Producción de palma aceitera pondría en riesgo la biodiversidad de África y América Latina
Un equipo de investigadores, dirigido por la Universidad de York, calculó los impactos de la producción de la palma de aceite en ecosistemas estratégicos de Colombia, Bolivia, Guinea y Congo. Los investigadores piden mayores garantías y protección para los ecosistemas, pero no la prohibición de este importante alimento.
Un estudio, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, calculó los impactos que las plantaciones de palma de aceite podrían tener en algunos ecosistemas estratégicos de América Latina y África. Los investigadores concluyeron que un tercio de los vertebrados de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se verían afectados.
Entre los ecosistemas más afectados podrían estar los bosques secos y pastizales tropicales de los Llanos en Colombia, la sabana de Beni en el norte de Bolivia y las sabanas de Guinea y Congo en África occidental y central. (Le puede interesar En las grandes ciudades sobrevive un emblemático felino colombiano que podría desaparecer)
Para el estudio, los investigadores mapearon las áreas alrededor del mundo que están en riesgo por las nuevas plantaciones de palma de aceite. Como resultado, identificaron 167 millones de hectáreas que son potencialmente adecuadas para este cultivo, bajo los acuerdos de “deforestación cero” de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO); el 56 % son pastizales y bosques secos.
Según los investigadores, estos ecosistemas albergan una gran diversidad de especies y actúan como un importante almacén de carbono, pero tienen poca protección y alta demanda mundial para convertirse en tierras agrícolas. (Le puede interesar Desde 2018, menos colombianos se creen responsables de proteger la biodiversidad)
La coautora del estudio, la profesora Jane Hill del Departamento de Biología y el Centro Leverhulme para la Biodiversidad del Antropoceno de la Universidad de York, explica que este alimento tiene un rendimiento seis veces superior al de muchos aceites y es el sustento de millones de personas en los países tropicales. “En lugar de evitar o prohibir el aceite de palma, debemos garantizar políticas y gobernanza internacionales efectivas para proteger, no solo la selva tropical, sino también los pastizales tropicales y los bosques secos”, dijo Hill.
Desde 2018, muchas empresas de palma aceitera se han adherido a los compromisos de deforestación cero de la RSPO, lo que significa que no pueden expandir las plantaciones a la selva tropical o las turberas. Sin embargo, como explican los investigadores, no existen muchas políticas para el manejo responsable de estos cultivos en ecosistemas como los que señala el estudio. (Le puede interesar Presentan el primer mapa de la vegetación natural de Colombia, ¿para qué sirve?)
Susannah Fleiss, quien llevó a cabo el estudio mientras hacía su doctorado en la Universidad de York, explicó que “el desarrollo de estas plantaciones reemplazaría el hábitat existente, interrumpiendo la capacidad de las especies presentes para encontrar comida y agua, y afectando sus rutas de migración”. En la investigación resaltan animales de importancia internacional como el guacamayo de garganta azul en Bolivia, el pangolín gigante en el Congo y la rana cohete de Hellmich en Colombia.
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Un estudio, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, calculó los impactos que las plantaciones de palma de aceite podrían tener en algunos ecosistemas estratégicos de América Latina y África. Los investigadores concluyeron que un tercio de los vertebrados de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se verían afectados.
Entre los ecosistemas más afectados podrían estar los bosques secos y pastizales tropicales de los Llanos en Colombia, la sabana de Beni en el norte de Bolivia y las sabanas de Guinea y Congo en África occidental y central. (Le puede interesar En las grandes ciudades sobrevive un emblemático felino colombiano que podría desaparecer)
Para el estudio, los investigadores mapearon las áreas alrededor del mundo que están en riesgo por las nuevas plantaciones de palma de aceite. Como resultado, identificaron 167 millones de hectáreas que son potencialmente adecuadas para este cultivo, bajo los acuerdos de “deforestación cero” de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO); el 56 % son pastizales y bosques secos.
Según los investigadores, estos ecosistemas albergan una gran diversidad de especies y actúan como un importante almacén de carbono, pero tienen poca protección y alta demanda mundial para convertirse en tierras agrícolas. (Le puede interesar Desde 2018, menos colombianos se creen responsables de proteger la biodiversidad)
La coautora del estudio, la profesora Jane Hill del Departamento de Biología y el Centro Leverhulme para la Biodiversidad del Antropoceno de la Universidad de York, explica que este alimento tiene un rendimiento seis veces superior al de muchos aceites y es el sustento de millones de personas en los países tropicales. “En lugar de evitar o prohibir el aceite de palma, debemos garantizar políticas y gobernanza internacionales efectivas para proteger, no solo la selva tropical, sino también los pastizales tropicales y los bosques secos”, dijo Hill.
Desde 2018, muchas empresas de palma aceitera se han adherido a los compromisos de deforestación cero de la RSPO, lo que significa que no pueden expandir las plantaciones a la selva tropical o las turberas. Sin embargo, como explican los investigadores, no existen muchas políticas para el manejo responsable de estos cultivos en ecosistemas como los que señala el estudio. (Le puede interesar Presentan el primer mapa de la vegetación natural de Colombia, ¿para qué sirve?)
Susannah Fleiss, quien llevó a cabo el estudio mientras hacía su doctorado en la Universidad de York, explicó que “el desarrollo de estas plantaciones reemplazaría el hábitat existente, interrumpiendo la capacidad de las especies presentes para encontrar comida y agua, y afectando sus rutas de migración”. En la investigación resaltan animales de importancia internacional como el guacamayo de garganta azul en Bolivia, el pangolín gigante en el Congo y la rana cohete de Hellmich en Colombia.
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