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Desde este lunes (25 de noviembre) y hasta el próximo domingo (1º de diciembre), en Busan, Corea del Sur, se lleva a cabo la quinta reunión del Comité Intergubernamental de Negociación, que está encargado de crear un tratado internacional sobre la contaminación por plásticos.
Se espera que de la reunión se obtenga como resultado el texto final del tratado, que es jurídicamente vinculante y que busca finalizar la contaminación por plásticos en el mundo, incluyendo al medio marino. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), destacó que, con más de 3.800 participantes, incluyendo los representantes de 170 países y más de 600 organizaciones observadoras, este es el periodo de sesiones con mayor participación.
Sin embargo, un análisis del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL, por sus siglas en inglés), lanzado este miércoles (27 de noviembre), denunció que 220 grupos de presión de la industria química y de los combustibles fósiles se registraron para participar de la sesión.
Esta es la cifra más alta en cualquier negociación para el tratado sobre los plásticos, dice el Centro, que agrega que en la cuarta ronda de negociaciones, celebrada en Ottawa (Canadá), se registraron 196 lobistas. Para dimensionar la presencia de estos grupos, el CIEL lo compara con las delegaciones oficiales de los países.
Por número, señala el documento, los grupos de presión serían la delegación más numerosa, superando a los 140 representantes que tiene el país anfitrión. También son más numerosos si se les compara con las delegaciones de la Unión Europea (191), los representantes de los Pequeños Estados Insulares del Pacífico (89) y que los 165 delegados de América Latina y el Caribe.
En las delegaciones nacionales también se identificaron 16 grupos de presión, varios de ellos de China, República Dominicana, Egipto, Finlandia, Irán, Kazajistán y Malasia. Dow y ExxonMobil fueron las empresas mejor representadas “con numerosos grupos de presión que asistieron a las conversaciones”, apunta el análisis.
Con cada ronda de negociaciones, denuncia el CIEL, “hemos visto aumentar el número de grupos de presión de la industria de los combustibles fósiles y la petroquímica, pero los esfuerzos por influir en el futuro tratado van mucho más allá de las propias negociaciones”. Según el informe, los lobistas intimidan a los científicos independientes y presionan a los países para que sustituyan a expertos técnicos por personas más favorables a la industria.
“Lo que está ocurriendo en las negociaciones del tratado sobre el plástico no es muy distinto de lo que hemos observado en las recientes negociaciones sobre la diversidad biológica y el clima. Una vez más, los actores favorables a la industria están trabajando para infiltrarse en el proceso y retrasar el progreso sustantivo”, concluyó la organización.
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