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Una investigación determinó que los atunes optan por raparse con la piel de los tiburones para eliminar los parásitos externos que se aferran en sus cabezas, ojos y branquias, los cuales les causan dolor y les podrían generar ulceración, sangrado, lesiones e incluso penetrar en el músculo.
Christopher Thompson, de la Universidad de Australia Occidental, estudió junto a otros colegas, este comportamiento en varias especies de atunes, y logró determinar que la principal razón de este compartimiento estaría relacionada con la piel de los tiburones, que es “realmente suave en una dirección y es como papel de lija en la otra”.
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La piel de tiburón está formada por pequeñas estructuras parecidas a dientes, que incluso, en tiempos preindustriales, se usaba como papel de lija. Además de su piel, el movimiento de natación constante, predecible y relativamente lento de los tiburones puede facilitar que los atunes miden el movimiento de la cola para maximizar el contacto, lo que sería otra razón para explicar el comportamiento.
Sobre los parásitos, la investigación señala que algunos se encuentran en ambientes marinos donde usan peces como huéspedes. En el caso de los ectoparásitos, aquellos que viven en la superficie externa de los peces, pueden aumentar la resistencia, lo que lleva a un mayor gasto energético, consumo de oxígeno y pérdida de peso.
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Por lo general, los animales, incluidos los mamíferos, se frotan el cuerpo en respuesta al dolor, un comportamiento que no es ajeno a los peces. Es por esto que, después de desplegar cámaras submarinas flotantes en 36 regiones diferentes de los océanos Pacífico, Índico y Atlántico, que grabaron de dos a tres horas de imágenes, la investigación determinó que los atunes buscan los tiburones para eliminar sus parásitos externos.
“Cuando había varios atunes presentes, se turnaban para raspar formando una cadena con el atún que acababa de raspar, por lo general volviendo al final de la cola”, informa el documento.
El equipo de investigación documentó 117.000 animales individuales de 261 especies diferentes. Aunque el objetivo inicial era observar interacciones más generalizadas entre peces y tiburones en aguas abiertas, las imágenes del equipo revelaron peces rascándose contra miembros de su propia especie o tiburones un total de 106 veces.