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Réquiem por la Colombia Anfibia

Las acciones de política pública en los últimos años y gobiernos han ido en franco retroceso, ante una deuda histórica que tenemos con los humedales.

Sandra P. Vilardy Q.
26 de octubre de 2021 - 07:10 p. m.
Somos un país en donde por lo menos el 27% del territorio está determinado por la capacidad de almacenar agua de manera permanente o temporal.
Somos un país en donde por lo menos el 27% del territorio está determinado por la capacidad de almacenar agua de manera permanente o temporal.
Foto: Archivo particular
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Por: Sandra P. Vilardy Q., profesora Universidad de Los Andes y directora Parques Nacionales Cómo Vamos

La insistencia en invisibilizar los humedales en Colombia no tiene explicación. Somos un país en donde por lo menos el 27% del territorio está determinado por la capacidad de almacenar agua de manera permanente o temporal, ya sea por aporte de la interceptación del vapor de agua en los páramos, por el afloramiento de aguas subterráneas, por la alimentación de ríos y lluvias, por la interacción con el mar o como sucede en muchos casos por la interacción de varias de estas fuentes.

Almacenar agua de manera natural debería ser una de las principales funciones a proteger ante la crisis climática, ya que el ciclo del agua será uno de los procesos más afectados por el calentamiento global. Sin embargo las acciones de política pública en los últimos años y gobiernos han ido en franco retroceso, ante una deuda histórica que tenemos con los humedales, pero sobre todo ante la necesidad de tenerlos como una de las principales herramientas para enfrentar la crisis climática. La deuda histórica está asociada con la desecación inducida para volver “tierras productivas” cientos de miles de hectáreas de humedales, que regulaban y aportaban agua a procesos ecológicos y productivos. Recordemos que aun hoy las políticas agropecuarias mantienen incentivos para la adecuación de tierras, que no es otra cosa que desecar humedales, ¿cómo es posible que llevemos décadas en esta incongruencia con políticas ambientales que intentan protegen los humedales y por otro lado se otorguen recursos públicos para desecarlos?

Con la creación del Ministerio de Ambienta hace ya casi 30 años, los humedales encontraron un respaldo institucional importante y a finales de los 90s habíamos declarado nuestro primer humedal de importancia internacional, en el 2002 se elaboró la Política Nacional para Humedales interiores de Colombia, a partir de ahí se desarrollaron varias normas para elaborar planes de manejo y se crearon instancias como el Comité Nacional de Humedales para imprimir con participación regional y multisectorial las decisiones sobre un activo que empezaba a ser comprendido como parte fundamental de nuestra megadiversidad biológica.

Hoy podemos decir que el primer humedal declarado hace más de 20 años de importancia internacional por la convención Ramsar, la Ciénaga Grande de Santa Marta, no tiene aún adoptado su plan de manejo, el Comité Nacional de humedales no se ha reunido en los últimos 6 años y se está actualizando la Política Nacional para humedales, ante una dominante y renovada intención de concebir el agua principalmente como recurso hídrico (la que llevamos por tuberías, desviamos y controlamos con diques), invisibilizamos el agua que se infiltra y mantiene en el suelo la posibilidad de descomposición, la que evapotranspiran nuestros bosques y regula el clima, la que mantiene los procesos de la vida. Mientras tanto los tribunales siguen recibiendo demandas, acciones populares y diversos mecanismos jurídicos asociados a la defensa de los humedales por parte de la sociedad civil, mientras que las investigaciones que se encuentran en la Contraloría y la Procuraduría avanzan en lo técnico, pero se quedan frenadas al momento de fallar.

La realidad institucional no contribuye con optimismo, en la recién radicada Ley del clima solo se mencionan en dos ocasiones a los humedales a pesar de ser un ecosistema que fija grandes cantidades de carbono en algunos casos más que los bosques y en la actualidad solo el 7,6% de la superficie de humedales se encuentran protegidos en alguna categoría del sistema nacional de parques naturales. Pero no es por falta de recursos financieros, hay acciones e Inversiones en los humedales, son miles de millones invertidos anualmente para dragar, impermeabilizar, hacer muros y diques, sin una visión ecohidrológica ni de adaptación climática; tenemos como ejemplo los contratos por 80 mil millones de pesos para dragar e impermeabilizar la red de caños y humedales en la Ciénaga Grande de Santa Marta durante un año; o el anuncio de 2,5 billones de pesos para hacer diques para dar la “solución definitiva” para La Mojana. Estas señales nos muestran que estamos ad portas de hacer un réquiem por esta Colombia Anfibia tan invisibilizada y subvalorada como su cultura y su gente. Necesitamos retomar el diálogo técnico y político, poner a los humedales en el mismo lugar de importancia que los bosques, necesitamos con la urgencia de la emergencia climática humedales funcionales para enfrentar la crisis climática.

Por Sandra P. Vilardy Q.

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