Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El martes fue entregado el Premio Goldman, uno de los reconocimientos ambientales más importantes del mundo, a seis defensores y defensoras de la naturaleza. Liz Chicaje, de la comunidad indígena bora, en Perú, recibió el galardón de sur y Centroamérica por su defensa a la Amazonia.
Como cada año, la Fundación Goldman hizo entrega de su galardón, conocido como el “Nobel ambiental”, a seis defensores y defensoras de la naturaleza, reconocidos como los activistas medioambientales comunitarios más importantes del mundo.
Le puede interesar: El lío ambiental que empieza a dejar la exportación de aguacate
Este premio, que fue credo en 1989 y ha exaltado el trabajo de 216 ganadores -de los que 92 son mujeres-, otorga un reconocimiento en cada una de las seis regiones continentales habitadas en el mundo. Sus ganadores nos muestran los principales problemas que enfrenta la Tierra en sus lugares de origen y los caminos a seguir para mantener el equilibrio con la naturaleza.
Los activistas medioambientales premiados este 2021 realizaron acciones que van desde la conservación de los pangolines, en Asia, hasta la creación de áreas protegidas en el Amazonas. También promovieron la defensa de los derechos a la salud y al ambiente sano en sus comunidades y la prohibición de plásticos de un solo uso.
Liz Chicaje Churay
(Perú, Centro y Suramérica)
Liz Chicaje, una mujer de 38 años del pueblo indígena bora, lleva más de la mitad de su vida luchando contra las actividades ilegales que amenazan la selva peruana. Fue una de las artífices de la creación del Parque Nacional Yaguas, constituido en 2018 por el gobierno de Perú, que protege casi un millón de hectáreas de bosque prístinos en la Amazonia peruana.
Durante años se dedicó a recorrer las comunidades, visitar ministerios y organismos internacionales con el fin de mantener su territorio ancestral intacto. Se reunió con científicos y se enfrentó taladores ilegales que sacaban la madera de sus bosques, a la pesca y la minería ilegal y a la sobreexplotación de los ríos. En 2014 se convirtió en la primera mujer presidenta de la Federación de Comunidades Nativas del Ampiyacu. En 2017 su mensaje llegó hasta la COP 23 en Bonn, Alemania, donde el mundo escuchó la importancia de preservar su territorio. En 2019 recibió el Premio Internacional Franco Alemán en Derechos Humanos y este año recibió el Premio Goldman para el sur y Centroamérica por sus acciones en defensa de la selva peruana.
Lea: ¿Qué tipo de basura hay en el océano? Esto es lo que revela el primer “mapa” global
Chicaje y su grupo crearon estrategias para fortalecer las organizaciones locales y su liderazgo. En un esfuerzo por unir a los diversos grupos indígenas de la región circundante, viajó en bote a áreas remotas para reunirse con las diferentes comunidades y discutir los planes para el parque. En su comunidad también se ha encargado visibilizar y fortalecer el papel de las mujeres. Lidera una cooperativa agrícola de mujeres que producen y procesan yuca, y que usan la fibra de Chambira, una especie de palma de la Amazonia, para hacer tejidos como bolsos.
Gloria Majiga-Kamoto
(Malaui, África)
Anualmente cerca de 75.000 toneladas de plástico se producen en Malaui. El 80% son de un solo uso. La creciente contaminación plástica fue la principal preocupación de esta mujer de 30 años, que luchó contra la industria del plástico y dio vida a un movimiento de base que buscaba la prohibición nacional de los plásticos finos, un tipo de plástico de un solo uso. Como resultado de su compromiso, en 2019 el Tribunal Superior de Malaui confirmó la prohibición de la producción, importación, distribución y el uso de plásticos finos en este país.
Thai Van Nguyen
(Vietnam, Asia)
Tan solo entre 2014 y 2020 Nguyen, de 39 años, ha salvado la vida de 1.540 pangolines (los mamíferos más traficados del mundo, apetecidos por el comercio ilegal por su carne, sangre y los poderes curativos atribuidos a sus escamas en la medicina tradicional asiática) del comercio ilegal. A través de su fundación Save Vietnam’s Wildlife también creó la primera unidad contra la caza furtiva en ese país y, desde 2018, ha acabado con 9.701 trampas para animales, desmantelado 775 campamentos ilegales, confiscado 78 armas y arrestado a 558 personas por la caza furtiva. También se ha dedicado a hacer campañas educativas para conservar el pangolín y a escribir manuales para rescatarlos. Esto ha generado una disminución significativa de actividades ilegales en el Parque Nacional Pu Mat.
Lea también: Así se criarán larvas de coral para recuperar el PNN Corales del Rosario
Maida Bilal
(Bosnia y Herzegovina, Europa)
La península balcánica alberga los últimos ríos que fluyen libremente en Europa. Sin embargo, el auge de la energía hidroeléctrica amenaza actualmente cientos de kilómetros de los ríos que permanecen prístinos. Bilal, junto a un grupo de mujeres de su aldea, dirigió un bloqueo en contra de dos represas en el río Kruščica que duró 503 días. Su movilización provocó la cancelación de los proyectos en diciembre de 2018. Este es el primer premio Goldman que recibe Bosnia y Herzegovina.
Kimiko Hirata
(Japón, Islas y países peninsulares)
La lucha de Kimiko ha sido para detener el cambio climático. Después del desastre nuclear de Fukushima Daiichi, tras el terremoto de marzo de 2011, Japón se vio obligado a alejarse de la energía nuclear y, en su lugar, regresó el “boom” del carbón como una importante fuente de energía. Durante los últimos años, la campaña de esta activista llevó a la cancelación de 13 centrales eléctricas de carbón que habrían liberado más de 1,6 mil millones de toneladas de CO2 a lo largo de sus vidas útiles. Es la primera mujer en recibir este galardón de Japón, país en el que las mujeres están notablemente subrepresentadas en muchos sectores.
Sharon Lavigne
(EE. UU., Norte América)
Lavigne es una maestra de educación especial que se convirtió en una importante defensora de la justicia ambiental para su comunidad, predominantemente afroamericana. Ubicada a lo largo del río misisipi, St. James Parish se encuentra en una región comúnmente conocida como “el callejón del cáncer” por la presencia de cientos de plantas petroquímicas en cortos tramos del río, y por ser la región que tiene una de las concentraciones más altas de sustancias químicas tóxicas de Estados Unidos (50 veces por encima que el promedio nacional). En 2019, esta mujer de 69 años logró detener la construcción de una planta de fabricación de plásticos que habría generado un millón de libras de desechos líquidos tóxicos adicionales. Lo consiguió al movilizar el grupo base de oposición, educar a la comunidad y organizar protestas pacíficas.