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El huracán Iota resultó una pesadilla que no termina aún. Una primera evaluación científica determinó que los fuertes vientos arrasaron con el 90 por ciento de los bosques de Providencia, sustento y provisión de al menos 3.000 personas, y afectaron el 100% de las playas.
Ante este panorama, y pensando en preparar a la isla para futuros huracanes, biólogos y botánicos de la comunidad raizal junto a expertos del Instituto Humboldt y la autoridad ambiental Coralina han comenzado a plantear y trabajar en soluciones basadas en al naturaleza. El objetivo es convertir la pequeña isla en un modelo de manejo sostenible de la naturaleza.
Por ahora se han definido tres frentes, según un comunicado de prensa del Instituto Humbold: la construcción de patios biodiversos, el aseguramiento de un hábitat adecuado para el emblemático cangrejo negro y la restauración del bosque seco tropical.
Patios isleños biodiversos
“El concepto de patio en la isla de Providencia está unido no solo a una tradición agroforestal ancestral sino a una estrategia comunitaria: no hay patios individuales. Esto les ha asegurado por siglos no solo contar con plantas medicinales de uso etnobotánico sino con la autoprovisión alimenticia para familias y vecinos. Sin ambición económica”, explicaron los expertos.
De ahí que los primeros esfuerzos de reconstrucción de la biodiversidad estarán centrados en crear estos patios con especies que incluyen el jobo, mango, tamarindo, árbol de pan, plantas medicinales y aromáticas. Especies tradicionalmente manejadas por las mujeres raizales, quienes se encargan de mantener las huertas en los patios, similar al concepto de chagra de muchas comunidades indígenas.
Una nueva oportunidad para el cangrejo negro
Otra de las prioiridades es trabajar en torno a una especie emblemática de la isla: el cangrejo negro. Esta especie todos los años brinda uno de los mayores espectáculos de la naturaleza cuando millones de individuos emprenden un viaje desde las laderas boscosas hacia la playa, atravesando los caminos de Providencia, para su desove.
El cangrejo negro, que hace parte del la dieta de los habitantes de la isla, también es el tercer renglón de la economía de la isla porque lo comercian con San Andrés Isla. Por lo menos 200 familias de Providencia viven de este comercio entre las islas.
“El real impacto del huracán sobre el cangrejo negro solo se conocerá cuando se haga un monitoreo detallado del estado del crustáceo el próximo mes de enero. Por ahora, la primera evaluación adelantada encontró individuos muertos y el hábitat donde anida, desprovisto de vegetación y hojarasca”, señala el comunicado.
Mientras mejoran los datos sobre la situación del cangrejo, se decidió implementar una estrategia para rehabilitar su hábitat en la zona de Fresh Water cercana a la represa, donde está el agua dulce de la isla y donde anida esta especie restringida para el Caribe.
El nuevo bosque seco
Providencia perdió 90 por ciento de su bosque por cuenta del huracán, el equivalente a 2.000 hectáreas de bosque. “La estrategia única es la rehabilitación de las zonas donde estaban esos bosques, tanto en sus estrato arbóreo como en el arbustivo”, apuntaron los expertos.
Se estima que cerca de 70 especies de flora están asociadas al bosque seco de Providencia por lo que el diseño de estas zonas tendrá que tener en cuenta esta biodiversidad.
“Estos diseños se harán con expertos locales y contemplarán también la integración de árboles y arbustos además de hierbas que cubran rápidamente el suelo y sirvan de alternativa de nutrición”, explicaron.
Una parte del reto tiene que ver también con el manejo de los residuos de madera caída que deben retirarse. Los expertos evalúan si algunos troncos que el huracán arrancó se dejan en el sitio donde quedaron para dar refugio, cobertura y humedad.