Primates de Colombia, en riesgo por la expansión de carreteras
Los más de 130.000 kilómetros de carreteras que hay en el país, concentradas sobre todo en las regiones Andina y Caribe, han puesto en riesgo a varias especies de primates, unos animales cruciales, pues dispersan semillas, controlan algunas plagas y ayudan a mantener la diversidad. ¿Cómo evitar que el desarrollo de la infraestructura vial los siga afectando?
Andrés Mauricio Díaz Páez
La autopista Bogotá-Medellín, que se empezó a construir a inicios de la década de 1970, tenía el objetivo de conectar a las dos ciudades más grandes del país. Hoy hay unos 450 kilómetros (km) de trayecto, para un viaje que puede tomar alrededor de ocho horas y media. (Lea: La mitad de las especies de plantas, al parecer, desaparecieron hace 66 millones de años)
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La autopista Bogotá-Medellín, que se empezó a construir a inicios de la década de 1970, tenía el objetivo de conectar a las dos ciudades más grandes del país. Hoy hay unos 450 kilómetros (km) de trayecto, para un viaje que puede tomar alrededor de ocho horas y media. (Lea: La mitad de las especies de plantas, al parecer, desaparecieron hace 66 millones de años)
Esa es apenas una pequeña porción de los más de 100.000 km de infraestructura vial que se levantó entre 1970 y 2015, un aumento de casi 2.250 km por año frente a los 30.247 km de entonces. La mayoría se construyeron en las regiones Andina y Caribe, contribuyendo al desarrollo económico de una gran parte de Colombia. Pero, no todos se vieron beneficiados.
Para construir una vía en Colombia es necesario atravesar un bosque, una sabana o algún otro tipo de ecosistema, pero poco se sabía de su impacto. Ahora, un grupo de investigadores del país y varias partes del mundo se dieron a la tarea de medir el daño que ha generado esta infraestructura en las poblaciones de primates en el país. Los resultados fueron publicados en la revista británica Animal Conservation.
El desarrollo de las vías en Colombia
“Desde que los españoles estuvieron habitando lo que hoy es Colombia, su entrada fue por el Caribe y empezaron deforestando y transformando esos ecosistemas”, explica Elkin Noguera, Ph. D. en Ciencias e investigador del Instituto Humboldt, quien dirigió el estudio. La ruta se trazó desde el Caribe hacia los Andes, pasando por donde ahora se ubican los departamentos de Antioquia, Caldas, Boyacá y Cundinamarca.
Hacia 1970, Colombia venía de un crecimiento económico sobresaliente. Según cifras de Fedesarrollo, durante los 10 años siguientes el PIB creció a un ritmo de 5,5 % anual, un promedio que no ha sido superado desde entonces. En ese desarrollo económico era crucial un país con más y mejores vías.
Con el paso de los años, el crecimiento de la infraestructura vial se intensificó. Entre 2006 y 2015, las vías crecieron a un ritmo de 6.215 km por año, 10 veces más que el promedio que aumentaron entre 1970 y 1990 (579 km por año). Con el Acuerdo de Paz, esa tendencia se incrementó.
Por supuesto, ese crecimiento ha incidido en las poblaciones de primates de Colombia que, como en otras partes del mundo, según explica Mónica Ramírez, presidenta de la Asociación Primatológica Colombiana (APC), enfrentan amenazas como “la destrucción de hábitat, debido a cultivos o ganadería. También por la expansión de la infraestructura vial”. ¿La razón? Las vías dividen los bosques.
Para decirlo en cifras, el 42 % de las 38 especies de primates que hay en Colombia están en riesgo de extinción por la pérdida de bosques que generan todas estas actividades; además, las vías funcionan como incentivos para que esto siga ocurriendo: facilitan el acceso a zonas alejadas y disminuyen los costos de transporte. (Puede leer: Salvar al manatí, una idea que unió a empresarios, campesinos, científicos y Estado)
Según explica Noguera, hay especies de primates que viven en manadas y necesitan grandes extensiones de bosque para su movilidad. Cuando se desconectan las porciones de bosque por las que se movilizan, se ven obligados a desplazarse y se pierde la distribución de la especie en esa porción de territorio. Como pasa con las especies de los titís, que viven en familias de unos seis individuos. En este caso, dice, cualquier pérdida de bosque puede ser fatal.
