.
Los investigadores mencionan que se necesitan estudios adicionales para vincular directamente los cambios culturales que observaron en las vocalizaciones aprendidas con estas alteraciones demográficas experimentadas por la especie. Sin embargo, resaltan que el conjunto de datos muestra la importancia de los estudios y las observaciones a largo plazo para comprender cómo evoluciona la cultura y qué fuerzas impulsan este cambio. También destaca cómo la capacidad de aprendizaje vocal de los loros puede ser bastante adaptativa en la naturaleza.
Durante 22 años, un grupo de investigadores se dedicó a analizar los sonidos emitidos por el loro de nuca amarilla o amazona nuquiamarilla (Amazona auropalliata), un ave de aproximadamente entre 30 y 38 centímetros de alto, que se distribuye por una amplia zona desde el sur de México hasta el norte de Costa Rica.
Esta ave utiliza una variedad de sonidos que parecen aprender unas de otras. La mayoría de estos son llamados de contacto que utilizan como una forma de mantenerse comunicados con otros miembros del grupo y compartir ubicaciones y otra información importante.
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En 1994 el equipó analizó los estudios sobre los sonidos o llamados emitidos por la especie y encontraron que había tres tipos de contacto acústicamente distintos: el del norte, el del sur y el nicaragüense, como fueron denominados los dialectos. Cada una de estas se utilizó en un área en particular. Las llamadas distintas difieren en la cantidad de tonos audibles y la progresión melódica.
Entre 1994 y 2005, esta característica se mantuvo de manera estable, aunque con algunos cambios modestos en los límites geográficos y la estructura acústica de los llamados de contacto.
Recientemente, lo que hicieron los investigadores fue mirar si las amazonas nuquiamarillas mantuvieron esos dialectos durante el lapso de otros once años, entre 2005 a 2016, para terminar así el estudio que duró 22 años.
Lo que encontraron fue que durante este periodo hubo cambios distintivos, como por ejemplo, que el límite geográfico entre los dialectos del norte y del sur había cambiado: aparecieron nuevas variantes de llamados en el área en el que anteriormente solo se había identificado el dialecto del sur. Otro de los hallazgos es que las aves de esta especie se volvieron más “bilingües”, es decir que usaban dos dialectos. En términos generales, los investigadores encontraron nuevos tipos de llamados emergentes y mayor variación acústica.
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“Estos resultados sugieren que las tradiciones culturales, como los dialectos, pueden cambiar en respuesta a las condiciones demográficas y ambientales, con amplias implicaciones para las especies amenazadas”, afirmaron los investigadores en un artículo donde explican los resultados, publicado recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society B.
Los investigadores mencionan que se necesitan estudios adicionales para vincular directamente los cambios culturales que observaron en las vocalizaciones aprendidas con estas alteraciones demográficas experimentadas por la especie. Sin embargo, resaltan que el conjunto de datos muestra la importancia de los estudios y las observaciones a largo plazo para comprender cómo evoluciona la cultura y qué fuerzas impulsan este cambio. También destaca cómo la capacidad de aprendizaje vocal de los loros puede ser bastante adaptativa en la naturaleza.