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Este miércoles el diario El Colombiano informó que la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) había presentado su nuevo plan para controlar la expansión de los Hipopótamos en el Magdalena Medio. Se trataba, anunciaron, de un proyecto piloto para esterilizar a los animales con anticonceptivos.
David Echeverry, jefe del Grupo de Bosques y Biodiversidad de la Corporación, aseguró a ese medio que la entidad estaba en diálogos con la Agencia de Salud Animal de Estados Unidos, que hace parte del Departamento de Agricultura, con el fin de adquirir GonaCon, un medicamento veterinario anticonceptivo que solo es producido por ellos y, como contamos en este artículo, aún se encuentra en estudios para especies silvestres de megafauna. (Puede leer: Castrar a los hipopótamos con GonaCon. ¿Qué se sabe de este producto?)
“Nos gustaría adquirirlo para hacer un experimento y determinar si es viable para nuestro caso”, dijo Echeverry a El Colombiano. “Todavía no se ha ensayado en hipopótamos en estado silvestre, pero este proyecto piloto hace parte de las soluciones que seguimos buscando para atender esta situación”, agregó.
En febrero de este año, la Corporación Autónoma ya había anunciado que había presentado la solicitud de apoyo a la Embajada de Colombia en Estados Unidos para la adquisición del medicamento, asegurando que “es la alternativa más viable que contemplan los veterinarios y biólogos de Cornare para el control de estos animales en el país”. Sin embargo, como hemos contado en otros artículos, investigadores y expertos nacionales e internacionales insisten en que es una alternativa altamente costosa y poco eficiente.
En marzo una comisión de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) envió una carta al ministro de Ambiente, Carlos Correa, recomendando empezar urgentemente con un programa enfocado en eliminar la población de hipopótamos, insistiendo en que era muy poco probable que las alternativas como la esterilización funcionaran a largo plazo, y que no reducen los impactos de los animales que ya existen en el ecosistema (que además viven por más de 40 años). (Puede leer: La UICN envió carta al Minambiente sobre riesgos de los hipopótamos en Colombia)
De igual forma, varios investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, la U. Nacional Autónoma de México, la U. Javeriana, la U. del Norte y el Instituto Humboldt presentaron un estudio en el que, además estiman que hoy hay entre 90 y 100 individuos y que, hacia el 2039, podrían existir casi 1.500 hipopótamos en Colombia, estudiaron todas las medidas de control para ver cuáles eran las más efectivas.
“Desafortunadamente ninguna de las estrategias de castración será suficiente para controlar la población de acuerdo con nuestros modelos. Lo único que logra la castración es retrasar el momento en el que la población alcanza la capacidad de carga, es decir, el año al cual se llega al número máximo de hipopótamos. Esto se debe a que el porcentaje de animales que se puede castrar por año es muy bajo, y los animales reproductores que permanecen en el sistema están procreando precozmente, a tasas rápidas y con baja mortalidad neonatal”, explicaba la bióloga Nataly Castelblanco a este diario.
Otra de las inquietudes que genera este proyecto piloto tienen que ver con cómo va a hacerse rastreo a una población de hipopótamos que está dispersa. Se calcula que ya están distribuidos en 200 km2. “Para hacer un estudio bueno, tocaría probar el GonaCon en hipopótamos en cautiverio. Mirar si se les redujeron las hormonas durante la primera dosis, la segunda y la tercera dosis”, señalaba hace unos meses Daniel Restrepo, veterinario zootecnista graduado de la Universidad Cem de Medellín a El Espectador. Sin embargo, el plan de la Corporación es hacer “ensayos de marcaje y monitoreo para ver si esto nos puede funcionar”, explicaba Echeverry en febrero.
Los hipopótamos son la especie invasora más grande del mundo. Al no tener depredadores naturales en Colombia y haberse adaptado a un ecosistema que les da más beneficios incluso que en África, andan a sus anchas por el río Magdalena. Pero sus pasos dejan detrás toneladas de consecuencias: ponen en vilo la seguridad alimentaria de las poblaciones cercanas y compiten directamente por recursos con chigüiros y manatíes, donde estos últimos llevan las de perder (el manatí antillano, por ejemplo, está peligro de extinción).