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Durante las últimas semanas, la discusión en torno a las tarifas de energía en el país se ha tomado los espacios de discusión en redes sociales y medios de comunicación. El presidente Gustavo Petro cuestionó el aumento del 25.9% en el servicio de electricidad, mientras que el Ministerio de Minas y Energía tildó el incremento de las tarifas de energía eléctrica como “desmedido”.
Antes de que se termine el año, los bolsillos de los colombianos podrán descansar un poco; Minminas prometió que las tarifas de electricidad bajarán en noviembre. Pero, ¿qué pasará en algunos años con el precio de la energía? En una entrevista con el diario El Colombiano, el director de la Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme), Christian Jaramillo, dijo que la integración de fuentes de energía renovable no convencional, como los parques eólicos en La Guajira, es necesaria para que los precios bajen.
Entonces, ¿qué cambios traerían estas energías a los precios de la electricidad? ¿Es cierto que bajarían las tarifas? No hay una sola respuesta a estas preguntas, y dependen, en gran parte, de varias cosas que pasarán durante los próximos años. Sin embargo, hay varios puntos en los que expertos en transición energética están de acuerdo. (También puede leer: ¿Puede Colombia tener electricidad 100 % renovable para 2030?)
Primero, es cierto que, hoy en día, las energías renovables no convencionales son más baratas de producir que los combustibles fósiles. El año pasado, por ejemplo, la Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena por sus siglas en inglés) encontró que casi dos tercios de toda la energía renovable que se instaló durante 2021 tuvo costos más bajos que la opción más barata de carbón en países desarrollados.
Santiago Ortega, ingeniero civil y experto en energías renovables, indica que lo que cuesta, más que nada, es la inversión inicial, pero que, una vez se empieza a generar energía, las renovables son muy competitivas. “El viento y sol están ahí, mientras que producir energía con carbón, gas o petróleo sí cuesta”, dice.
Las renovables también se han abaratado a un ritmo muy rápido. Por ejemplo, Irena indica que, entre 2010 y 2019, los costos de la energía solar cayeron en un 82%. Esto, explica Felipe Corral, investigador de transición energética de la Universidad Técnica de Berlín, se debe a la curva de aprendizaje en la manufacturación y el mejoramiento tecnológico. Giovanni Pabón, director del área de Energía de Transforma, lo asimila al proceso del internet. “Con la expansión de las redes de fibra óptica, tenemos un mejor internet y más barato. Ocurre algo parecido con las energías renovables, que tienen hoy una producción más eficiente”. (Le puede interesar: ¿Impulsar el gas o no? Discusión clave en el gobierno Petro)
En ese sentido, Pabón dice que se esperaría que, a medida que más fuentes renovables entran a la matriz eléctrica del país, habría un precio menor de la energía. El recibo de electricidad que llega a nuestras casas cobra varias cosas, que técnicamente se llaman: generación, distribución, transmisión, comercialización, pérdidas y restricciones.
Lo que nos interesa con más energías renovables, principalmente, el costo de generación, que disminuiría. ¿Cuánto? Eso ya depende de muchos otros factores. Isaac Dyner, decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Ingeniería de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, dice que Uruguay es un ejemplo para imaginar un posible futuro. “Uruguay es 100% renovable, la caída de precios de la electricidad ha sido entre el 20 y 30%. Es innegable que las renovables son más baratas, y no son manipulables. Es decir, no hay manera de guardar un poco de la energía para después venderla más cara”, explica.
Esta probable caída del precio, sin embargo, tiene muchos peros. Por una parte, en Colombia la demanda de energía ha ido creciendo durante los últimos 15 años, pero la oferta está “muy atrasada”, indica Ortega. Hay varios ejemplos de esto, empezando por Hidroituango, que se preveía que estuviera listo en 2018. Las líneas de transmisión de energía en La Guaijra, vitales para conectar los proyectos eólicos que se realizarán en ese departamento, también están retrasadas. ¿Qué tiene que ver esto con el costo de la energía? (Le puede interesar: Más de 80 parlamentarios del mundo apoyan transición energética de Colombia)
“Cuando hay mucha generación de energía, pero no tenemos suficientes líneas de transmisión, eso va a hacer que se deban prender centrales térmicas para enfrentar la situación. Esto, a su vez, aumentaría el costo de restricciones dentro de la tarifa de energía”, explica Ortega.
Por otra parte, Pabón dice que tienen que confluir varias cosas desde el rol del Estado y de las empresas. El gobierno colombiano debe incentivar cada vez más la entrada de proyectos renovables y mantener incentivos para ellos, como los beneficios tributarios. También, se deben entrar a hacer más procesos de expansión de la red de transmisión. “Este es un proceso que se hace por señal del gobierno y los que lo realizan son los privados”, explica Pabón. “El gobierno debe planear en dónde hay más apetito para expandir redes que soporten la nueva generación renovable”.
Otro proceso que debe contar con la colaboración público-privada tiene que ver con el relacionamiento con las comunidades que viven en zonas de proyectos de energías renovables, como La Guajira. “Este gobierno, específicamente, creo que tiene la posibilidad de tener legitimidad frente a las comunidades, por lo que puede acompañar a los privados que quieran hacer los proyectos, para llegar con una oferta integral, y generar un diálogo con las comunidades”, dice Pabón. Con esto se refiere también a que se debería pensar en planes regionales, para organizar cómo se están presentando y concertando estas iniciativas en el país. (Le recomendamos: Petro y su transición energética: lo que debe hacer en sus primeros 100 días)
En algo que coinciden Corral, Dyner y Ortega es que los paneles solares para el uso de empresas y residencias son una buena oportunidad para bajar las tarifas de energía. “Cuando yo genero energía en mi techo, no estoy pagando transmisión, ni distribución, ni pérdidas, por lo que esta energía me puede salir por la mitad del precio”, explica Ortega.
En el país, destaca Corral, sí hay un potencial de instalación de estos techos de usuarios residenciales, comerciales o industriales. Un estudio publicado el año pasado, y realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep por sus siglas en inglés), concluyó que Colombia presenta condiciones de mercado “muy favorables” para la instalación de estos techos, entre otras razones, por tener un recurso solar abundante y un marco regulatorio con reglas claras.
Potencialmente, además, las condiciones técnicas y económicas del país permitirían instalar 7.4 gigavatios, “es decir, más o menos, tres veces la capacidad de Hidroituango”, indica Corral.