¿Por qué el cambio climático afectará en mayor medida a mujeres y niñas?
Aunque desde hace años sabemos cuáles pueden ser los efectos que el cambio climático tendrá sobre nosotros, hay una razón más para preocuparse: sus consecuencias serán mucho más severas para las mujeres. Si no se toman medidas pronto, una de cada cuatro no podrá acceder a sus comidas diarias en siete años.
Luisa Fernanda Orozco
El cambio climático podría empeorar los problemas que ya enfrentan las mujeres y niñas de todo el mundo. En su más reciente informe, “Panorama de Género 2023″, publicado el 7 de septiembre, ONU Mujeres hizo un recorrido por el estado actual de la pobreza extrema, inseguridad alimentaria, mortalidad materna, y acceso al agua y la energía, y cómo empeorarían de aquí a 2030.
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El cambio climático podría empeorar los problemas que ya enfrentan las mujeres y niñas de todo el mundo. En su más reciente informe, “Panorama de Género 2023″, publicado el 7 de septiembre, ONU Mujeres hizo un recorrido por el estado actual de la pobreza extrema, inseguridad alimentaria, mortalidad materna, y acceso al agua y la energía, y cómo empeorarían de aquí a 2030.
El informe incluyó, por primera vez, datos desglosados por sexo sobre las intersecciones entre género y cambio climático. Además, pronostica que, para mediados de siglo, y en el peor de los escenarios ambientales, la pobreza afecte a 158,3 millones de mujeres y niñas adicionales,16 millones más que los hombres y niños que se verían en la misma situación.
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No es novedoso afirmar que el cambio climático está generando grandes transformaciones a nivel mundial. De hecho, la Organización Mundial Meteorológica (OMM), confirmó que los meses de junio, julio y agosto fueron los más calurosos de la historia del planeta, de acuerdo con los datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S).
Pero el informe de ONU Mujeres señala que los impactos podrían abarcar muchos más ámbitos de lo que pensábamos. Las niñas y adultas serán las más perjudicadas, sobre todo aquellas que viven en países precarizados. En el peor de los escenarios, el cambio climático afectaría de forma drástica la inseguridad alimentaria. Esto quiere decir que algunas mujeres no tendrán recursos para comprar sus comidas diarias, o, en caso de que sí los tengan, esos alimentos no serán lo suficientemente nutritivos para ellas. Las más jóvenes podrían presentar problemas en su desarrollo físico y cognitivo, y las más adultas serían vulnerables a desnutrición y otras enfermedades.
Si el panorama continúa como está, una de cada cuatro mujeres y niñas sufrirán inseguridad alimentaria moderada o grave de aquí a 2030, lo que pondrá al mundo muy lejos de acabar con el hambre. De manera más puntual, 236 millones más de ellas no tendrán garantizadas sus comidas diarias. Por otra parte, 131 millones más de hombres y niños estarían en la misma situación. En el caso específico de Latinoamérica y el Caribe, se estima que 13 millones de mujeres caigan en la pobreza y 20 millones en la inseguridad alimentaria.
Esta problemática va de la mano con la pobreza extrema: cifras del informe muestran que, actualmente, 1 de cada 10 mujeres viven en ella, y, si la tendencia sigue, la cifra subirá a 340 millones para 2030. Además, la situación es mucho más compleja para aquellas que son indígenas o viven en la ruralidad, pues su acceso a la tierra y el derecho sobre ella tiene barreras mucho más grandes.
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El escaso acceso a los derechos fundamentales
Durante los últimos años, y en ciertas regiones del mundo, la demanda del agua ha excedido su cantidad disponible por varios periodos de tiempo, algunos más largos que otros. Incluso, la mala calidad del líquido por la contaminación y actividad humana ha restringido su uso. A esto se le conoce como estrés hídrico. Actualmente, 380 millones de mujeres y niñas viven en él. Esto representa el 9,5 % de toda la población femenina a nivel mundial, y ese número, según ONU Mujeres, podría elevarse a 674 millones en 33 países para 2050.
También hay carencia en cuanto al acceso a la electricidad: aunque cada vez más personas pueden gozar de ella, todavía faltan muchas personas por acceder a ese servicio. Para 2030, se estima que 341 millones de mujeres y niñas continúen sin energía para realizar sus tareas básicas, cuando garantizar este derecho podría traer una serie de beneficios, como el acceso a tecnologías y combustibles limpios, una mejor salud y tasas de pobreza más bajas. Por ejemplo, si se logra una transición a estufas modernas, 6,5 millones de muertes, podrían evitarse debido a la contaminación del aire al interior de los hogares. El acceso a la electricidad podría abrir más canales para que las mujeres obtengan información en línea.
Esto se reflejaría en ámbitos como el educativo. Aunque hombres y mujeres han aumentado su acceso a la educación a nivel mundial, todavía hay millones de mujeres que no completan su formación o siquiera ingresan a un salón de clases por los contextos de conflicto en los que viven. Esto sucede, por ejemplo, en países como Afganistán, donde 1,1 millones de ellas, mayores de 12 años, ya no pueden asistir a la escuela.
Otro ámbito en el que hace falta mayor participación es en los empleos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (también llamados STEM), pues, para 2020, apenas uno de cada tres puestos de investigación en todo el mundo eran ocupados por mujeres. Sin embargo, el informe destaca que cada vez más surgen becas u oportunidades en el marco de la educación superior que intentan cerrar las brechas de género.
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¿Por qué es tan difícil el progreso?
Entre las muchas explicaciones que ONU Mujeres ofrece para entender mejor esta situación, se encuentran los sesgos profundamente arraigados contra las mujeres “que se manifiestan en acceso desigual a la salud sexual y reproductiva, baja representación política, disparidades económicas y falta de protección legal”.
Además, la resistencia a la equidad de género y la falta de inversión crónica en proyectos que se ocupen del bienestar de mujeres y niñas en todo el mundo es otro de los factores claves para explicar el problema. El informe pone un ejemplo: no es suficiente con que se creen más trabajos para generar mayor empleabilidad en las mujeres. Si no se contempla un enfoque de género que se adecúe a sus necesidades, con factores como la maternidad, esas iniciativas podrían exacerbar las brechas de género ya existentes.
El panorama es mucho más grave cuando se conoce que 28 países todavía no tienen leyes que garanticen derechos igualitarios para que las mujeres se casen e incluso se divorcien; 67 carecen de leyes que prohíban directa e indirectamente la discriminación hacia ellas; y 53 no tienen normas que hablen de la brecha salarial entre hombres y mujeres.
En últimas, ONU Mujeres estima que son necesarios 6,4 billones de dólares por año en 48 países en desarrollo para lograr la igualdad de género para 2030. El trabajo podría facilitarse mucho más si se toman acciones concretas contra el cambio climático desde ya, antes de que empeore exponencialmente.