Producir cuero con hongos, un reto posible, sostenible y renovable
El cuero tradicional está cada vez más cuestionado desde el punto de vista ético y medioambiental, por la deforestación que causa el pastoreo, las emisiones de gases de efecto invernadero o el uso de sustancias peligrosas para el procesamiento de la piel en el proceso de curtido.
Por distintas razones, el cuero tradicional que se obtiene de los animales, y el sintético, fabricado con sustancias químicas derivadas de los combustibles fósiles, son productos que tienen los días contados. Hoy un estudio realizado por químicos de materiales demuestra que a partir de hongos se puede generar cuero “sostenible y renovable”.
El estudio, dirigido por los químicos Alexander Bismarck y Mitchell Jones, de la Universidad de Viena y publicado en la revista Nature Sustainability demuestra “el considerable potencial” de los hongos para producir tejidos sustitutos del cuero tradicional y artificial.
El cuero tradicional, un subproducto de la industria ganadera, está cada vez más cuestionado desde el punto de vista ético y medioambiental, por la deforestación que causa el pastoreo, las emisiones de gases de efecto invernadero o el uso de sustancias peligrosas para el procesamiento de la piel en el proceso de curtido.
A su vez, el cuero sintético, hecho a partir de polímeros de plástico como el cloruro de polivinilo (PVC) o el poliuretano (PU) también depende de las sustancias químicas derivadas de los combustibles fósiles.
“Es en este contexto donde entran en juego los materiales similares al cuero procedentes de los hongos, que, en general, son neutros en cuanto al CO2 y biodegradables al final de su vida útil”, explica Alexander Bismarck de la Facultad de Química de la Universidad de Viena y profesor del Imperial College de Londres.
Serrín para producir micelio fúngico
Los sustitutos del cuero se pueden producir a partir de los hongos que crecen en los subproductos agrícolas y forestales como el serrín, un material perfecto para el crecimiento del micelio fúngico (las filamentos que forman la parte vegetativa de un hongo).
En solo dos semanas, la biomasa fúngica se puede cosechar y tratar física y químicamente para obtener, como resultado, “unas hojas parecidas al cuero y con propiedades materiales y táctiles comparables”, afirma Bismarck.
De hecho, ya existen empresas de biotecnología que comercializan materiales derivados de hongos que sustituyen al cuero y que son completamente biodegradables.
En este artículo de revisión, los científicos presentan una visión general de los primeros desarrollos y comercialización de los sustitutos del cuero derivados de los hongos y constatan que uno de los mayores retos en la producción de estos materiales sigue siendo conseguir alfombras de micelio homogéneas y consistentes, “que presenten un crecimiento uniforme y un grosor, color y propiedades mecánicas consistentes”.
“Los hongos como materia prima para sustitutos del cuero constituyen una alternativa rentable, social y ambientalmente sólida al cuero bovino y sintético, y son de particular interés para los consumidores y empresas conscientes de la sostenibilidad, así como para la comunidad vegana”, defienden los investigadores.
A su juicio, “los avances sustanciales en esta tecnología y el creciente número de empresas que están produciendo alternativas de cuero basadas en hongos y biomasa sugieren que este nuevo material desempeñará un papel considerable en el futuro de los tejidos ética y ambientalmente responsables”.
Por distintas razones, el cuero tradicional que se obtiene de los animales, y el sintético, fabricado con sustancias químicas derivadas de los combustibles fósiles, son productos que tienen los días contados. Hoy un estudio realizado por químicos de materiales demuestra que a partir de hongos se puede generar cuero “sostenible y renovable”.
El estudio, dirigido por los químicos Alexander Bismarck y Mitchell Jones, de la Universidad de Viena y publicado en la revista Nature Sustainability demuestra “el considerable potencial” de los hongos para producir tejidos sustitutos del cuero tradicional y artificial.
El cuero tradicional, un subproducto de la industria ganadera, está cada vez más cuestionado desde el punto de vista ético y medioambiental, por la deforestación que causa el pastoreo, las emisiones de gases de efecto invernadero o el uso de sustancias peligrosas para el procesamiento de la piel en el proceso de curtido.
A su vez, el cuero sintético, hecho a partir de polímeros de plástico como el cloruro de polivinilo (PVC) o el poliuretano (PU) también depende de las sustancias químicas derivadas de los combustibles fósiles.
“Es en este contexto donde entran en juego los materiales similares al cuero procedentes de los hongos, que, en general, son neutros en cuanto al CO2 y biodegradables al final de su vida útil”, explica Alexander Bismarck de la Facultad de Química de la Universidad de Viena y profesor del Imperial College de Londres.
Serrín para producir micelio fúngico
Los sustitutos del cuero se pueden producir a partir de los hongos que crecen en los subproductos agrícolas y forestales como el serrín, un material perfecto para el crecimiento del micelio fúngico (las filamentos que forman la parte vegetativa de un hongo).
En solo dos semanas, la biomasa fúngica se puede cosechar y tratar física y químicamente para obtener, como resultado, “unas hojas parecidas al cuero y con propiedades materiales y táctiles comparables”, afirma Bismarck.
De hecho, ya existen empresas de biotecnología que comercializan materiales derivados de hongos que sustituyen al cuero y que son completamente biodegradables.
En este artículo de revisión, los científicos presentan una visión general de los primeros desarrollos y comercialización de los sustitutos del cuero derivados de los hongos y constatan que uno de los mayores retos en la producción de estos materiales sigue siendo conseguir alfombras de micelio homogéneas y consistentes, “que presenten un crecimiento uniforme y un grosor, color y propiedades mecánicas consistentes”.
“Los hongos como materia prima para sustitutos del cuero constituyen una alternativa rentable, social y ambientalmente sólida al cuero bovino y sintético, y son de particular interés para los consumidores y empresas conscientes de la sostenibilidad, así como para la comunidad vegana”, defienden los investigadores.
A su juicio, “los avances sustanciales en esta tecnología y el creciente número de empresas que están produciendo alternativas de cuero basadas en hongos y biomasa sugieren que este nuevo material desempeñará un papel considerable en el futuro de los tejidos ética y ambientalmente responsables”.