Plantar un billón de árboles no disminuirá el cambio climático
Esta medida, en algunos casos, puede llegar a afectar la esencia del ecosistema que se está reforestando y los posibles beneficios de los árboles se podrán ver varias décadas después de terminar la plantación.
- Redacción Medio Ambiente
Luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propusiera en el Foro Económico Mundial sembrar un billón de árboles, varios ambientalistas, incluyendo a la reconocida activista Greta Thunberg, señalaron que las medidas de reforestación, que se proponen alrededor del mundo, no son suficientes para mitigar el cambio climático.
Para los ambientalistas plantar un billón de árboles es una idea poco viable. Primero, porque esa cifra equivale a un tercio del total que hay actualmente en La Tierra, y segundo porque la razón principal del cambio climático es el resultado de las emisiones de CO2 que durante millones de años se almacenaron y probablemente aumentar la cifra de árboles no pueda frenar esta situación.
Lea: Las preguntas que genera el plan de reforestación anunciado por Duque
En un reciente artículo, publicado en The Conversation, se explica por qué esta solución, a la que la mayoría de gobiernos acuden, no es la más recomendable. Reforestar supone desaparecer kilómetros de sabana, un ecosistema necesario para mantener un equilibrio que puedo haber sido fundamental para la evolución del hombre. La publicación, señala que estas ideas se basan en una teoría denominada Hipótesis de la Sabana en la que se expone que hace millones de años los homínidos abandonaron los bosques y se adaptaron a nuevo hábitat en el que pudieron caminar erguidos.
Las sabanas son ecosistemas en los que habitan grandes mamíferos que necesitan de estos ambientes tropicales y subtropicales. Desaparecerlos podría perjudicar más la situación.
El problema de plantar un millón de árboles
Según Víctor Resco de Dios, autor del artículo e investigador agrotécnico de la Universidad de Lleida, estas serían algunas de las razones por las cuales reforestar podría generar más daños que beneficios:
-Durante la plantación se libera dióxido de carbono y las tasas de fotosíntesis son bajas en los árboles jóvenes. El cambio climático requiere actuaciones inmediatas y tendríamos que esperar décadas para que un bosque comience a actuar como mitigador de CO2.
-Mundialmente se ha demostrado que las plantaciones se abandonan al poco tiempo de ser establecidas. Los bosques son los más propensos a ser víctimas de incendios naturales.
-Los costos de mantenimiento de una plantación son elevados: es necesario emplear técnicas de ingeniería forestal. Estos procesos conllevan grandes acumulaciones de combustibles y pueden desembocar en megaincendios como el caso de Chile en 2017.
-Cambiar el tipo de vegetación, de sabana a bosque, puede causar un desbalance energético que se puede representar en mayor calentamiento.
(Lea Estas son las fechas más importantes para el medio ambiente en 2020)
Resco de Dios, señala que la reforestación está recomendada en aquellos ecosistemas que han sufrido pérdidas importantes de biodiversidad. La idea de sembrar más árboles, según el autor, también puede causar una sensación de “compensación” al medio ambiente y no una real consciencia del año que causa el consumo del hombre.
Con la reforestación se crea un ecosistema “Frankenstein” y estudios señalan que la biodiversidad en las repoblaciones no llega a niveles comparables a la de los bosques naturales hasta pasados varias décadas o varios siglos.
Luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propusiera en el Foro Económico Mundial sembrar un billón de árboles, varios ambientalistas, incluyendo a la reconocida activista Greta Thunberg, señalaron que las medidas de reforestación, que se proponen alrededor del mundo, no son suficientes para mitigar el cambio climático.
Para los ambientalistas plantar un billón de árboles es una idea poco viable. Primero, porque esa cifra equivale a un tercio del total que hay actualmente en La Tierra, y segundo porque la razón principal del cambio climático es el resultado de las emisiones de CO2 que durante millones de años se almacenaron y probablemente aumentar la cifra de árboles no pueda frenar esta situación.
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En un reciente artículo, publicado en The Conversation, se explica por qué esta solución, a la que la mayoría de gobiernos acuden, no es la más recomendable. Reforestar supone desaparecer kilómetros de sabana, un ecosistema necesario para mantener un equilibrio que puedo haber sido fundamental para la evolución del hombre. La publicación, señala que estas ideas se basan en una teoría denominada Hipótesis de la Sabana en la que se expone que hace millones de años los homínidos abandonaron los bosques y se adaptaron a nuevo hábitat en el que pudieron caminar erguidos.
Las sabanas son ecosistemas en los que habitan grandes mamíferos que necesitan de estos ambientes tropicales y subtropicales. Desaparecerlos podría perjudicar más la situación.
El problema de plantar un millón de árboles
Según Víctor Resco de Dios, autor del artículo e investigador agrotécnico de la Universidad de Lleida, estas serían algunas de las razones por las cuales reforestar podría generar más daños que beneficios:
-Durante la plantación se libera dióxido de carbono y las tasas de fotosíntesis son bajas en los árboles jóvenes. El cambio climático requiere actuaciones inmediatas y tendríamos que esperar décadas para que un bosque comience a actuar como mitigador de CO2.
-Mundialmente se ha demostrado que las plantaciones se abandonan al poco tiempo de ser establecidas. Los bosques son los más propensos a ser víctimas de incendios naturales.
-Los costos de mantenimiento de una plantación son elevados: es necesario emplear técnicas de ingeniería forestal. Estos procesos conllevan grandes acumulaciones de combustibles y pueden desembocar en megaincendios como el caso de Chile en 2017.
-Cambiar el tipo de vegetación, de sabana a bosque, puede causar un desbalance energético que se puede representar en mayor calentamiento.
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Resco de Dios, señala que la reforestación está recomendada en aquellos ecosistemas que han sufrido pérdidas importantes de biodiversidad. La idea de sembrar más árboles, según el autor, también puede causar una sensación de “compensación” al medio ambiente y no una real consciencia del año que causa el consumo del hombre.
Con la reforestación se crea un ecosistema “Frankenstein” y estudios señalan que la biodiversidad en las repoblaciones no llega a niveles comparables a la de los bosques naturales hasta pasados varias décadas o varios siglos.