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Durante el transcurso del día el recién elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con su antecesor Barack Obama, en la Casa Blanca, para hacer un empalme de cómo se hará la transición entre ambos gobiernos. Los temas sobre los que discutirán, como era de esperarse, son los que han demostrado ser los más distantes entre ambos: la reforma al modelo de salud “Obamacare” y la lucha contra el cambio climático.
Además de entrar en vigor en un tiempo récord, el Acuerdo de París para enfrentar el cambio climático se convirtió en un hito histórico porque, por primera vez, un tema del que llevaban hablando por años los científicos, pasó a ser parte protagonista de la agenda de los políticos. Entre ellos, está Obama, quien creó un “Plan de Energía Limpia” que busca reducir en un 32% las emisiones de las centrales termoeléctricas a 2030, apoyó la creación de la reserva marina más grande de Estados Unidos en su lugar de nacimiento Hawái y, no en vano, fue una de las personas a las que acudió el actor Leonardo DiCaprio para alertar sobre los efectos negativos del cambio climático en su documental “Antes que sea tarde” (Before the flood).
¿Pero, qué pasará con todas estas iniciativas – incluido el Acuerdo de París- con la entrada de un presidente que se ha declarado escéptico frente al cambio climático? ¿Tiene el poder de acabar con uno de los esfuerzos científicos y de política internacional más grande que se haya presenciado en años?
Según explica la revista científica Scientific American, la persona que eligió Trump para liderar la transición de la Agencia de Protección del Medio Ambiente norteamericana (EPA, por sus siglas en ingles), es Myron Ebell, otro escéptico del cambio climático.
Ebell es presidente de la Cooler Heads Coalition – un grupo políticamente conservador, que se describe así mismo como “centrado en disipar los mitos del calentamiento global mediante la exposición de análisis defectuosos económicos, científicos y de riesgo”, ha tildado de “alarmistas” quienes hablan de cambio climático y se opone a políticas como el racionamiento de energía.
Respecto al Plan de Energía Limpia de Obama, ha dicho que es ilegal y consideró la ratificación del Acuerdo de París como “una clara usurpación institucional de la autoridad del Senado”.
Y las declaraciones se suman: en el 2007 le dijo a Vanity Fair que el aumento en la temperatura era modesto y que no estaba comprobado si era consecuencia de las actividades humanas.
De la mano están las declaraciones del futuro presidente de Estados Unidos, Trump, quien ha dicho que el cambio climático es “bullshit” (mierda) y que en una de sus intervención antes de ser elegido afirmó que “cancelaria” el Acuerdo de París.
El tercer elemento que oscurece el panorama, sería el nombramiento de Mike McKenna como líder de la transición del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE, por sus siglas en ingles). Según explica Scientific American, Mckenna suele hacer lobby a favor de industrias como Southern Company Services, Dow Chemical Co. And Competitive Power Ventures.
Tres razones por las que Trump es una amenaza para el Acuerdo de París
Según explica el portal científico New Scientist, la presidencia de Trump pone en jaque el Acuerdo de París definido en diciembre del año pasado por tres razones. El primero, explica, es que el acuerdo establece que los países más pobres necesitan plata, por esto los países ricos accedieron donar 100 mil millones de dólares al año para reducir las emisiones; a lo que Trump ya ha dicho que no va a pagar.
El segundo punto en riesgo es que en el Acuerdo quedó establecido que los compromisos que asumieron los países en París son sólo un inicio, por lo que los países deben revisar anualmente sus avances y buscar mejorarlos. Este principio, explica el medio, se basa en la reciprocidad y si un gigante como Estados Unidos no lo sigue, es muy probable que otros países también empiecen a fallar.
Lo último, es que Estados Unidos se ha posicionado como el segundo país que más dióxido de carbono emite en el mundo. Si este país no cumple con su compromiso, partiendo de que tendría el liderazgo de una persona que niega el cambio climático, las metas propuestas en la COP21 para que la temperatura no aumente 2° C, no se cumplirán.