“Lo que hace esto es atravesar las matrices de bosque en donde están las poblaciones silvestres y rompe la continuidad del sistema. Un grupo puede quedar aislado por una carretera, algo que reduce su área disponible para moverse y disminuye la posibilidad de migrar”, agrega Ramírez. Además, por la cercanía a la vía, también quedan más expuestos a atropellamientos.
Las especies más afectadas
Para saber dónde están los primates, los investigadores utilizaron el primer Atlas de biodiversidad de primates, publicado en 2019 por el Instituto Humboldt, que se actualiza con la información de cada especie cuando se conocen nuevas investigaciones. En estos mapas está la distribución geográfica de las 38 especies de primates que hay en Colombia, el tipo de ecosistemas en los que se encuentran y las amenazas causadas por los humanos a cada una.
También hicieron mapas con la información del Ministerio de Transporte para ubicar cada una de las carreteras de Colombia. Luego, con el apoyo de Ana Ceia-Hasse, investigadora del Centro de Estudios Geográficos de la Universidad de Lisboa, de Portugal, solaparon los mapas para identificar puntos calientes, que son los lugares donde se cruzan nuevas vías con áreas de distribución de especies.
“La diferencia aquí es que también usamos información biológica de las especies. Además de la distribución, también queremos saber el tamaño de sus camadas y cada cuánto se reproducen”, explica Ceia-Hasse.
La investigación tuvo en cuenta qué tanto se mueven de un lugar a otro estos animales y si se mantienen durante largos períodos en manada o no, para determinar qué tanto se ven obligados a cruzar una carretera o a estar cerca de estas.
En sitios en donde no hay carreteras, como donde vive el mico de noche de Humboldt (Aotus trivirgatus), que solo se encuentra en una pequeña porción de bosque de Guainía, quizás estos animales no enfrenten ningún problema relacionado con sus hábitos de movilidad y vida en manada. Pero, según Ceia-Hasse, “si hay un primate con un área de distribución muy pequeña en la que hay muchas carreteras, entonces tenemos un problema”.
Es el caso del mico maicero cariblanco (Cebus versicolor), el mico de noche caribeño (Aotus griseimembra), la marimonda del Magdalena (Ateles hybridus), el tití gris (Saguinus leucopus) y el tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), que viven entre el Caribe y la región Andina, que son los más afectados por la exposición a las vías, indicó la investigación.
Además de la pérdida de hábitat, las carreteras también hacen que estos animales estén más cerca de las personas. Por eso, quedan más expuestos a ser cazados o a tener contacto con gente, algo que afecta su vida silvestre.
¿Cómo resolver el problema?
La investigación proyecta que se construirán de 3 a 4,7 millones de kilómetros en carreteras para 2050, un incremento del 60 % con respecto a la red vial de 2010. La mayoría de ese crecimiento estará centrado en los países en desarrollo, como Colombia.
Para Noguera, es claro que se necesitan más vías para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales, la conectividad entre las ciudades y potenciar el desarrollo económico del país. “No podemos satanizar las vías. Lo interesante es que, si aumenta la infraestructura, también se incrementarán las tasas de pérdida de hábitat y extinción local de especies”, dijo.
Una solución que plantean es que el Estado empiece a planificar mejor el trazado de las vías. Para esto es importante tener asesoría científica para determinar por dónde se puede atravesar un bosque causando el menor daño posible a las especies. “Las tasas también deben ser reducidas desde las actividades de compensación o reducción de impacto que hagan los consorcios y que pidan las agencias ambientales al autorizar la obra”, apunta Noguera.
Ramírez coincide en que “es clave que eso se haga con un poco más de rigor. Muchas veces, cuando uno revisa los estudios de impacto ambiental, son unos documentos que dan mucha tristeza. Son estudios en los que fueron tres días al sitio de campo, hicieron un somero inventario de las especies y ya. A partir de eso establecieron un concepto”. (Le puede interesar: Talan árbol de ‘Robin Hood’, el más famoso de Reino Unido)
La conservación de primates, añade la presidenta de la APC, no solo es crucial por el mantenimiento de sus especies; se trata de animales que dispersan semillas, controlan algunas plagas y ayudan a mantener la diversidad de los bosques tropicales. “Son polinizadores”, añade. “A veces se nos olvida que ellos están generando la comida para nosotros”.
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